Volver a lo real

“Mirar trabajar a un jardinero día tras día a veces nos enseña mucho más que leer interminables libros de filosofía”…’

El filósofo francés Michel Onfray sostiene que en Cosmos confluyen, como ríos, sus obras anteriores. Y quienes lo hayan seguido podrán certificar que es efectivamente el mismo rebelde de los cinco volúmenes de Contrahistoria de la Filosofía, de Filosofar como un perro, y del Tratado de Ateología, entre otros muchos.


En efecto, el autor persiste, cada vez con más ahínco, en rechazar de plano la filosofía occidental, que ha puesto las ideas por encima de la realidad, que pone el logos en el papel protagónico y deja de lado el mensaje directo e inspirador de la naturaleza tal cual se presenta ante nuestros ojos. “Mirar trabajar a un jardinero día tras día a veces nos enseña mucho más que leer interminables libros de filosofía”, sostiene. Y anuncia que este volumen es la primera entrega de su proyecto Breve Enciclopedia del Mundo, que abarca al menos dos tomos más, titulados Decadencia y Sabiduría.

El subtítulo es tan despedidor que los editores lo suprimieron en la versión francesa. Pero no hay que asustarse: Onfray propone simplemente regresar a lo que él llama una filosofía “popular”, de la realidad, una ética no moralista por fuera de los muros de las academias y de las sinagogas, de las catedrales y de las mezquitas. Y quiere salirse del molde de los filósofos convencionales hasta en eso de preocuparse por el lector, a quien conduce por sus páginas con una prosa de emoción contagiante.

Con su ontología materialista nos propone recuperar a la naturaleza, y no a su hipotético creador, como referente de nuestra existencia. A volver a escuchar sus mensajes, a regirnos por sus ritmos, a maravillarnos con sus misterios, a sentirnos parte, así sea insignificante, de ese universo infinito. Y, sobre todo, a hacerlo como los pueblos primitivos, sin esas ataduras que representan la filosofía griega y las tres religiones monoteístas o del libro, que nos alejaron del cosmos y nos introdujeron en un mundo de ideas abstractas, la primera, y de mitologías insostenibles, las segundas.

Como dice el autor, su libro es un pentagrama: cinco partes cuya secuencia, sin embargo, no resulta tan fácil de entender. En la primera, El tiempo. Una forma a priori de lo vivo, desdeña a los filósofos que pretenden definirlo y mientras reivindica los tiempos virgilianos, los ciclos naturales, las estaciones, el día y la noche, deplora el tiempo nihilista actual, constituido por instantes inasibles, desconectados de sus lazos con el pasado y con el futuro.

En la segunda parte, La fuerza de la vida, por el camino de ejemplos como el del Sipo Matador, una liana tropical que trepa los árboles en busca de la luz aunque les cause la muerte, muestra a una naturaleza más allá del bien y del mal. Luego, en El animal, un álter ego desemejante, Onfray aboca las relaciones de los hombres con los demás animales, desnaturalizadas desde que la Biblia les otorgó a los primeros el derecho de disponer de los segundos como a bien tuvieran. Pero ¿dejar de comerlos? En últimas, dice, el universo vegano a largo plazo significaría la muerte de la especie humana.

En la cuarta, El Cosmos. Una ética del universo arrugado, contrapone el firmamento que escrutaban los hombres primitivos (y los astrónomos actuales) frente al cielo cristiano, poblado no de astros sino de ángeles, tronos y potencias… so pena de la hoguera para quien se atreviera a cuestionarlo. Y en la última, Lo sublime. La experiencia de la vastedad, contrapone el arte cristiano, necesario y determinante para concretar sus ficciones, con el de naturalistas como Caspar Friedrich. Y concluye acercándose a la música, “lo más cerca que podemos estar de la energía creadora”.

Levantar la cabeza del libro, volver a lo real, encantarse con la naturaleza, recibir de buen grado sus lecciones, entender la muerte como parte de ese discurrir interminable: todo concreto, nada intangible. Esa es la propuesta de Onfray, con quien se puede estar en desacuerdo, pero nunca indiferente.

Fuente: http://www.revistaarcadia.com/opinion/critica/articulo/critica-mauricio-saenz-michel-onfray-cosmos-ontologia-materialismo-no-ficcion/53510

2 de septiembre de 2016.

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