“Lo que logramos internamente cambiará nuestra realidad exterior.” Plutarco.
Hoy es domingo de resurrección, día con el que concluye la Semana Santa y a su vez empieza la Pascua. Seguimos en nuestras casas por la pandemia del coronavirus, así estaremos durante varias semanas. Ha sido un período de vacaciones que en los hechos no lo son, pues no hemos podido desplazarnos como se hace en este período de tiempo. Algunos se dedican completamente a las celebraciones o ritos religiosos que profesan, otros aprovechan para descansar, visitar nuevos lugares o tener aventuras en la naturaleza, en la playa, en México o en el extranjero.
Estoy seguro que, este tiempo será inolvidable casi para todos, unos, con resignación, otros con enojo, pero indistintamente de ello, todos podemos sacar enseñanzas y por supuesto aplicar la resiliencia, recomponernos.
Mientras el tiempo de poder salir llega, sigamos preparándonos, este es el tiempo en el que debemos de sacar lo mejor de nosotros, para fortalecer el espíritu y el ánimo. México, nuestras familias nos van a necesitar íntegros, a pesar de que no estemos en las mejores condiciones, debemos sacar fuerzas de flaqueza, echar el ánimo por delante, resistir hasta que salgamos adelante.
Hace unos días, leía a Jaime Nubiola, catedrático, filósofo de la Universidad de Navarra, quien está pasando la cuarentena en su casa en España. Menciona en su artículo denominado “hacer menos, hacerse mejor” que aprovechando ese tiempo de confinamiento, ha leído a Andrei Siniavski, quien fue un ruso, escritor, editor, disidente soviético y profesor de la Sorbona de París, quien estuvo en reclusión en Siberia durante 5 años. Nubiola nos dice que Siniavski comparaba ese encierro con un largo viaje en tren. Tomo de su artículo integro ese paraje:
«En lo psicológico, la vida en un campo de reclusos se parece a un vagón en un tren de largo recorrido. El tren representa el paso del tiempo cuyo transcurso hace sentir la ilusión de que una existencia vacía tiene plenitud y sentido. Independientemente de lo que haga uno, la «condena transcurre»; esto es, los días no pasan en balde, actúan a favor de uno y del futuro, lo que les da contenido. Y, como en el tren, los viajeros están muy poco predispuestos a ejecutar un trabajo útil, porque su permanencia en él depende del inevitable, aunque lento, acercamiento a la estación de destino. Pueden en la medida de lo posible vivir satisfechos; jugar al dominó, holgazanear, recostarse en el asiento y charlar sin preocuparse del tiempo perdido. El cumplimiento de la condena da a todas las cosas una buena dosis de utilidad».
Continúa Nubiola reflexionando: “Da que pensar la comparación: no solo con el lento transcurso de la cuarentena sanitaria, sino incluso con el paso de la propia vida, quizás algo más acelerado en el último tramo. Para quienes estamos ya relativamente cerca del destino —y para todos— Dios nos ha regalado un tiempo para aprender a hacer menos, a querer más y decirlo así; para intentar con su ayuda ‘hacerse mejor’.” Coincido, debemos de sacar lo mejor de este tiempo y no solo pasarlo por pasarlo, para cuando podamos aplicarlo afuera en la vida diaria
Notas
@perezcuevasmx
Fuente: http://www.siempre.mx/2020/04/tiempo-para-ser-mejores-personas/
20 de abril de 2020. MÉXICO