Teorías éticas

¿Qué hace que un acto sea correcto o incorrecto? ¿Qué queremos decir al afirmar que alguien debería o no hacer algo? ¿Cómo debemos vivir? ¿Cómo debemos tratar a otras personas? Estas y otras preguntas fundamentales han sido analizadas por pensadores desde hace varios miles de años. Si no podemos decir por qué la tortura, la esclavitud, el asesinato, el robo, la violación y la mentira son acciones incorrectas, ¿cómo podríamos prevenirlas? ¿Podemos dar razones que justifiquen nuestro actuar o éste sólo depende de prejuicios y patrones de comportamiento irracionales? Todos los temas anteriores son tratados por la rama de la filosofía llamada ética. Existen varias teorías éticas, cada una con sus virtudes y críticas. Sin embargo, aún entre filósofos hay cierto escepticismo acerca de si el estudio de la ética puede ayudar a cambiar o no el comportamiento humano.
Dentro de una teoría ética deontológica (teoría ética basada en obligaciones) el actuar moralmente consiste en hacer lo que son nuestras obligaciones, independientemente de las consecuencias que esto pueda tener. Los 10 mandamientos de la ética cristiana son un ejemplo. Quienes creen que la Biblia es la palabra de Dios no tienen dudas para distinguir lo “correcto” de lo “incorrecto”. Para estos creyentes la moralidad es un asunto de seguir los mandamientos dados por la autoridad externa, i.e. Dios. En este caso matar es siempre moralmente incorrecto. pues así está indicado en la lista de los 10 mandamientos. Esto es así aun cuando matar a un individuo particular -Hitler o Stalin, digamos- pudiera salvar la vida de otras personas. Desde luego, muchos teólogos han argumentado que bajo ciertas circunstancias matar puede ser moralmente permitido. De hecho, en muchos conflictos bélicos los ejércitos van acompañados de sacerdotes para brindar ayuda espiritual a los combatientes. Sin embargo, en general y haciendo a un lado esas situaciones extremas, el “buen” comportamiento consiste en vivir de acuerdo a los 10 mandamientos. Esto no necesariamente es fácil. Imaginemos que un individuo, que sabemos es peligroso, nos pregunta dónde están nuestros amigos. Si respondemos con la verdad -en cumplimiento con el octavo mandamiento, “no dirás falsos testimonios”- pondremos en peligro a nuestros amigos, mientras que si por salvar a nuestros amigos no respondemos con la verdad, estaremos faltando a ese mismo mandamiento.

Mucha gente piensa que si Dios no existiera no habría moral. Esto mismo fue sugerido por Dostoievski al afirmar que “si Dios no existiera todo sería permitido”. Sin embargo, debe de ser claro que esta afirmación no constituye una prueba de la existencia de Dios. Por otra parte, ¿cómo podemos saber qué es lo que Dios -aceptando que existe- pretende? Para muchas personas la respuesta a esta pregunta es simple y está basada en la lectura de la Biblia. Sin embargo, la Biblia misma es objeto de múltiples interpretaciones contradictorias. Tomemos por ejemplo el Génesis. Hay quienes piensan que el mundo fue textualmente creado en siete días mientras que otros consideran que esto sólo es una metáfora. Igualmente ocurre con el mandamiento que ordena “no matarás”. Para algunos esto es absoluto e incondicional, mientras que como hemos visto, otros encuentran justificaciones para permitirlo en ciertos casos.
El filósofo alemán Immanuel Kant analizó en detalle la pregunta “¿qué es una acción moral?”. Para Kant una acción moral es la realizada debido a un sentido del deber y no debido a sentimientos o ventajas personales. Por ejemplo, una persona que da caridad puede hacerlo debido a sus sentimientos de compasión por los necesitados, sin embargo, desde el punto de vista de Kant, no está actuando moralmente. O si alguien da caridad para incrementar su popularidad entre sus amigos, tampoco, desde el punto de vista de Kant, está actuando moralmente.

Debido a lo anterior, para Kant el motivo de una acción es mucho más importante que la acción misma o sus consecuencias. Para saber si alguien está actuando moralmente debemos conocer sus intenciones. Para Kant el sentido del deber es algo categórico, absoluto e incondicional. El único básico imperativo categórico es: “Actúa de modo que tus acciones puedan convertirse en una ley universal”. Por ejemplo, si alguien actúa bajo la máxima “sé un parásito y vive a expensas de los demás”, desde el punto de vista de la ética kantiana no estaría actuando moralmente, puesto que si esa máxima se convirtiera en una ley universal todos seríamos parásitos y no quedaría nadie a expensas de quien vivir. Igualmente podemos analizar la máxima “no matarás” a partir del imperativo categórico kantiano y de este modo probar que esta máxima es moralmente necesaria.

Es un ejercicio filosófico muy interesante el deducir los mandamientos de la ética cristiana a partir del principio del imperativo categórico de Kant. La diferencia principal está en que mientras que en el primer caso dichos mandamientos son dados por una autoridad externa, en el segundo caso los mismos mandamientos son obtenidos a partir de la racionalidad humana. Esta es una diferencia fundamental pues, en última instancia, la ética cristiana depende de la existencia de Dios, mientras que los resultados de la ética kantiana dependen de la racionalidad humana aunada al imperativo categórico.

Fuente: http://www.am.com.mx/opinion/leon/teorias-eticas-8952.html

11 de mayo de 2014

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *