Todos sabemos qué hacen los agricultores, panaderos, carpinteros, maestros, médicos, ladrones, y demás trabajadores especializados. Pero nadie sabe a ciencia cierta qué hacen los filósofos. Ni siquiera los propios filósofos están seguros de lo que hacen ni, menos aun, de lo que debieran hacer. Pero no por esto dejan de opinar.
Las dos opiniones más extravagantes que conozco al res-pecto son las de Wittgenstein y un ex colega, cuyo nombre fue olvidado en cuanto murió. Wittgenstein creía que la filosofía es como una enfermedad causada por el mal uso de la lengua. Por esto concluyó que la tarea del buen filósofo es corregir tales errores. Por ejemplo, puesto que las palabras “mente” y “cerebro” son muy diferentes entre sí, sería funesto pensar que se piensa con el cerebro. El que los que estudian las funciones tiendan a cometer este presunto error, les tiene sin cuidado a los secuaces del célebre aforista austrobritánico.
Sin embargo, una versión moderada de la tesis de Wittgenstein es verdadera: que hay quien ha tomado disparates, e incluso errores gramaticales, por profundas verdades filosóficas. Ejemplo 1: Hegel afirmó que el devenir es la síntesis del ser y del no ser. No explicó el mecanismo por el cual algo se combina con nada. Ejemplo 2: Heidegger escribió que “el ser es ELLO mismo” (Sein ist ES selbst). Ejemplo 3: el flósofo de la mente contemporáneo Jaegwon Kim afirmó que lo peculiar del dolor es que duele. Que es como decir que el movimiento se mueve, la digestión digiere, o el pensamiento piensa. Se olvida de la admonición del Aristóteles: empieza por decir de qué vas a hablar (a qué vas a referirte). Ejemplo 4: el igualmente famoso Thomas Nagel dijo que la conciencia se distingue en que “hay algo que es como” (there is something it’s like). Pregúntesele a un anestesista si esta presunta definición de la conciencia le sirve para averiguar si su paciente ya está listo para el cirujano. Ejemplo 5: los celebérrimos Bertrand Russell and Willard Van Orman Quine se negaron a distinguir el “existe” (o “hay”) que figura en: “Hay infinitos quebrados entre 0 y 1” del que figura en: “Hay cerveza en la heladera”.
Pero un disparate no hace una filosofía, así como una golondrina no hace verano. La pregunta de Demócrito, “¿cuáles son los constituyentes del universo?”, fue legítima y generó la hipótesis atómica, que ha sobrevivido dos milenios y medio. Y la pregunta de Platón y Aristóteles, “¿cómo razonamos?”, generó la lógica. Hay, pues, problemas filosóficos auténticos, y de ellos se ocupan los filósofos auténticos.
La otra opinión estrafalaria que recuerdo es la que escuché todas las veces que participé de las mesas examinadoras de Introducción a la Filosofía en la Universidad de Buenos Aires. En efecto, una de las preguntas claves que hacía el profesor era: “¿En qué se distingue el filósofo?” La respuesta ganadora era: “El filósofo se distingue en que se ensimisma”. Afortunadamente, al examinado no se le pedía que definiese la palabra clave, que es tan ambigua como “absorto”. En efecto, según el contexto, “ensimismado” significa ya “olvidado de sí mismo”, ya “pensando en sí mismo”. Pero lo que realmente importa es que, cualquiera sea su ocupación, cualquiera se ensimisma de vez en cuando. Y también importa, aunque mucho menos, el que la palabra en cuestión se presta a chistes fáciles, tales como: “¿Estás entimismado?” y “¿Por qué no te callas y te entimismas de una vez?”
Dejémonos de tonterías y recordemos qué han hecho algunos grandes filósofos del pasado: Demócrito, Platón, Aristóteles, Descartes, Spinoza y Kant.
Demócrito encaró el problema cosmológico: se preguntó en qué consiste el universo. Para contestar esta pregunta no hizo observaciones ni experimentos, sino que especuló: conjeturó que el universo es material, y está compuesto de átomos que se mueven incesantemente en el vacío. Pero su hipótesis atómica no era arbitraria, sino que explicaba algunos procesos visibles. Por ejemplo, un paño mojado expuesto al sol se seca gradualmente porque el agua que absorbió se va evaporando de a poco. A su vez, esta evaporación consiste en que los átomos que componen el agua se van desprendiendo de la misma, hasta que no queda ningún átomo de agua en el paño. La explicación que damos hoy del mismo proceso es mucho más detallada y verdadera, pero es esencialmente la misma. O sea, Demócrito no propuso un mito más, sino una hipótesis contrastable y perfectible que sigue en pie después de dos milenios y medio.
A Platón le interesaron mucho más la razón y la sociedad que la naturaleza, a la que declaró incognoscible. Platón descubrió que cuando analizamos y evaluamos una idea, dialogamos con otros o con nosotros mismos. Inventó el diálogo filosófico escrito. Descubrió que la razón se mueve por sí misma, de premisas a conclusiones. Comprendió que la matemática se desentiende de la realidad y que por esto el razonamiento matemático puede ser perfecto. Las ideas de Platón sobre el alma inmaterial gustaron a los teólogos pero fueron descartadas por los psicólogos modernos. Y sus ideas elitistas sobre el orden social no sobrevivieron a la democracia. En resumen, Platón hizo lógica, filosofía de la matemática, filosofía de la mente y filosofía política. Fue lo más claro y coherente que se podía ser en su tiempo. A diferencia de los idealistas modernos, no escribió sinsentidos ni inventó una jerga hermética para ocultar la pobreza de sus ideas. Platón hubiera despreciado los malabarismos verbales de Hegel y Husserl, y no hubiera intentado dialogar con Heidegger, puesto que éste rechazó la lógica como banalidad de maestro de escuela.
En resumen, los filósofos encaran problemas filosóficos, y éstos son problemas muy básicos y generales concernientes a la naturaleza, la sociedad y la conducta, tales como: “¿Qué es el tiempo?”, “¿cómo se relaciona el pensamiento con el cuerpo?” y “¿en qué consiste la justicia social?”
Para pensar estos problemas conviene enterarse de la historia de los mismos.
Pero quienes se limitan a estudiar el pasado son historiadores, no filósofos. El filósofo también puede aprender de las ciencias pertinentes, pero es más ambicioso que el científico, porque se ocupa de problemas que saltan por encima de las fronteras entre las disciplinas.
Por ejemplo, el filósofo de la mente que aspira a entender el libre albedrío debiera leer artículos especializados en psicología, neurociencia y neurociencia cognitiva y afectiva. Al hacerlo, acaso pueda ayudar al especialista a refinar los conceptos filosóficos que emplea, empezando por los de espontaneidad y libertad. De esta manera, le ayudará a librarse del modelo computacional de la mente, ya que la espontaneidad no es programable.
Es claro que hay quienes han pretendido filosofar en la ignorancia. Pero no han logrado sino halagar a otros ignorantes. Como tal vez haya dicho algún sabio antiguo: primum cognoscere, deinde philosophari.
Nació el 21 Septiembre, de 1919, eb Buenos Aires. Es un físico, filósofo de la ciencia y humanista argentino; defensor del realismo científico y de la filosofía exacta. Es conocido por expresar públicamente su postura contraria a las pseudociencias, entre las que incluye al psicoanálisis, la homeopatía y la microeconomía neoclásica (u ortodoxa), además de sus críticas contra corrientes filosóficas como el existencialismo, la fenomenología, el posmodernismo, la hermenéutica y el feminismo filosófico.
Biografia: nació en Buenos Aires el 21 de septiembre de 1919. Interesado en la filosofía de la física, Bunge comenzó sus estudios en la Universidad Nacional de La Plata, graduándose con un doctorado en ciencias físico-matemáticas en 1952. El tema de su tesis doctoral versó sobre Cinemática del electrón relativista. Allí, y en la Universidad de Buenos Aires, fue profesor de física teórica y filosofía desde 1956 hasta 1963 cuando, insatisfecho con el clima político de su país, tomó la decisión de emigrar. Por unos pocos años enseñó en universidades de México, EE. UU. y Alemania. Finalmente, en 1966 se instaló en Montreal (Canadá), donde enseña en la Universidad McGill desde entonces, ocupando la cátedra Frothingam de lógica y metafísica (es Frothingham Professor of Logic and Metaphysics).
Tal vez su obra más importante sean los ocho tomos de su Tratado de filosofía (Treatise on Basic Philosophy), pero se trata de un autor enormemente prolífico que, tras exponer sus posiciones generales en el Tratado, ha ido publicando en forma regular las aplicaciones de su filosofía a diversas ciencias, tanto naturales como sociales (ver más abajo en Publiciones).
Mario Bunge ha sido honrado con dieciséis doctorados honoris causa otorgados por instituciones como la Universidad de Salamanca (España) en 2003, la Universidad Nacional de La Plata (Argentina) y la Universidad de Buenos Aires (Argentina) en 2008. También recibió el Premio Príncipe de Asturias en 1982.
Interesado principalmente por la lógica de la ciencia y los problemas del conocimiento científico, ha tratado de construir una filosofía científica (más precisamente, una metafísica) que tuviera en cuenta tanto el conocimiento elaborado por la ciencia como el método utilizado por quienes la practican, entendiendo que este último es un proceso que no está exclusivamente supeditado ni a la experiencia ni a la teoría.
Aunque la concepción de la ciencia elaborada por Bunge concede importancia al desarrollo de la investigación científica en la historia, su orientación está principalmente dirigida al análisis formal de dicho desarrollo, y se aparta de la insistencia en los aspectos históricos, psicológicos y sociales propia de enfoques como los de T. S. Kuhn y P. K. Feyerabend.
Defensor de un realismo crítico basado en una ontología materialista y pluralista, ha mantenido una actitud beligerante ante el psicoanálisis, al que considera una pseudociencia supeditada a la aceptación acrítica de la doctrina de Freud como argumento de autoridad; en un sentido análogo, considera que el marxismo no ha conseguido superar la condición ideológica de sistema de creencias a causa de su repetición también acrítica de las enseñanzas de Marx.
Sin duda, la obra por la cual Bunge se ha distinguido especialmente en el ámbito de la filosofía profesional es el extenso Treatise on Basic Philosophy (Tratado de filosofía). Se trata de un esfuerzo por construir un sistema que abarque todos los campos de la filosofía contemporánea, enfocados especialmente en los problemas que suscita el conocimiento científico.
La semántica (de la ciencia) está tratada en los primeros dos tomos (Semantics 1. Sense and Reference y Semantics 2. Interpretation and Truth) y la ontología en los siguientes dos (Ontology 1. The Furniture of the World y Ontology 2. A World of Systems).
La gnoseología ocupa los tres volúmenes posteriores (Epistemology and Methodology 1. Exploring the World, Epistemology and Methodology 2. Explaining the World y Epistemology and Methodology 3. Philosophy of Science and Technology).
Finalmente, el volumen 8 del Tratado se ocupa de la ética (Ethics. The Good and the Right).
Su hincapié en el rigor metodológico—buscado con el uso de herramientas formales (lógico-matemáticas) y de conocimiento fundado científicamente—, su amplitud temática, su originalidad y su mencionado carácter sistémico hacen del Treatise uno de los emprendimientos filosóficos más ambiciosos de los últimos siglos.
Síntesis biográfica:
Nacido en Buenos Aires el 21 de agosto de 1919.
-Residente de Montreal, Canada, desde 1966.
-Doctor en ciencias fisicomatematicas,Universidad Nacional de la Plata (1952).
-Doctor honoris causa: Simon Fraser University (1981); Universidad de Rosario (1985);
Universidad Nacional de la Plata (1987); Universidad Federal de Santa Catarina (1991);
Universidad Nacional de Cordoba (1995); Universidad Cayetano Heredia (1996);
Universidad Inca Garcilaso de la Vega (1996); Universidad Nacional del Sur (1997);
Universidad Nacional de San Agustin de Arequipa (1997
-Catedratico: Fisica teorica en las Universidades de Buenos Aires (1956-58) y de la Plata (1956-59);
De filosofia, Universidad de Buenos Aires (1957-62) y McGill University(1966 a la fecha);
Profesor visitante de filosofia, University of Pennsylvania (1964-1965) yUniversity of Texas (1963);
Profesor de fisica y filosofia, Temple University (1964-65) u University of Delaware (1965-1966);
Profesor visitante, Universidades de Freiburg, R.F.A. (1966); Nacional Autonoma de Mexico (1968);
Aarhus (1973); Ginebra (1986-87) y Genova (1993-94); Profesor investigador, Universidad Nacional
Autonoma de Mexico (1975-76); Professor of Logic and Methaphysics, McGill University (actualmente)
Miembro de:
De la Academie Internationale de Philosophie des Sciences (1965)
Institut International de Philosophie (1969)
Academy of Humanism (1985)
Fellow of the American Association for the Advancement of Science (1984)
Royal Society of Canada (1992)
Distinciones:
Award of Merit, University of Wisconsin (1979)
Premio Principe de Asturias en Comunicacion y Humanidades (1982)
Volumen de homenaje: Scientific Philosophy Today: Essays in Honor of Mario
Bunge (J. Agassi y R. S. Cohen, 1982)
Volumen de estudios criticos (P. Weingartner y G. Dom)
Studies on Bunge’sTreatise (1990)
Ensayos bibliograficos (R. Serroni-Copello)
Encuentros con Mario Bunge (1980)
Entretiens avec Mario Bunge (L. M. Vacher, 1993)
Autor de 80 libros y de mas de 450 artículos sobre temas de física teórica,
matematicas aplicadas, teoría de sistemas, sociologia matemática, epistemología, semántica,
ontologia, axiología, ética, política científica,etc.
Fuente: http://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoID=65308
Fuente: http://www.perfil.com/contenidos/2010/10/03/noticia_0008.html
ARGENTINA. 3 de octubre de 2010
La primera pregunta que me surgió al leer este texto al que respondo, es si realmente está escrito por el renombrado, famoso, académico de McGill University (con tantas cosas que circulan por Internet, uno puede tener razones para mantener cierto escepticismo).
Sin embargo, tengo toda la disposición de hacer un acto de fe y asumir que es Ud. el Mario Bunge ´original´.
De todas formas, esto es en realidad irrelevante, dado que lo importante son las ideas que tenga Ud. para exponer, más que los honores o reconocimientos que haya recibido durante su carrera.
Es posible que la calidad de sus participaciones pueda darle elementos a los lectores para elaborar un juicio con respecto a esta cuestión, si tuviera la amabilidad de seguir participando en este foro.
Bueno, me gustaría abordar dos puntos de su texto:
Primero.
Escribió:
“El filósofo también puede aprender de las ciencias pertinentes, pero es más ambicioso que el científico, porque se ocupa de problemas que saltan por encima de las fronteras entre las disciplinas.”
¿Conoce Ud. el dicho ´El que mucho abarca, poco aprieta´? La cantidad de conocimiento profundo en distintos campos que una persona puede retener es limitada.
El científico reconoce esto, y por eso se especializa en un pequeño sector de estudio (podría decirse que sabe mucho, pero de casi nada). Por ejemplo, hay quienes se especializan en una única proteína dentro de las células…
La estrategia del filósofo parece ser, de acuerdo a lo expresado, tener un conocimiento más general, menos profundo, que el del científico. Pero tratar de ver el ´panorama completo´, no concentrarse solamente en un detalle.
Pero, ¿cuál es la justificación para decir que el filósofo es más ambicioso que el científico? La filosofía de Demócrito le abrió paso a la Física. En el LHC del CERN hay mayoritariamente científicos, no filósofos. ¿Quiénes son entonces más ambiciosos? ¿Qué sería de las propuestas de Demócrito si no hubieran sido validadas por científicos?
Por otro lado, entiendo que Francis Crick solía mostrarse despreciativo con respecto al rol de los filósofos en asuntos relacionados con la mente.
Segundo.
Escribió:
“De esta manera, le ayudará a librarse del modelo computacional de la mente, ya que la espontaneidad no es programable.”
¿Cuál es la justificación para afirmar que ´la espontaneidad no es programable´?
Es Ud. simpatizante de las ideas de Penrose con respecto a la no-computabilidad de ciertos aspectos mentales?
¿Qué opinión tiene Ud. acerca del planteamiento del Determinismo Universal?
(en esto podría ser de relevancia la consideración de las propuestas de “Variables Ocultas” – “HiddenVariables” en la Mecánica Cuántica).
Reciba un cordial saludo
Saludos amigos todos.
Un placer visitarles y poder compartir lo maravilloso del mundo del saber a través de la Filosofía, los felicito por la excelente página dedica exclusivamente a la filos, yo tengo un blog dedicado a la Filosofía y sé que su página será de gran ayuda para mí.
Con el permiso de ustedes tomaré algunos escritos, siempre respetando los derechos de autor claro.
Estoy a su servicio. Abrazos
http://www.edwinyanes.3a2.com
la mejor respuesta seria decir: filosofan.
Filosofan
que hacia platon en su epoca, que hizo nietzche en la suya…hoy que es hacer?….es que creemos que hay que hacer,en una epoca que el hacer parece lo mas importante…
el “hacer” en arg. lamntablemnt no es “hacer”… todo decallo … el “pensar ” ya no motiba a esta gneracion “actual”. en mi persona cm filosofar veo q m mnt no tiene el usu q tendria q tener.. eso m lleva a pensar q soy ” desendiente d los monos!!” un animal mas!!!!.. q loco e incoerente!!!!
Disculpen pero en el titulo dice “¿Que hacen los filosofos?” Y el contenido es totalmente distinto al titulo porque en el contenido hablan de cuales fueron los filosofos y seria que hacian los filosofos.
Espero arreglen eso gracias