La historia misma es la fuerza productiva que engendra
las determinaciones de los valores, los ideales, los fines con los
que se mide el significado de hombres y de acontecimientos
Dilthey
En el lenguaje común, la palabra valor representa un significado que alude a un “objeto de preferencia o de elección” (Abbagnano, 2001). Empero, en el lenguaje filosófico, si bien no hay un concepto o idea unánime sobre el término valor, diferentes pensadores han intentado desentrañar, como ha sucedido con muchos otros conceptos problemáticos, su esencia y hasta una posible definición, luego de la elaboración de diversas teorías al respecto.
Para la ética, son los estoicos los primeros que usan el término valor, atribuyéndolo a “los objetos de las selecciones morales”. “Toda contribución a una vida conforme a la razón”, como expone Diógenes Laercio, citado por Nicola Abbagnano en su Diccionario de Filosofía. Sin embargo, para los antiguos griegos, en general, el término valor fue subsumido por el de virtud, que era el bien que debía preferirse. Así pues, por ello, como vemos en Aristóteles, el bien era la virtud y la virtud era el valor más estimado.
Siglos después, el término reaparece con Hobbes, cuando habla del valor como una noción subjetiva del bien. Kant retoma la idea del bien como valor y, dice, “Cada uno denomina bien a lo que aprecia o aprueba, o sea aquello en lo que existe un valor objetivo”; con lo cual creía en un bien objetivo que debe ser tal para todos los seres racionales.
Para Kant, el valor era el bien objetivo, pero su ética como teoría del deber, si bien tomó en cuenta a los valores del bien, excluyó a los valores de verdad y de belleza. No obstante, poco después, a finales del siglo XIX, los kantianos -en contra de algunas ideas del propio Kant- son quienes ponen la semilla de la división, como ya ocurría en la teoría del bien y el mal, entre un concepto absolutista o metafísico y uno relativista o empirista en la teoría de los valores.
A partir de entonces, los valores se asociaron al deber ser u objeto de una norma, práctica, principio o juicio moral, a la luz de la reflexión ética, dentro de la filosofía; independientes de su realización o no en los hechos, pero siempre descubiertos a través de la recta razón. Por eso Rickert señalaba que “el ser de los valores no consiste en su realidad sino en su deber ser”.
Nietzsche, por la misma época, rompe con la moral cristiana y su sistema de valores tradicionales y busca el impulso de valores y juicios de valor opuestos, con el fin de invertir los valores de la época, que llama valores “eternos”. No es un relativista de los valores, como muchos creen, sino más bien el iniciador de una tabla de nuevos valores, más auténticos y más vitales para el ser humano. Para él todos los valores son posibilidad y modo de ser de la persona misma.
En la visión subjetiva de los valores, luego de que Nietzsche vincula el ser del valor con el ser del hombre, Meinong es el primero en presentar explícitamente la tesis empirista o subjetivista cuando afirma que el valor de un objeto está reducido a su “fuerza de motivación”.
Desde aquí, se comienza a afirmar que cualquier cosa u objeto adquiere el valor como cualidad cuando hay interés en él, ya sea en su conveniencia, por ser un ideal humano deseable, o bien en su realización por cualquier motivo, de aquí que pueda haber valores positivos y valores negativos, a la luz de la reflexión ética del acto juzgable.
A diferencia de Kant, los subjetivistas no creen que el valor sea nunca una entidad objetiva. Los historicistas, por ejemplo, refieren que los valores llamados absolutos rara vez subsisten y, por tanto, “son valores sólo los que los hombres reconocen como tales en determinadas condiciones”.
Max Weber reconoció la pluralidad de los valores y, al mismo tiempo, vio en la historia la lucha entre la diversidad de los valores que el ser humano puede elegir para guiar su vida. John Dewey -con su pragmatismo-, apoyó la idea anterior, agregando que son importantes las elecciones que hacemos, como lo son los valores que elegimos, de entre una gran multiplicidad de ellos, siendo ésta una exigencia permanente para el ser humano que debe ser tomada con profunda responsabilidad, conciencia y humanidad.
Finalmente, para la teoría ética de los valores, en la actualidad, se dirá que son importantes tanto los fines como los medios que elegimos para conseguirlos. En esta dinámica, el imperativo kantiano tiene una enorme vigencia y utilidad práctica, aun cuando creamos en lo personal que los valores son absolutos, metafísicos y objetivos; o relativos, empíricos y subjetivos.
¿Qué son los valores? O mejor dicho: ¿Qué es valor en sentido filosófico? “La mejor definición de valor “es la que lo considera como una posibilidad de elección”, con pretensión “a la universalidad y a la permanencia”. (Abbagnano, 2001).
Notas
Salvador Franco Cravioto es escritor, académico y servidor público hidalguense,
Fuente: https://sintesis.com.mx/hidalgo/2023/08/02/matices-y-claroscuros-26/
4 de agosto de 2023. MÉXICO