En su obra universalmente leída y admirada «El Criterio» adopta el filósofo catalán la división de la imposibilidad en: Imposibilidad Moral, Imposibilidad Física o Natural e Imposibilidad Metafísica o Absoluta, añadiendo por su cuenta la «imposibilidad de sentido común».
Nos define la imposibilidad moral como «la oposición al curso regular u ordinario de los sucesos»; y nos pone como ejemplo la descabellada empresa de Hernán Cortés intentando conquistar Méjico con un puñado de hombres. La imposibilidad física consiste en que un hecho esté fuera de las leyes de la naturaleza y el ejemplo sería que «una piedra soltada en el aire no caiga al suelo» violando, por así decirlo, la ley de la gravedad. La imposibilidad de sentido común es, para Balmes, una imposibilidad moral en la que «vivimos con tal certeza de que lo imposible no se realizará, que no nos la infunde mayor la natural (física) y poco le falta para producirnos el mismo efecto que la absoluta». Nospone como ejemplo un cajón de tipos de imprenta que, agitados y dejados caer al azar, formaran «el episodio de Dido». Y llega a afirmar: «recordando que no hay filosofía que excuse la falta de sentido común y que mal llegará a ser sabio quien comienza por ser insensato».
En este momento me interesa exclusivamente la imposibilidad metafísica o absoluta, la más radical de las imposibilidades. Transcribo a Balmes: «La imposibilidad metafísica o absoluta es la que se funda en la misma esencia de las cosas, o, en otros términos, es absolutamente imposible aquello que, si existiese, traería el absurdo de que una cosa sería y no sería a un mismo tiempo». Nos pone de ejemplos: un círculo triangular; que el mundo exista y no exista al mismo tiempo; que Dios sea y no sea? Y, aludiendo a Tomás de Aquino (santo Tomás, para los amigos), nos dice que las cosas que son imposibles con imposibilidad metafísica no son posibles ni para la omnipotencia divina. Ni Dios puede realizar un absurdo, aunque «más bien debiera decirse que estas cosas no pueden ser hechas que no que Dios no puede hacerlas». Por mi cuenta añado, como ejemplo, que algo haya sucedido y no haya sucedido al mismo tiempo, porque creo que cumple perfectamente la definición.
Y ¿a qué viene este «latazo» sobre la imposibilidad en Balmes? Sencillamente esto viene a cuento de recientes acontecimientos que han tenido lugar en España y que dejan mal parado este concepto balmesiano de la imposibilidad metafísica, adjudicando un poder superior al de Dios al Parlamento Español, de donde emanan leyes que superan tal imposibilidad. ¿Acaso no se opone a la imposibilidad metafísica el que un joven que ha violado, atropellado repetidas veces y quemado viva a una joven, vea borrada de su vida tal conducta amparado por la Ley del Menor? ¿Puede el señor ministro del Interior, amparándose en la ley, determinar que unos terroristas etarras ya no sean terroristas etarras porque -dice- se han arrepentido? Serán «terroristas etarras arrepentidos» (si es cierto que se han arrepentido; hay quien dice que no); pero sus crímenes como terroristas etarras no pueden quedar como inexistentes porque en este momento no sigan matando. El joven, ya mayor de edad, llevará de por vida sobre sus espaldas, y tal vez sobre su conciencia, el horrible crimen que cometió durante su minoría de edad; y los otros, los que, bajo el terror etarra, asesinaron a personas inocentes, no podrán borrar esos crímenes del historial de sus vidas. Según la teoría expuesta más arriba siguiendo a Balmes, se trataría de hacer posible lo que metafísicamente es imposible; un ejemplo más del «endiosamiento» a que nos tienen acostumbrados algunos políticos súper-omnipotentes.
Claro que Balmes ha podido muy bien equivocarse; al fin y al cabo no era más que un sacerdote que, según dicen, pensaba bastante profundamente. En cambio los políticos españoles que hacen las leyes y los que las aplican tienen la infalible inspiración que les proporciona la «santa» Democracia. Pero ¡mira que si se procede a cambiar la Ley del Menor y también la práctica penitenciaria en España y se le da la razón a Balmes!…
Yo, por si acaso, le he puesto una interrogación al acierto de don Jaime Balmes en el título de este artículo (o lo que sea). Espero que mejores mentes conviertan mi interrogación en una proposición negativa.
Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/opinion/2010/08/09/equivocaria-balmes/455076.html
SPAIN. 9 de agosto de 2010
Transcribo a Balmes: «La imposibilidad metafísica o absoluta es la que se funda en la misma esencia de las cosas, o, en otros términos, es absolutamente imposible aquello que, si existiese