“La historia de México es la del hombre que busca su filiación, su origen. Sucesivamente afrancesado, hispanista, indigenista, ‘pocho’, cruza la historia como un cometa de jade que de vez en cuando relampaguea. En su excéntrica carrera, ¿qué persigue? Va tras su catástrofe: quiere volver a ser sol, volver al centro de vida de donde un día –¿en la conquista o en la Independencia?– fue desprendido. Nuestra soledad tiene las mismas raíces que el sentimiento religioso. Es una orfandad, una oscura conciencia de que hemos sido arrancados del todo y una ardiente búsqueda: una fuga y un regreso, tentativa por restablecer los lazos que nos unían a la creación”. Octavio Paz, El laberinto de la soledad.
¿Qué le resta al hombre de su dominio absoluto, sino la sombra de lo que ha sido? Esta parece ser la pregunta inconsciente del poeta a lo largo de “México en la obra de Octavio Paz”. Melodía, canto y poesía lo que fuimos, somos y seremos;
“Las ideas se disipan en la palabra del pensador:
quedan los espectros
verdad de lo vivido y padecido
Queda un sabor casi vacío
el tiempo
olvido compartido
al fin transfigurado
en la memoria y sus encarnaciones
Queda el tiempo hecho cuero repartido: lenguaje”.
Octavio Paz crea y recrea la vida mexicana, desde antes de la llegada de los españoles. Tiempo y espacio hechos lenguaje. Palabra que es símbolo y adquiere significado de acuerdo con el contexto en que se aparece y varía con el tiempo y los espacios. Teatro dinámico, en que el vestuario, mobiliario, fascies y andares, ambientes de la época, musicalización y lenguajes, determinan la interpretación de la personalidad de los actores: la hermenéutica sicoanalítica.
La palabra en Paz es un ritmo que recoge ideas de éste y otros siglos, traducidas en obras de arte integrando Oriente y Occidente y filosofías diseminadas aquí y allá. Fragmentos de cristal hechos miles de pedazos vueltos poseía. Labor ambiciosa que sólo el talento de Paz pudo llevar a cabo.
“El canto mexicano estalla en un carajo,
estrella de colores que se apaga
piedra que nos cierra las puertas del contacto
sobre la tierra o tierra envejecida”.
La descripción de los personajes reales o ficticios, obedece, a su vez a un escenario, dinámico, vivo, que busca la comunicación con otro, confirmador de la observación desde dentro del afuera, coincida o no con la suya. Si el contacto es diferente, la percepción del otro y su interpretación será diferente y el significado diverso.
Octavio Paz, búsqueda de la palabra del otro, sentimiento musical, nativo o cultivado que llena su obra de una íntima y lejana melodía, que da secuencia y alumbra tanto las partes que son claridad, como las que son misterio de nuestra historia. Tratar de fusionar raíces, “árbol adentro”, desde las entrañas. El pasado azteca, la conquista y la Colonia como nación independiente. Los antiguos usos y costumbres en el olvido, son actuales; tradiciones que se rompen y aparecen. Prosa ritmo medida del tiempo que contempla inevitables revoluciones y transformaciones, animadas de nuevo espíritu, que le presta, revestida de nuevas formas, la palabra al poeta:
“Hoy estoy vivo y sin nostalgia
la noche fluye
la ciudad fluye
yo escribo sobre lapágina que fluye
transcurso con las palabras que transcurren
conmigo no empezó el mundo
no ha de acabar conmigo”.
Poesía en verso y prosa, apenas perceptible, que escribe internamente desde la sangre en la pintura, arquitectura, escultura, literatura, filosofía, política, economía o en historia. Melodía intensamente repetitiva que da ritmo a letras creadoras que abren puertas del lenguaje hacia lo desconocido y no se sabe dónde nacen y dan a la obra pasión y belleza y llevan al lector a seguirlo en íntima comunión, discerniendo lo verdadero de lo falso, desde el lenguaje, que une nuestro ser a su entorno.
El poeta canta su origen:
“Mi abuelo al tomar el café
me hablaba de Juárez y Porfirio
los suavos y los plateados
y el mantel olía a pólvora
Mi padre al tomar la copa
me hablaba de Zapata y Villa
Soto y Gama y los Flores Magón
y el mantel olía a pólvora
yo me quedó callado
¿De quién podría hablar?”
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2014/04/04/opinion/a07a1cul
4 de abril de 2014