Un ensayo fulmina la figura de Freud

Bajo la pretensión de edificar una ciencia, Sigmund Freud (1856-1939) erigió, en realidad, una construcción artística, una filosofía que ha ejercido enorme influencia en Occidente pero que tiene más que ver con la literatura y el pensamiento mágico que con un análisis del mundo que pueda ser universalmente compartido. Esa es, a grandes rasgos, la tesis nuclear del ensayo Freud. El crepúsculo de un ídolo (Taurus), que se puso a la venta el pasado viernes y que dibuja a un Freud megalómano y mentiroso, adicto a la cocaína durante diez años, con una relación insana con sus padres –y ya no digamos con su hija Anna– y “obsesionado en extender al mundo entero sus propias neurosis con el fin de hacerlas más digeribles”.


El libro –que llega a España precedido del debate que generó el año pasado en Francia– es obra del filósofo Michel Onfray (Argentan, 1959), conocido, sobre todo, por su Tratado de ateología (Anagrama / Edicions de 1984) de hace seis años, un inesperado superventas en el que reivindicaba un nuevo modo de ser ateo, positivo, hedonista y defensor de la vida terrena frente a todo tipo de trascendencia. Las críticas al psicoanálisis –cuya eficacia terapéutica Onfray equipara al efecto placebo– no son algo nuevo, existen casi desde que esta disciplina vio la luz y las han formulado, por ejemplo, autores como Wittgenstein, Popper o Sartre, pero sin duda la habilidad del ensayista normando como divulgador y agitador otorgan al tema una renovada actualidad.

Onfray establece los diez puntos clave del freudismo y les contrapone diez réplicas, que desarrolla a lo largo de las casi 500 páginas del volumen. Frente a la importancia que esta doctrina da a los lapsus, los actos fallidos y los sueños, por ejemplo, el autor sostiene que “es posible, en efecto, atribuir un sentido a estos sucesos, pero de ninguna manera desde una perspectiva estrictamente libidinal y edípica”. El psicoanálisis “procede, básicamente, de la biografía de su inventor y funciona a las mil maravillas para comprenderlo a él… y solo a él”. Freud, en efecto, sintió deseo sexual hacia su madre, un fuerte rechazo hacia su padre y tuvo deseos incestuosos y una situación familiar confusa, “con renuncia a la sexualidad conyugal incluida”. Sus teorías serían, así, “la extrapolación a la humanidad entera de nociones que a él sí le encajaban como un guante”, como el complejo de Edipo.

Asimismo, el retrato que haceOnfray de la relación de Freud con su hija Anna resulta estremecedor. “Desde los 13 o 14 años, la hace asistir a las reuniones de la Sociedad Psicoanalítica de Viena. Sorprende que un padre exponga a su joven hija a debates sobre la sexualidad anal, el incesto o las más oscuras perversiones sexuales”. Hay más: “Pese a la deontología definida por el propio Freud, que exhorta al psicoanalista a no tender jamás en su diván a allegados o familiares, él sometió a su hija Anna a análisis desde 1918 a 1922 y luego de 1924 a 1929, a razón de cinco o seis sesiones semanales. Es decir, que su propia hija le tenía que contar sus fantasías sexuales, sus angustias, su vida íntima… Freud contribuyó a crear los fantasmas de su hija, como el deseo de ser pegada por el padre, y se mostró con ella como alguien celoso, posesivo y tiránico, alejándola de los hombres. Anna terminó por ser lesbiana, y Freud, ni corto ni perezoso, tumbó en su diván… ¡a la compañera de su hija!”.

Lo peor, en cualquier caso, es la falta de deontología de Freud, según el relato de Onfray, quien detalla manipulaciones flagrantes de sus casos clínicos –a los que “curaba solo sobre el papel”–, destrucción de correspondencia, falsificación o directamente invención de casos… “Se trataba de que nada desmintiera sus teorías”. Onfray lo hace responsable del sufrimiento de mucha gente, así como de “dos muertes directas” de pacientes, entre ellas “la de un amigo suyo que se inyectó cocaína siguiendo sus indicaciones, lo que luego él, cobardemente, negaría”. Algunos ejemplos parecen, contados por Onfray y con la distancia que da el tiempo, ciertamente risibles: a una mujer que tiene un eccema alrededor de la boca le diagnostica que su padre la obligó a una felación de niña; a un paciente que tiene pánico a afeitarse y no consigue beber cerveza, le dice que ello debe de ser a causa de que, en su infancia, vio a su niñera sentada con las nalgas desnudas en un tazón de afeitar lleno de cerveza “para hacerse lamer a continuación” (“¡situación muy probable, en efecto!”, se divierte Onfray, que ve intolerable que “un terapeuta envíe a casa a todos sus pacientes con el diagnóstico de que la heterogeneidad de sus males depende de una sola y la misma causa: un trauma infantil debido a un abuso sexual”). El mismo Freud abandonaría este radicalismo por un tiempo pero Onfray lo atribuye a que “los pacientes empezaron a desertarle”.

Todo ayuda al dibujo que persigue el autor de este Freud…: desde sus coqueteos con el ocultismo y la telepatía hasta su adicción a la cocaína (“necesito mucha”, le escribe a un amigo) pasando por la avidez por el dinero y la ascensión social, que lo condujo, según Onfray, “a idear un método que le permitiera hacerse rico, solo apto para los burgueses adinerados”, pues llegó “a rechazar a los pacientes pobres, argumentando incluso que para ellos la enfermedad era preferible a su triste vida cotidiana, una especie de vía de escape”. Onfray ha calculado que Freud cobraba el equivalente a 415 euros por sesión. Cadasesión duraba una hora, y llegó a tener hasta diez diarias, “con lo que al final del día se embolsaba no menos de 3.300 euros, y hay que decir que en las sesiones de la tarde se dormía con frecuencia, lo que llegó a justificar como algo que no afectaba a la terapia”.

Los capítulos finales se consagran a mostrar por qué, en opinión del autor, el psicoanálisis no es un movimiento liberal o progresista, sino conservador, pues lo que ha hecho es, “bajo una capa emancipadora, someternos a una nueva religión secular, cuyos mandamientos, como sucede en las sectas, no son nunca demostrados sino que basan su validez en la palabra del hechicero. La izquierda, al menos en Francia, se cree todavía la leyenda de Freud como liberador, judío progresista, amigo de las mujeres… pero en realidad tuvo simpatías por los cesarismos políticos del siglo XX, como testimonia una dedicatoria extremadamente afectuosa que le hizo a Mussolini en 1933… Fue misógino y falócrata”. Las opiniones homófobas de Freud –quien también vio la masturbación como una patología– son traídas a colación por Onfray para redondear su retrato.
Fuente: http://www.lavanguardia.com/libros/20110509/54151565215/un-ensayo-fulmina-la-figura-de-freud.html

SPAIN. 9 de mayo de 2011

10 comentarios Un ensayo fulmina la figura de Freud

  1. Jaime Barrera Morales

    ¿Quien dijo que desde el punto de vista del sicoanálisis y el “síndrome edípico” este no se da también en el ámbito intelectual?
    Las “pulsiones” secundarias, pueden convertirse en verdaderas “con-pulsiones”, que ante una “traspolación” de la figura paterna, o para el caso sicoanalítico, una “sublimación”, por sustracción de materia (con quien enfrentarse, y “destruir”) por dominio exagerado de la figura paterna, por ausencia de ella, o simplemente por considerarse “superior intelectualmente” (ego deformado, de quien así actúa), esto puede llevar a un intelectual cualquiera a asumir “el deber de destruir”, lo similar o lo que puede considerar igual a su figura paterna: el libertinaje… “por confusión de principios”.
    Pero como este “deber” no surge espontáneamente, sino que normalmente para el ámbito intelectual (inteligente) el proceso “se libera” a partir de una “neurosis” acumulada a través de los años y que normalmente puede hacer “crisis” al acercarse el ocaso de la vida, es por ello que dicho proceso normalmente no está dirigido a quien ya no puede defenderse (Froid, por estar muerto, en este caso) sino que muy seguramente se dirige a alguien “que emocionalmente” fue quien condujo (a manera de la figura paterna) al conocimiento del mismo…
    Por lo demás, Froid “no debe ser considerado ningún santo”, por el contrario demasiado humano, al punto que se atrevió a “esculcar” el “guardado” que todos tenemos desde niños… ¿y porque no? …desde antes. La otra alternativa es “culpar al demonio”…
    De todas maneras no pueden negar los que “disfrutan” del artículo, cierto placer sensual…

    Cordial saludo.

    Reply
  2. ADOS

    maravillosamente dicho, y si, freud no es un santo de ninguna indole y, en todo caso, hacia falta, en aquellos tiempos, alguien que hablara de la sexualidad de manera profunda. sin mencionar q lacan, su eje central ya no es el sexo, pero no deja de carecer de gran importancia.

    Reply
  3. Verde

    Buenísimo, y comparto con Ados: ¿a quién ‘atacamos’ con este ‘ataque’? Si Freud se hizo voz de una época, ‘también’ -antes?- era un cuerpo, una persona. Fácil hablar con quien no puede defenderse, pero fácil también por eso desoir. Que se oiga, hoy, ahora. SI Freud estuviera vivo, -como todo productor muerto- tendríamos el triple de producción y reformulación, tal vez, no se sabe. Pero reformuló…. Ahora: si queremos bajar de un ondazo a un Dios, bienvenido sea. Ese lugar no le sienta bien a nadie, por donde sea que ese nadie quede.

    Reply
  4. quien6

    En un tiempo en donde había una gran represión y moralinas absurdas y no había recursos para tratar las enfermedades mentales, un “peor es nada” no estuvo mal.

    Pero aquí el punto es si Freud incurrió en fraude científico o no. Porque una cosa es que presentes las ideas como “especulaciones alrededor de” y otra cosa es que pretendas presentarlas como una CIENCIA (cuando en realidad es una pseudociencia).

    ¿Curó Freud al paciente Sergei ´Wolfman´ Pankejeff o no lo curó? Hasta el mismo paciente afirmó que no había sido curado (y de hecho, el paciente continuó con serios problemas mentales, como está documentado).
    Si yo digo que curé a alguien, cuando en realidad es falso…¿Acaso eso no es fraude científico?

    Me limito nomás a este punto, no es que suscriba a todo lo expresado en la nota sobre el libro.

    Reply
  5. quien6

    Desde el punto de vista científico, da lo mismo Franz Anton Mesmer y el ´magnetismo animal´ que Freud y su Psicoanálisis – ambos son pseudociencia. Si alguien se cura por sugestión creyendo en la astrología, pues que bueno también.

    Reply
  6. Jaime Barrera Morales

    Pretender que un error humano en la aplicación de un proceso científico sea la demostración de la falsedad de la ciencia como tal, es tan perverso como sugerir que “el lesbianismo” es causado por las enseñanzas de un padre a su hija.

    Si con “este tipo de filosofía” es que se pretende construir la sociedad del futuro, ya podemos estar seguros de lo que nos espera. Así es como que se puede entender a quienes predican que la solución a “la problemática del alma humana” sea vista desde la posibilidad de “drogar”, hacer cirugías que extraigan los distintos “órganos cerebrales” (centros de operación del cuerpo, como el centro del habla, o el de la memoria, por ejemplos), e implantar chips que contengan información acorde (“a conductas normales”), y demás “sandeces”; estos son los “métodos soñados” por quienes siguen considerando que el problema fundamental del ser humano es la vida… por lo que recurren a matarla (a si sea a pedazos…). (Y no se interprete esto como oposición a “una Ciencia”, que pueda “suministrar sustancias”… o “reparar partes” averiadas, o “instalar aditamentos” que permitan un correcto funcionamiento “mecánico” de cualquier cuerpo, incluido en él el cerebro…).

    Por lo demás, “creer que no existe un proceso interno” en cada ser humano, “construido como individualidad” a partir de las vivencias de cada quien, y motivados en las fuerzas naturales de la vida misma (Instintos), es otra mentira de “falsa filosofía” y de “falsa ciencia”, si es que hay alguna que lo sugiera así. Y esperar que todas “las conductas y formas de ser” deban tener el mismo desarrollo en todos (los seres humanos) es la cúspide del fascismo…

    Si la “razón” humana es la que nos hace diferentes, “por nuestra capacidad de abordar el mundo” ¿por qué tanto miedo a “razonar” nuestro interior mismo? Y si la razón y el símbolo (lenguaje) están íntimamente ligados en su desarrollo ¿Por qué no usarlo de esa manera en nuestro propio autoconocimiento?

    Claro, cuando se razona… siempre alguien sale perdiendo… pero cuando “la razón se ideologiza” disfrazada de “filosofía” (o verdad)… siempre han salido perdiendo pueblos, naciones y grupos humanos enteros, y claro, también, uno a uno sus miembros…

    Les invito a leer en https://www.filosofia.mx/index.php?/foros/viewthread/1398/

    Cordial saludo.

    Reply
  7. quien6

    Estimado Jaime, sale Ud. con un ´discurso´ que pierde completamente el punto.
    Dice: “Pretender que un error humano en la aplicación de un proceso científico sea la demostración de la falsedad de la ciencia como tal”
    Si alude a mi comentario previo, yo no dije que fuera la ´demostración de la falsedad de la ciencia como tal´, así que será malinterpretación. Y yo no dije ´error humano´ yo lo dije más fuerte aún, dije FRAUDE. Y lo sigo sosteniendo: si yo digo que curé a alguien cuando en realidad esto es una mentira, eso es FRAUDE, aquí y en China.
    Después hace Ud. todo un dislate, que no viene para nada al caso concreto que se pretendía tratar, así que ni siquiera vale la pena considerarlo.

    Parece también que malinterpreta grotescamente cosas que he comentado en ocasiones previas (voy a pasar esto por alto).
    Por sus respuestas, parecería que a Ud. le gusta el psicoanálisis – pues que bien: ¿quizás también le guste la astrología?

    Cordial saludo

    Reply
  8. JM

    DIARIO LA TERCERA.COM, publicó:

    Llega libro de Michel Onfray que busca desacreditar a Freud

    En El crepúsculo de un ídolo, el filósofo francés intenta derribar el mito.
    por Javier García

    Compartir3

    Ampliar

    Una autopsia. Eso es lo que busca realizar con Sigmund Freud el polémico filósofo francés Michel Onfray durante 500 páginas. “Deseo mostrar que el psicoanálisis es el sueño más elaborado de Freud, un sueño, y por tanto una fabulación, un fantasma, una construcción literaria…”, se lee en Freud, el crepúsculo de un ídolo. El libro acaba de llegar a Chile, el año pasado fue publicado en Francia y dio paso a una serie de controversias en ese país.

    Onfray entra al tanatorio enfundado de cartas, ensayos y biografías para develar la trastienda de esa herramienta filosa que ha servido para comprender el inconsciente. “La biografía intelectual de Freud se confunde con la biografía intelectual del freudismo, que engloba, como es obvio, la biografía intelectual del psicoanálisis”, apunta Onfray sobre quien, según él, consagró su vida “a dar la razón a su madre, para quien encarnaba la octava maravilla del mundo”.

    No hay tregua. Onfray recurre, como es su estilo, a la ironía y al sarcasmo para atacar a quien define como un mentiroso, cocainómano, oportunista y, finalmente, un ser obsesionado “por el éxito, el dinero y la fama”.

    El enredo genealógico

    Autor de más de 50 libros, Michel Onfray (1959) publicó hace cinco años Tratado de ateología, obra que se transformó en un bestseller en Francia, con más de 200 mil ejemplares vendidos. Aunque para Onfray Dios no ha muerto, su existencia es válida a partir del cuestionamiento a la religión. Finalmente, lo único verdadero termina siendo la vida en la tierra. Luego, su libro El cristianismo hedonista fue la continuación de aquella crítica.

    Mientras preparaba Freud, el crepúsculo de un ídolo, Onfray fue consultado sobre qué estaba escribiendo. Su respuesta: “Rehabilitaré el psicoanálisis como un chamanismo posmoderno”.

    Freud continúa en el tanatorio examinado por Onfray. “Freud se pretende sin influencias, sin biografía, sin raíces históricas: la leyenda lo exige”. La frase la escribe en el capítulo “Destruir a Nietzsche”, donde quiere dejar en evidencia el deseo de Freud por despegarse de la filosofía y de la influencia de Nietzsche. “Resulta difícil, entonces, señalar las fuentes filosóficas del pensamiento de un filósofo que no quiere serlo y aspira a la condición de científico” .

    Onfray se preocupará en el recorrido por no disminuir la adrenalina de su discurso. Por ejemplo, plantea reiteradas preguntas, al parecer ingenuas, que en lossiguientes párrafos responderá bombardeando al lector con nutridas afirmaciones. Acá una: “¿No es Freud el que piensa que una palabra deformada en una conversación, un manojo de llaves perdido, la elección de una profesión o una pareja sexual (…) pueden tener una explicación psicoanalítica, que termina siempre por invocar la famosa hipótesis suprema del inconsciente?”.

    Onfray le enrostra a Freud su biografía, lo que llama “el enredo del árbol genealógico freudiano”. Su progenitor se casó a las 16 años y a los 33 enviudó. Se muere su segunda esposa y con la tercera hay una diferencia de 20 años. El último hermano de Freud muere a los siete meses de haber nacido, “lo que Sigmund reconoce como un alivio”.

    Pero cada uno tiene su pasado: el propio Michel Onfray se crió en un hogar muy pobre y a los 10 años fue abandonado por su madre en un orfanato.

    Atacado por sus pares y alabado por su público, Onfray cumplió con su propósito cuando apareció El crepúsculo de un ídolo. Bernard-Henri Lévy -otro polémico intelectual francés- escribió una columna en el diario El País: “Me cuesta reconocer en este entramado de trivialidades, más necias que maliciosas, al autor de algunos libros -El vientre de los filósofos, entre otros- que tan prometedores me parecieron hace 20 años. El psicoanálisis, que ha conocido días peores, lo superará. No estoy seguro de que Onfray pueda hacerlo”.

    A su vez, la psicoanalista e historiadora francesa Elisabeth Roudinesco no fue menos crítica: “Onfray sintetizó las críticas de la extrema derecha, las del puritanismo americano y las de la extrema izquierda libertaria, o sea, una verdadera impostura. Sobre todo, porque no sabe nada de la historia de Freud ni del psicoanálisis, copió a los antifreudianos e hizo una lista de errores que son más bien divertidos y que su editor no corrigió”.

    Fuente: http://diario.latercera.com/2011/05/30/01/contenido/cultura-entretencion/30-70944-9-llega-libro-de-michel-onfray-que-busca-desacreditar-a-freud.shtml

    30 de mayo de 2011

    Reply
  9. Osvaldo Destefanis

    Bueno, estoy leyendo este libro, y es verdad de que hay criticas que son apresuradas, es verdad de que toma algunos valores de la dercha mas rancia, pero es necesario que los psicoanalistas dejen a sus papis y reinventen al psicoanalisis, que, ya casi ha muerto en nuestro siglo, siendo que el mismo apunta al surgimiento del verdadero sujero, del sujeto deseante, este ser humano en la tierra, y si uno se corre a otras fiosofias, nos espera el positivismo con sus psineurobiooogias, los sistemas de test, los congnitivos, y asi siempre emerge el status quo, lo racional, lo instituido, el no-sujeto, y el psicoanalisis hasta el momento es el intento mas serio de hacer surgir el sujeto humano, de quitar sus represiones, sus mascaras.

    Asi, que no dudo de mentiras de Freud (soy psicoanalista), no dudo de sus patologias y de su falta de valor para tomar algunos temas de la sexualidad, no dudo de sus pensamientos de derecha, pero, tampoco puedo dejar de lado estas terribles verdades, que rompen la filosofia hasta entonces instituida, lo cual no quiere decir que el psicoanalisis no utilize filosofias, pero su operatoria es una practica distinta….

    Reply

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *