Varios siglos antes de Cristo, Aristóteles, el filósofo griego, habló de una sensación llamada catarsis, la cual definió como una especie de inmunización producida por la tragedia a través de las pasiones de compasión y temor. Para éste filósofo, las demás pasiones –como la ira- podían ser purgadas a través del miedo y la compasión generadas a través del arte representado en el drama artístico que conocemos como la tragedia en el teatro griego; para él, cuando se observaba un drama épico en el que un protagonista sufría los desmanes del destino o los designios de los dioses y se enfrentaba a ellos desde su humanidad, producía en el espectador sensaciones de temor y compasión que le “inmunizaban” frente a otras pasiones pecaminosas como la ira.
Aristóteles, el filósofo griego, habló de una sensación llamada catarsis, la cual definió como una especie de inmunización producida por la tragedia a través de las pasiones de compasión y temor.
Ahora bien, en una sociedad esclavista como la que vivió Aristóteles, resultaba interesantemente conveniente, que el pueblo llorara sintiendo compasión y miedo al mirar una obra de teatro, porque de esa manera dejaba de razonar sobre su situación de oprimido y la ira que esa situación le producía, sería purgada por la catarsis y de esa manera se evitaba la reflexión con su consecuente subversión.
El género teatral de la Tragedia propuesto por Aristóteles, proponía una estructura compuesta por principio, medio y fin, principio “aquello donde todo se origina y donde no hay acontecimiento previo” –lo cual no es racional porque todo acontecimiento tiene una causa- un medio “donde se desarrollan los acontecimientos a consecuencia del principio” y un fin “donde llegan las consecuencias y desenlaces de todos los sucesos, después de lo cual nada hay” esto también está a favor de la irracionalidad producida por la catarsis, pues siempre los acontecimientos continúan.
Un par de milenios después, el drama aristotélico para producir catarsis y oprimir a través de la compasión y el miedo, siguen tan vigentes como en la sociedad esclavista, y la razón es que los medios de comunicación privados, herramientas del neo esclavismo que conocemos como capitalismo, masificó la catarsis para someter por esa vía y evitar que el pueblo se organizara para rebelarse y proponer una alternativa humanista, adormeciendo así la conciencia de clase y la natural rebelión de los oprimidos contra los opresores.
Para dominar, el capitalismo se vale del arte y la comunicación, por ejemplo, la música que usa Globovisión para acompañar los hechos noticiosos amañados que produce para la pantalla chica –como si no se tratara de noticias sino de la música incidental o banda sonora de una película de terror- produce en el espectador lo mismo que proponía Aristóteles: Una sensación de temor, y ese temor purga las demás sensaciones y deja en el individuo una inactividad intelectual que le impide razonar lo que está pasando ante sus ojos.
Un ejemplo: Cuando Zuloaga, dueño de Globovisión, del Banco Federal, de Toyosan Toyoclub y pare usted de contar, tenía acaparados en su casa un arsenal de vehículos cero kilómetros para engordarlos y así enriquecerse aún más –lo cual es un delito común- se produjo como consecuencia, que el ministerio de comercio cumpliendo con la ley, realizara un procedimiento de rutina para confiscar estos vehículos y hacer que se vendieran legalmente.
Globovisión, arma mortífera de la burguesía nacional que representan Zuloaga y los amos del valle, apela a la estructura dramática aristotélica para producir sensaciones de temor y compasión en la ciudadanía. Lo hacen transmitiendo una “noticia” y el principio de la noticia es que se está realizando un allanamiento a la casa del Dr. Zuloaga, sin decir las causas del allanamiento -no hay nada previo- luego se colocan imágenes de la abogada lanzándose encima de los policías y diciendo que esa es una propiedad privada –medio- y al final, aparece la salida de unos vehículos de la casa que están siendo confiscados… Fin.
Todo esto aderezado por una banda sonora musical de terror. La consecuencia: Catarsis, a través del temor “Esto te puede pasar a ti” o “Después vendrán por tus hijos” y la compasión, pues el televidente termina aterrorizado y diciendo “Pobre Dr. Zuloaga, le están arrebatando lo que se ganó con tanto esfuerzo”.
Es así como las artes están siendo utilizadas mediáticamente a través de la estructura dramática de la tragedia griega teatral y la música incidental para producir catarsis en la población, disminuyendo la capacidad de razonar; cretinizando a los usuarios de espectro radioeléctrico.
El arte es un elemento transformador de la cultura porque puede llegar a producir conductas y sensaciones en el ser humano y su proceder respecto al entorno; es por ello, que debemos saber que la catarsis producida por el drama teatral aristotélico está siendo masificado para generar terror en la población, ante esto debemos lograr el desarrollo de tres líneas de acción:
.-La postura de los trabajadores del arte: Los artistas debemos fijar una posición clara sobre el papel del arte en los procesos de transformación que vivimos ante la crisis del modelo capitalista e identificarnos como clase trabajadora para unirnos al bloque histórico anti imperialista produciendo un arte que defienda nuestros intereses de clase.
.-Ofensiva comunicacional: Los artistas debemos unirnos en nuestra condición de comunicadores a través de una campaña de desarrollo de propuestas artísticas que develen este uso tan dañino del arte que están haciendo los medios de comunicación.
.-Acciones legales: El difundir una información amañada y utilizar elementos que refuercen sensaciones de pánico en la población es terrorismo mediático y debe ser sancionado por la vía legal, no hay que esperar que conatel actúe, nosotros, pueblo organizado, verdadero dueño del espacio radioeléctrico, debemos hacer valer nuestros derechos por la fuerza de la ley y la organización.
http://construccion-socialista.blogspot.com/
Militante del Frente revolucionario artístico Patria O Muerte FRAPOM, Presidente de la Fundación Teatro Municipal de Valencia y Docente de la Universidad Simón Rodríguez
Fuente: http://www.kaosenlared.net/noticia/96172/trato-mediatico-arte-influencia-terrorismo-comunicacional
Barcelona,Cataluña,Spain 7 de julio de 2009
canales como history ,discovery pretende la cultura y el arte pero solo es terroismo comunicacional como usted mismo lo plantea
“LOS ORIGINES DEL TERRORISMO”
(O: “Utilizando a Rousseau como chivo expiatorio”)
Los sentidos de la vista, el tacto, el de la audición, el olfativo nos conectan con el mundo “externo”, el físico, jugando un papel de gran valor la mente, constituida, en este caso, como el elemento medular. En este sentido podemos afirmar que el ojo es un órgano, como también lo son el oído, la nariz, la piel; la mente es el sentido o los sentidos; es decir: la mente es quien ve, escucha, siente, huele… ¿Por qué?; porque somos la mente; lo demás es materia. Cuestionando el concepto, tenemos materia y espíritu; esto es: la mente y el espíritu son una misma cosa… Al decir nosotros: “nuestra mente”, estamos diciendo: “nuestro espíritu, nosotros”. Si somos mente, somos espíritu; en donde: cada persona es un espíritu… dentro de la materia, del cuerpo. La mente o espíritu no muere; la mente o espíritu es universal y eterno. Eso somos.
Los sentidos captan los fenómenos y transmiten estas imágenes y sensaciones a la matriz, la mente. Desafortunadamente ésta se halla bajo el dominio de los animales-pensamiento, nuestros huéspedes, encargados de clasificar y calificar la información. Esto nos lleva a darnos cuenta de que estamos desconectados con nosotros mismos, con nuestra parte esencial, nuestro principio. Los animales- pensamiento, al apoderarse de la mente, nos hacen creer que somos ellos. Es como cuando los ladrones se meten en una casa, amarran al dueño y toman su lugar. Así estamos nosotros en nuestro cuerpo. Estos animales-pensamiento son los encargados de crear nuestra personalidad, nuestra imagen, debiéndose esto a la existencia de los ladrones, los estafadores, los mentirosos, los asesinos, los violadores, los fumadores, los bebedores de ron, la prostitución, los pirómanos, los invertidos, etc., etc., relacionándose todas estas actividades con lo incorrecto y lo indigno si se pretende la integridad en el individuo, conociéndose además que cualquiera de estas disposiciones contiene el principio de la violencia.
A falta de la conexión con la mente y estando, por tal motivo, a merced de los animales-pensamiento, al hombre se le imposibilita el conocimiento de sí mismo, la incursión en el mundo filosófico, única manera de deshacerse de los huéspedes oscuros para conseguir la verdadera libertad. Así, por ejemplo, cuando Rousseau dice: “… Nada he dicho del rey Adán, ni del emperador Noé, padre de tres grandes monarcas que se repartieron el imperio del universo, como los hijos de Saturno, a quienes se ha creído reconocer en ellos. Espero que se me agradecerá la modestia, pues desciendo directamente de uno de estos tres príncipes, tal vez de la rama principal, ¿quién sabe si, verificando títulos, no resultaría yo como legítimo rey del género humano? Sea como fuere, hay que convenir que Adán fue soberano del mundo, mientras lo habitó solo…” Esta parte es clave para reconocer que los trabajos de Rousseau no se refieren a lo externo. ¿Por qué le llama rey a Adán, y emperador a Noé? Sencillamente porque el elemento Noé contiene mayor carga, teniendo en este caso, mayor sensibilidad la sustancia, en comparación con el elemento Adán. Aquí Noé representa lo dicho por Kant: “Puedo reconocer antes analíticamente el concepto de cuerpo, impenetrabilidad, forma, etc., las cuales son todas ellas pensadasen este concepto.” ¿A qué imperio del universo se refiere Rousseau? Cuando Rousseau dice: “… descendiendo directamente de uno de estos tres príncipes, tal vez de la rama principal, ¿quién sabe si, verificando títulos, no resultaría yo como legítimo rey del género humano?”, se refiere a un proceso llevado por él con respecto a la sustancia, donde el sujeto, su otra personalidad, la no física, en ese otro plano, expresa lo de su vínculo directo con la escena filosófica, reconociendo sus dos mundos; mostrándose además, que la única forma de ser rey del género humano o rey del mundo es desde el componente sustancial. Si escudriñásemos minuciosamente los tratados de filosofía, veremos cómo a estos héroes míticos los llaman dueño del mundo, Señor del universo o del cielo, Señor de los océanos, Dueño de la Tierra, etc.; a uno de estos elementos de nombre Abraham mencionado en un tratado de metafísica, su dios le obsequia toda la tierra, diciéndole: “Alza tus ojos y mira el lugar en donde estás hacia el norte, el mediodía, el oriente y el poniente. Pues bien, toda la tierra que ves te la daré a ti y a tu descendencia por siempre.”; otro de estos héroes, llamado dios del mundo, dice: “Mi reino no es de este mundo.”
Género humano es la misma sustancia sensible, puede ser sensible a medias o en su totalidad; es lo mismo que muchedumbre, pueblo, asociación, hombres, masa, etc., etc. Sobre estos componentes metafísicos, Rousseau desarrolla sus temas “Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres”, “Discurso sobre las Ciencias y las Artes”, etc. Ya hemos hablado sobre el término desigualdad entre los elementos sustanciales, mismos hombres (nada externo), donde unos elementos expresan menos voluntad que otros, debiéndose esto a que la ciudad legisladora, sea Roma, Atenea, Ginebra, etc. (Ginebra es utilizada por Rousseau en reemplazo de otras), es atrayente. Como filósofo, Rousseau se vale del método o sistema “binario en la narrativa filosófica”, utilizando elementos del plano exterior, relacionados inclusive con el tiempo, simplemente para dejar en claro ciertos puntos, algunas veces, como fue usual en Nietzsche, o porque determinados nombres le son muy apropiados, o porque otras acciones externas se prestan para enfrentarlas en el plano interno.
En la actualidad existe un abismo entre la real filosofía y lo conocido en estos tiempos como filosofía; de eso somos conscientes. Y ha sido tan estruendosa y violenta la caída de los que se consideran filósofos sin serlo, que para ellos es inconcebible creer que todos los trabajos de Rousseau sean metafísicos. Podríamos nombrar a otros filósofos reales de los últimos tiempos utilizados como chivos expiatorios por los antifilósofos o seudofilósofos. Podríamos nombrar algunos de los pocos filósofos reales habidos, pero por el momento traemos a Rousseau, si bien a éste se lo utilizó, malinterpretando su doctrina, para encender la chispa que ocasionó la “Revolución Francesa.”
Cuando Rousseau dice: “… lo que es aún más grande y más difícil, concentrarse en sí mismo para estudiar al hombre y conocer su naturaleza, sus deberes y su razón de ser” se refiere a que esto de concentrarse en sí mismo para estudiar al hombre, es conectarse con la sustancia, no es otra cosa; en este caso hombre es un elemento sustancial. Refiriéndose a esto, Platón lo deja claro cuando expresa: “La Filosofía es un silencioso diálogo del alma consigo misma en torno al ser. ¿Se le ha oído decir a algún antifilósofo lo de la necesidad de concentrarse en sí mismo para estudiar al hombre y conocer su naturaleza…? Porque en este caso el hombre necesitaría hallarse dentro del hombre… Cosa que sí sucede con el filósofo, como en el caso de Rousseau, donde él estudia al hombre en su interior, al hombre sustancial…
También habla Rousseau de la patria, de la necesidad de defender la patria, refiriéndose a esa patria interior. ¿Pero qué es la patria interior? Setrata del entorno donde se “mueve” el elemento sustancial, la muchedumbre. Puede decirse también que es el lugar desde donde se proyecta dicho elemento, entendiéndose que todos ellos deben vincularse al proceso, implicando tal cosa su alejamiento del punto de origen, pero manteniéndose siempre conectados con a aquél, gracias a la sensibilidad en la sustancia. No obstante se da también el fenómeno de que la patria es todo lo acumulado, un capital (de aquí el nombre de “capital” de un país; así, capital no es otra cosa distinta a recaudo, acumulación de bienes, donde toda capital es un bien común, una riqueza obtenida con el sacrificio). En lo externo, capital también es la ciudad donde se instala el gobierno. Esto nos está corroborando lo de pasar los significados metafísicos al plano exterior. De esta manera vemos cómo patria y capital son una misma cosa. Para el elemento sustancial, capital representa el esfuerzo, sus ahorros, y algo muy importante: la razón de su vida. Así, el capital se convierte en el tesoro, en la hacienda, y de hecho lo es: constituye la riqueza, la aparición del rey en la escena filosófica y forma parte del ser. Uno de los propósitos del plan filosófico es la conservación del capital, su buen manejo y su entrega sin tacha; esto es: el capital, al entregarse, debe ser excelso, conocido como crisol. Eso es la patria, eso es el capital: el agua transformada en oro (en metafísica, naturalmente, conociéndose que una parte de la metafísica es la alquimia). De este plano se tomaron estas ideas y se pasaron al mundo exterior. De esta idea de la transformación de trabajo en capital, de esta idea de transportar el material sustancial, por parte de los elementos, la muchedumbre, el pueblo, los trabajadores, etc., etc., los antifilósofos crearon el socialismo, la lucha de clases, la movilización de los obreros, las masas; es decir, trastocaron elementos metafísicos por elementos externos, el hombre de carne y hueso, desconociendo que todo se reduce a una ofrenda a Dios, eso es la movilización de las masas en metafísica: trabajar para Dios; sin embargo se le dio un giro adverso. Con razón Rousseau dice: “Todo es perfecto al salir de las manos de Dios y todo degenera en manos de los hombres”.
Cuando Rousseau dice: “Yo no hubiera querido vivir en una república de reciente institución, por buenas que fuesen sus leyes, temiendo que, no conviniendo a los ciudadanos el gobierno, tal vez constituido de modo distinto al necesario por el momento, o no conviniendo los ciudadanos al nuevo gobierno, el Estado quedase sujeto a quebranto y destrucción casi desde su nacimiento”, se refiere a que la república o patria de reciente institución carga con la experiencia última (en este caso la experiencia de que nos habla Kant, de donde emana el conocimiento transcendental), un tanto incómoda debido al sentimiento de culpabilidad que se percibe al ver “el edificio en ruinas” de que también nos habla Kant. En este punto, donde también se es consciente de que sus leyes se muestren firmes a simple vista, estado común en el inicio de toda república, aunque se sabe que poco a poco y con el sacrificio de todos, se va adquiriendo la templanza. Pero no todas las veces es así, si bien nadie puede garantizar el no consumo temprano de la bebida. Es a lo que se refiere Rousseau cuando dice: “…o no conviniendo los ciudadanos al nuevo gobierno, el Estado quedase sujeto a quebranto y destrucción.”
En todos los tratados de Filosofía se muestra a los elementos defendiendo la patria, el capital. Lo que se conoce como Imperio Romano no es otra cosa que la pelea por este capital, por este componente de la sustancia; ¿cómo iba a darse este fenómeno en lo externo si todos estos personajes pertenecían a la sustancia?, si ninguno existió en el plano físico. La figura del héroe mítico de las Galias es tan antigua, que la “gaya ciencia” se refiere a su ciencia.
Por lo general, en los trabajos de filosofía aparece un héroe conduciendo a las masas, las cuales conforman el capital, mostrándonos la figura del transporte de dicho producto. Todo héroe lucha por conservarlo, inclusive pagando por ello con su propia vida. Utilizando erradamente esta figura, esta simbología, los antifilósofos, queriendo aparecer como conductores de masas (fanatismo que terminó convirtiéndose en síndrome), como defensores de pueblos, dieron comienzo al socialismo.
En trabajos anteriores, ya hemos explicado lo de la comunión, la igualdad de clases, lo del derecho, la rectitud, la disciplina, donde todos piensen en un bien común, donde todos sean iguales, esto para que no haya alteración en el conjunto, dándose así una conducción ordenada. Lo de este comportamiento, el interés del “guía de hombres” en mantener la igualdad de comportamiento en todos, de que ninguno posea más que otro, no es sino porque, al uno poseer más que el otro, adviene el desequilibrio en toda la masa, la sustancia. Aclaramos que la sustancia es atrayente, todos quieren tomarla, y con uno solo que meta la mano en el plato antes de tiempo, se pierde el trabajo, el trabajo de muchos, de todo el pueblo; por eso se hace necesario la igualdad de clases; esto es la igualdad de clases, lo cual se da únicamente en el plano metafísico; en el exterior es imposible que se dé, porque la vida misma radica en eso, en la desigualdad, el desequilibrio. Así ha sido y será por siempre. Esta terquedad por pretender conseguir la igualdad entre los hombres sin que sea cada quien, individualmente, quien la busque en su interior, ha contribuido también a la destrucción del planeta. Recordemos que nadie es perfecto, nadie lo será jamás; quien diga serlo, miente; solamente se puede controlar, con esfuerzo, el mal; pero el mal siempre está en el hombre, siempre estará, porque el mal es el soporte para el resurgimiento del bien; por eso se dice, y con razón, que de la materia descompuesta emerge la vida. Ahora, en el plano metafísico sólo se da, esta igualdad de clases, en un determinado tiempo, corto, conocido, en los tratados de metafísica, como tiempo de reposo, sabad, sin vinculación con el último día, ya que el tiempo de reposo o igualdad de clases lo determina la tenacidad del elemento guía; o sea que el sabad no obedece a un ciclo establecido, sino a la voluntad recia del guía, siendo este guía la suma del conjunto, el pueblo; así, el guía contiene al pueblo, mas no éste al guía, si bien no son de la misma naturaleza; es como decir: la mónada en el pueblo, en la masa. Vemos entonces cómo la escena filosófica se compone de dos acciones fundamentales: la guerra y la paz; movimiento y reposo, ambas conteniendo al ser. Esta guerra o lucha, determinante en filosofía (de aquí las guerras púnicas y todas las demás mencionadas en los escritos de Tito Livio, Plutarco, Hesíodo, Herodoto, Julio César Cayo, las nombradas en los cartuchos y papiros de los egipcios antiguos, etc., etc.) se la conoció como “Lucha Santa”, “Esfuerzo en el Camino de Dios”, “Yihad”, etc., etc. Esto es: defender lo de Dios, la ofrenda, el hombre mismo o su esencia; es como cuando uno siembra un grano de maíz con el objeto de recoger la cosecha, siendo estos frutos la esencia del hombre, lo bueno que éste pueda brindar a Dios, la ofrenda, el oro, el oro extraído de las aguas (sin estar hablando de diezmos ni dinero; los diezmos son espirituales). Vemos cómo el cuerpo del hombre no es más que un elemento de Dios, con el cual puede El conseguir su alimento; esto es: somos el alimento de Dios, siempre y cuando lo procesemos limpiamente, procesemos esa sustancia contenida en nosotros. Intentando cumplir con este requisito, obviamente confundiendo el simbolismo, a las iglesias o templos se los adornó con oro, y muchos reyes se “bañaban” en oro, se cubrían en oro. En lo referente a las Luchas Santas, tomándose el asunto por la letra muerta, el hombre de carne y hueso propició y continúa propiciando guerras reales, matanzas bestiales. Son tan determinantes las guerras en la escena filosófica, que los dioses se hacen llamar “Dios de los Ejércitos”, “Dios de la Guerra”, “Thor”, “Marte”, etc., etc. El mismo Sun Tzu, buscando guiar a los filósofos sobre este componente filosófico, escribió “El Arte de la Guerra”, pero como sucedió con el resto de tratados filosófico, el hombre de carne y hueso lo malinterpretó, creyendo que se trataba de guerras en lo externo, siendo unos de estos equivocados Mao Tse Tung y el mismo Napoleón, entre otros.
Llevando la equivocación a los extremos, los antifilósofos inculcan a sus seguidores las consignas de “¡Patria o muerte!”, donde los incautos, sin conocer de dónde viene todo, se arman, se lanzan a la guerra, matan y se hacen matar. ¿Qué tenemos aquí? Tenemos lo siguiente: En vez de convertirse en un alimento para Dios, para su Creador, el hombre se convierte en un alimento desechado por Dios. Esto nos está mostrando que la única forma de solucionar todos nuestros problemas, económicos y demás, es convertirnos en alimento de Dios. ¿Cómo puede el grano de maíz revelarse contra quien lo siembra?, ¿qué es el grano de maíz frente al hombre? He aquí el principio de la claridad, la inteligencia: reconocer nuestra posición. Para solucionar nuestros problemas no debemos pensar en que otros nos los resuelvan, porque nadie nos los va a resolver si no comenzamos con ofrecernos como alimento para quien nos sembró. Al no hacer esto, quedamos desamparados y nos aprovechan otras fuerzas, muy terribles por cierto.
Esos que se hacen llamar “salvadores de masas” esos “libertadores” o “salvadores del mundo”, que es lo que ha dado la antifilosofía, la proliferación de “salvadores”, no salvan a nadie, ni siquiera a ellos mismos. Y no lo pueden hacer porque ellos mismos están hundidos en el inframundo.
Cuando Rousseau dice: “Todo hombre nacido esclavo, nace para la esclavitud. Los esclavos pierden todo, hasta el deseo de su libertad: aman”, no se refiere al hombre de carne y hueso, al de este mundo, sino al de la sustancia, el del plano metafísico. La esclavitud aquí no es otra cosa que la debilidad por la sustancia, su fuerza atrayente; se es esclavo mientras exista esta rendición.
fragmento del libro: “LA REAL FILOSOFIA II”, autor: ANTONIO RAMOS MALDONADO