Cuando Sócrates bebió la cicuta que le impusieron por condena, Platón no estaba presente, lo que no evitó que en el tercer volumen del Fedón reconstruyera el suceso a partir de lo que le contaron los que presenciaron aquella muerte en el año 399 a.C. El texto de Platón es el único de los 153 que comprende Reportajes de la Historia. Relatos de testigos directos sobre hechos ocurridos en 26 siglos que no está escrito por un testimonio directo. Un requisito que sí que siguen el resto de narraciones compiladas por Martín y Borja de Riquer, autores de un libro único y monumental, editado por Acantilado. Ambos consideran que lo bien escrito que está el episodio de Platón justifica tal excepción.
El historiador Borja de Riquer, uno de los compiladores de esta monumental obra. – Mª Ángeles Torres
La obra, de 3.000 páginas (divididas en dos volúmenes), recorre todos los continentes y abarcan 26 siglos de la humanidad, concretamente desde el verano del año 430 a.C, cuando una epidemia asoló Atenas, hasta el 2003, momento en que el presidente George Bush declaró la guerra a Irak.
“Que quede claro que damos una visión parcial de los hechos. Sabemos que faltan cosas, pero todo tiene un límite y la selección responde a criterios literarios y explicativos”, aclaró Borja de Riquer ayer, durante la presentación del libro. “Mejor elegir a Charles Chaplin para que cuente la caza de brujas, que no leer a McCarthy”, añadió. Y aseguró que, a pesar de la cantidad ingente de documentos manejados, la tarea no les abrumó. La metodología seguida fue sencilla: primero eligieron los episodios, y después buscaron los mejores testimonios coetáneos de los hechos.
Una selección personal
La relevancia de los textos es diversa, y el lector se encuentra con la narración de la pasión de Jesucristo, pero también con el informe médico sobre la melancolía de Fernando VI. Todos ellos van encabezados por una breve introducción que sitúa al lector y en la que ambos historiadores han evitado meter baza sobre lo que escribieron aquellos cronistas, periodistas o los propios protagonistas del hecho como Julio César, que, según Borja de Riquer, tenía un estilo “muy militar”, o Cristóbal Colón, que ofreció un testimonio “un poco naif de su llegada a América. Su tono es el del navegante que hace de antropólogo, pero divierte ver cómo escondió a la tripulación lo lejos que estaban de España”.
Este historiador evita hacer un top ten de los textos seleccionados, pero asegura que “Churchill escribía muy bien y Wells y de Gaulle también; en cambio, Gorbachov escribe como si redactara un informe al comité central”. Riquer también cuenta que uno de los episodios más difíciles de recoger fue el del caso Watergate: “Bernstein y Woodward lo resolvieron con un libro de 50 páginas, pero nosotros lo teníamos que resolver con 30. Por eso ofrecemos casi el final del caso, con Nixon a la defensiva”.
Otra de las perlas es el reportaje que escribió Chateaubriand con motivo de una visita al general Washington en Filadelfia; la entrada en Marruecos de Alí Bey contada por él mismo; la fascinación que despertaron los hermanos Chang y Eng en París; o el bloqueo de Berlín narrado por el entonces periodista Willy Brandt.
Advertencia para los lectores, los autores hacen hincapié en recordar la parcialidad de algunos textos. Por esa razón, en algunos casos, han incluido dos o tres relatos de autores distintos sobre el mismo hecho, como ocurre con la Primera Guerra Mundial.
Por otro lado, los testimonios femeninos no abundan en la historia, pero el libro recoge el de Isabel Carlota, Princesa Palatina, sobre las cortes de Luis XIV y Luis XV, o el de Pilar de Baviera sobre la boda de Alfonso XIII. “La épica se aleja de la sensibilidad femenina”, afirmó ayer el editor Jaume Vallcorba, que también aparece en el libro como autor de un artículo sobre la caída del Muro de Berlín.
“Todas son historias que se saben. La gracia del libro es que ilustra hechos históricos concretos y conocidos”, apuntó Vallcorba. El editor asegura que la mejor manera de acercarse a estos Reportajes de la Historia es la de abrir el índice y dejarse seducir por el autor o contenido de cada episodio. “Es un libro para picotear que da total autonomía al lector”, apostilló.
Fuente: http://www.publico.es/culturas/350938/veintiseis-siglos-en-primera-persona
SPAIN. Barcelona. 10 de diciembre de 2010