Sistematización a ultranza

 

Tal vez sea natural que un ser capaz de razonar intente ordenar el azar y el caos que lo rodea aplicando justo dicha capacidad. Lo que hasta antes de Nietzcshe y Bataille fueron intentos de ordenar la realidad mediante sistematizaciones a ultranza ha desembocado, sin embargo, en posturas absolutistas, totalitarismos o intolerancias que niegan la otredad. En otras palabras, la compulsión racionalista, que aún persiste en posturas como el neoliberalismo, ciertos feminismos y demás ideologías “de la certeza”, anulan de un borrón al ser humano concreto: su heterogeneidad, su incompletud. Lo Absoluto o “totalidad” hegeliana resultó, en uno u otro sentido, homogeneizante porque sistematiza lo real. La sucesión de fenómenos de la conciencia para llegar al “Saber Absoluto” no ha llegado sino a un saber inacabado (si acaso). ¿Es de verdad el espíritu un universal que se va completando? ¿Puede racionalizarse ese devenir, en caso de que exista?

La filosofía y, ante todo, ética anti-hegeliana de Emmanuel Levinas implica el “cara-a-cara” como relación sin violencia, donde se propone que la totalidad hegeliana es alienante y donde no se asume la negación del “otro”. No se trata ya de buscar apoyo en una supuesta razón “universal”, como incluso lo hizo Sade, ni una supuesta objetividad o certeza numérica. Deben cuestionarse filosofías y teorías en tanto supremacía de lo uno sobre lo plural. No debemos aceptar la homogeneidad de ningún sistema. Para Bataille, lo decisivo es ya no querer serlo todo: que el hombre, en el límite de la risa, supere la necesidad que tuvo de apartarse de sí mismo. El ser humano debe quererse como es: inacabado, incompleto. Si en Hegel irrumpe el “Saber Absoluto”, en la propuesta de Bataille aparece el no-saber. Parece así aproximarse no sólo al tradicional “sólo sé que no sé nada”, sino también a ciertas posturas ante el conocimiento que se manifestaron en Oriente. Un himno del Rig Veda (X, 129: “Sobre el principio”), al concluir con una serie de interrogantes abiertas sobre la creación y el sentido del universo, admite implícitamente que el no-saber es lo único a lo puede llegarse. El Isa Upanisad asegura que quienes se dedican al conocimiento penetran en las tinieblas más profundas. El jainismo del siglo VI a. de n.e. insiste en que no hay una verdad, sino multiplicidad de puntos de vista e interpretaciones. No obstante, la mayoría de los economistas, administradores y políticos parecen perder de vista la realidad y continuar en las cómodas y certeras nubes de la teoría.
Fuente: http://www.siempre.com.mx/2016/10/sistematizacion-a-ultranza/

15 de octubre de 2016. MÉXICO

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