Estimado desconocido, comprendo que eres una persona muy ocupada y que es una impertinencia pedirte además que leas. Tienes tu trabajo (lástima que no seas un rentista, que es la condición perfecta del lector), tu familia (desde el punto de vista de la lectura, lo mejor sería que estuvieras soltera/o y sola/o en la vida, pero hay que aceptar lo que nos toca), tus aficiones de interior y al aire libre, incluso tu religión o tu militancia política que está muy bien pero que también quita su tiempo. A ello se añaden tus horitas diarias de internet, la búsqueda de vídeos graciosos que mandar a los amigos para que vean que tienes chispa, los partidos de fútbol, los partidos de tenis, las 24 Horas de Le Mans (que duran eso, veinticuatro horas) y tantas otras necesidades de tu espíritu a las que no vas a renunciar. De modo que lo de leer, francamente, está difícil. ¡Qué más quisieras tú que tener tiempo para eso! Pero yo te propongo que leas un libro, sólo un libro, del género que prefieras. Una vez leído se acabó, nunca más, abandonas el vicio para siempre. A no ser que… Por si acaso, voy a decirte un libro, nada más que uno de cada género, por si te sirve de orientación.
– Si vas a leer sólo un libro de filosofía, que sea “Sobre la libertad” de John Stuart Mill, para saber qué tienen que dejarte hacer y qué debes permitir que hagan los otros.
– Si vas a leer sólo un libro de poesía, que sea “Las flores del mal” de Charles Baudelaire, para que tengas un pretexto de aprender francés.
– Si vas a leer sólo una novela de aventuras, que sea “El mundo perdido” de sir Arthur Conan Doyle, para que sepas de dónde viene Jurassic Park y el resto de la dinomoda.
– Si vas a leer sólo una novela de amor (y desdicha, claro), que sea “Ana Karenina” de León Tolstoi, para que sepas cómo se las gastan los rusos.
– Si vas a leer sólo una novela de ciencia ficción, que sea “La isla del doctor Moreau”, de Herbert George Wells, después de la cual te verás raro al mirarte al espejo.
– Si vas a leer sólo una novela de terror, que sea “Cementerio de animales” de Stephen King, para que renuncies a todas tus mascotas.
– Si vas a leer sólo una novela policíaca, que sea “El sabueso de los Baskerville” de sir Arthur Conan Doyle, para que saludes, conozcas y despidas al gran Sherlock Holmes.
– Si vas a leer sólo un libro político, que sea “La condición humana” de Hannah Arendt, porque pone cada cosa en su sitio.
– Si vas a leer sólo un libro de cuentos, que sea “El Aleph” de Jorge Luis Borges.
– Si vas a leer sólo una novela histórica, que sea “Vida y destino” de Vasili Grossman, para que sepas lo que derivó de la Revolución de Octubre, cuyo centenario se cumple este año.
– Si vas a leer un sólo libro humorístico, que sea “Para leer mientras sube el ascensor”, de Enrique Jardiel Poncela, porque cuando el humor no es breve y chocante deja de ser humor para convertirse en otra cosa (por ejemplo, el Quijote).
– Y si sólo quieres leer un libro pero que sea de filosofía y de poesía, de aventuras y de terror, histórico y hasta político, lee “Moby Dick” de Hermann Melville. Si puedes, léelo todos los años.
Notas:
29 de agosto de 2018. ESPAÑA