“Ser librepensador es lo más bonito, pero también lo más peligroso”

Inasequible al desaliento, Fernando Savater hizo ayer un importante despliegue físico e intelectual para atender todos los compromisos profesionales y periodísticos que le aguardaban en Tenerife, obligaciones que se prolongarán en la jornada de hoy con un encuentro de carácter político y la firma de ejemplares de su última obra, “Historia de la filosofía sin temor ni temblor”, a partir las doce del mediodía, en El Corte Inglés.
Ganador del Premio Planeta de Novela con “La hermandad de la buena suerte”, el filósofo y ensayista donostiarra, cofundador del partido Unión, Progreso y Democracia, abrió anoche en la sede central de CajaCanarias el ciclo de debates “El mundo que queremos”, donde dialogó con el escritor Luis Antonio de Villena acerca del momento por el que atraviesa la educación en España.

El título de su último libro alude directamente a “Temor y temblor”, de Søren Kierkegaard. ¿Cree necesario despojar a la filosofía de estos dos componentes para hacerla más asequible?

Sí. Introduje esta ironía en el título por algo que he notado que les ocurre a muchas personas, y es que a casi todos les interesan las grandes cuestiones de la filosofía, como la verdad, la justicia o la libertad. Sin embargo, cuando les hablas de filosofía y de autores que podrían interesarles pero que son filósofos, se echan atrás. Lo que les asusta es la palabra.

De un tiempo propicio a la heterodoxia se ha pasado a una época en la que, al menos exteriormente, impera la corrección. ¿Se ha descubierto ya algún antídoto contra ella?

Está bien que exista una cierta corrección en algunos campos, de hecho la política consiste en obedecer lo que debe obedecerse y desobedecer lo que es contrario a la justicia. Tampoco es que haya que abrazar la herejía hasta el punto de que ésta se convierta en otra forma de ortodoxia. Lo que hace falta es autonomía intelectual. Ser librepensador es lo más bonito que hay, pero también lo más peligroso.

Hay admiradores que torcieron el gesto cuando le vieron recibir el Planeta. ¿Siente necesidad de tranquilizarlos?

No. Tenía ganas de hacer llegar una de mis narraciones a un público amplio, que no tuviera prejuicios sobre lo que yo debía escribir por el hecho de ser filósofo y ensayista. Quería acceder, en fin, a un público que pudiera leer mi obra con una cierta inocencia, lo que el Planeta me ha permitido sin que pueda decir que haya sido, ni mucho menos, una experiencia frustrante.

¿Qué tiene en común Fernando Savater con Salman Rushdie y Roberto Saviano?

Rushdie y yo nacimos el mismo día (ríe). No creo que haya pasado por una experiencia persecutoria tan grave y personalizada como la que sufren estos dos escritores. He compartido, sí, la animadversión del terrorismo hacia todos los que se oponen a él. Y eso se debe a que pensar libremente puede traer consecuencias negativas cuando te enfrentas a gente que vive de aterrorizar a los demás.

¿Por qué tienen tan mala prensa conceptos como moral, decencia, esfuerzo y sacrificio?

No creo que tengan tan mala prensa, lo que ocurre es que los cínicos ven estos conceptos como brindis al sol. Ya sea en el ámbito privado o profesional, cualquier persona prefiere rodearse de gente que se rige por principios éticos. ¿Por qué? Porque quienes los observan son más beneficiosos para nosotros. Las personas honradas no sólo son mejores, sino también más útiles.

Clásicos del pensamiento como Plutarco y Platón dejaron algunos consejos de provecho sobre la gestión pública. ¿Qué dirían estos autores si de pronto revivieran en la España actual?

Algunos de ellos han dado buenos consejos y también deslizado maldades que, por desgracia, siguen vigentes. Por ejemplo, Platón, en “La república” escribió que el Estado tiene derecho a engañar a los gobernados, lo que parece que está sucediendo en España. Sin embargo, también hay que decir que atravesamos una racha de desvelamientos: la corrupción está dejando de quedar impune y empieza a ser castigada, como sucede en los países avanzados. Esa es una buena noticia.

¿Hay dos Españas o el país asiste a la eterna lucha de la periferia contra el centro?

Los españoles somos muchos y muy diversos. La nuestra es una nación plural, compleja, en la que la mayoría de los habitantes siente que pertenece a un mismo país, aunque también son conscientes de que las partes que lo integran poseen sus propias características. El problema viene cuando se cultivan y fomentan singularidades en la línea de lo que Freud llamaba el “narcisismo de las pequeñas diferencias”, lo que se traduce en actitudes excluyentes, fingir nacionalismos y otras pamemas que considero lamentables. Espero que sea un fenómeno transitorio.

¿Cree que el voto útil es el que impide que Unión, Progreso y Democracia traduzca en rédito electoral la simpatía que despierta en buena parte de la ciudadanía?

Tropezamos con leyes electorales que hacen que un partido como el nuestro sea penalizado, por ejemplo, frente a grupos nacionalistas minoritarios. Pero no podemos decir que nos haya ido mal: nos hemos presentado a tres elecciones y hemos conseguido situar a nuestros representantes en distintos foros como el Congreso de los Diputados o el Parlamento Europeo. Lo hemos hecho sin apoyo financiero y mediático, lo que casi asusta, porque nos va a obligar a crecer deprisa, con los riesgos que ello conlleva.

La mayoría asocia a Fernando Savater con el pensamiento y el ensayo, pero, bajo sus facetas más conocidas, hay también un gran lector y cinéfilo. ¿Cuáles son sus obras de cabecera?

Ante todo soy lector, pero, como no pagan por leer, he de hacer otras cosas. Si lo hicieran, desde luego, me haría millonario. Puedo cansarme de escribir, pero nunca de leer. Hasta cuando viajo lo hago siempre en compañía de cuatro o cinco libros. Hay varios autores que se cuentan entre mis predilectos: Stevenson, Kipling, Baroja, cuyas obras leo y releo con gran placer. En cuanto al cine, siempre ha sido mi favorito el clásico de 1933 “King Kong”. No me convence del todo la última versión, dirigida por Peter Jackson. Se trata de un cineasta muy interesante, pero creo que, en este caso, el recurso de humanizar al gorila y presentarlo como el enamorado de la heroína no termina de funcionar
Fuente: http://www.eldia.es/2009-11-19/cultura/cultura4.htm

SPAIN. 19 de noviembre de 2009

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