Palabras de poder

Nte [para] los males emocionales y espirituales de nuestros días, contamos con una reserva de fortaleza moral insospechable: la filosofía de la Antigüedad!
Los filósofos de la Antigüedad constituyen bocanadas de aire fresco, como si nos abrieran las ventanas para el mundo de aire enrarecido en que vivimos. Sócrates, Platón, Epicuro, Séneca, Marco Aurelio y otros más.

En esta columna hemos estado haciendo referencia a ellos, dado el poderoso efecto de “conversión del espíritu” que ejercen sobre nosotros. Ante tantos males de la humanidad en el orden político, social, económico, moral, estos filósofos se nos presentan como una verdadera sabiduría para los más graves males de la humanidad.

Los escritos de Séneca o Epicuro, por ejemplo, gozan de un enorme valor para el alma de quienes los leen, por el hecho de que ejercen una poderosa terapia para el espíritu. No se tratan de escritos filosóficos teóricos, sino de enseñanzas prácticas que ennoblecen de inmediato nuestras almas y depuran nuestro espíritu. Estos filósofos no pretendían construir sistemas filosóficos, sino ejercer una fuerte influencia en sus alumnos y lectores, a fin de que adaptaran una nueva “forma de vida”, una nueva manera de vivir mucho más juiciosa, sensata y virtuosa.

De los miles de escritores de filosofía de los últimos mil novecientos años, ni uno solo de ellos llega a impactar en las almas como nuestros pensadores de la Antigua Grecia y Roma. Sus escritos tienen la magia de ejercer un inmenso poder de “conversión del espíritu”. ¿Qué significa esta “conversión”? Que dada la sabiduría y la pureza de arte de sus escritos, nos inclinan a cambiar “una mala vida”, por una “buena vida”. Nos impregnan de un ánimo que jamás experimentamos antes. Leemos a estos sabios, y nuestro espíritu se enriquece de inmediato. Esta es la razón por la que en mi columna acudo con una gran frecuencia a ellos.

Leemos a Platón o a Séneca, y de inmediato, un ánimo de quietud o de bríos nos invade. El arte incomparable, la inmensa inteligencia y la profunda sabiduría de éstos pensadores de la Antigüedad es inigualable. Nos producen una real transformación de nuestras emociones y del núcleo de nuestro espíritu. Estamos en contacto con ellos, y ya no somos los mismos. Su sabiduría nos hace mejores seres humanos.

Pongamos un ejemplo de lo que estoy diciendo: Epicuro, griego nacido 350 años antes de Cristo, representa uno de los espíritus más sublimes de la humanidad. Su nobleza, su personal “forma de vida” en la práctica constante de las virtudes más excelsas, lo sitúan como a uno de los hombres con mayor dignidad y sabiduría de la historia. En una carta a su amigo Meneceo, le escribe: “Acostúmbrate a pensar que la muerte nada es para nosotros, porque todo bien y todo mal residen en la sensación y la muerte es privación de los sentidos. Por lo cual el recto conocimiento de que la muerte nada es para nosotros hace dichosa la mortalidad de la vida, no porque añada una temporalidad infinita si no porque elimina el ansia de inmortalidad.

Nada temible hay en efecto, en el vivir para quien ha comprendido realmente que nada temible hay en el no vivir. De suerte que es necio quien dice temer la muerte, porque hace sufrir en su demora. En efecto, aquello que con su presencia nos perturba, en vano aflige con su espera. Así pues, el más terrible de los males, la muerte, nada es para nosotros, porque cuando nosotros somos, la muerte no está presente y, cuando la muerte está presente, entonces ya no somos nosotros”.

Si leemos con sumo cuidado la reflexión de Epicuro, caemos en la cuenta que solamente una inteligencia genial nos puede dar tanta luz y paz, ante el inmenso miedo que le guardamos a morir. Muchas personas niegan éste intenso sentimiento, pero en realidad, todos le tenemos pavor a nuestro instante final. Si escondemos éste miedo y tratamos de engañarnos diciendo que la muerte no nos preocupa ya que no sabemos cuándo nos ocurrirá, lo único que estamos provocando en nuestro inconsciente es que nos asalten una serie de intensos miedos que tratan de esconder nuestro miedo a morir.
Epicuro con su noble espíritu nos alienta a confrontar este miedo, que para su alma noble, no debería espantarnos. De hecho, los amigos y conocidos de Epicuro, nos relatan que en la vida de éste inmenso pensador griego, jamás el temor a la muerte tuvo atenazado a su despreocupado corazón.

Si miramos de frente a nuestra inevitable muerte que un día se dará, esa mirada de confrontación ejercerá el poderoso efecto terapéutico, de extinguirmuchos de nuestros miedos que se producen por no afrontar el miedo a morir. Muchos miedos, como al fracaso económico, a la soledad, a las enfermedades, desaparecerán de nuestras vidas cuando miremos de frente al miedo matriz: a nuestra propia muerte.
Fuente: http://www.elsiglodedurango.com.mx/noticia/299336.palabras-de-poder.html

MEXICO. 21 de enero de 2011

2 comentarios Palabras de poder

  1. IDEALISTA

    Hola, escribo para agradecer la vision que me brindastes el sacarme el miedo y actuar cueste lo que cueste en las cosas de la vida, con eta descripción a las emociones que nos hacen entender los griegos pues al hacer eso somos dioses.

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  2. Leticia

    Me han regalado el libro palabras de poder, si lo lees de corrido no te
    Empapas de sus grandes mensajes, decidi leerlo en pausas y meditar
    Cada mensaje de los grandes filosofos, me agrada que el autor q.e.p.d.
    Jacinto Faya nos introduzca en temas tan profundos.

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