Ontología: Base de una nueva lógica del socialismo

Cada palabra lleva implícita una sujeción de significados que están estrechamente ligados con una realidad cada vez más orientada por una banalización de nociones, conceptos y definiciones.
La (de)construcción de los hechos no puede seguir siendo parte de un aprendizaje narrativo y menos sólo basado en el ejercicio de un pensar que no vaya hasta la esencia del ser ontológico. Ignorar esa ontología como complemento fundamental de los pensamientos, sería imposible concebir una regeneración del pensar, una nueva manera de protagonizar los roles sociales del presente y del futuro en los campos políticos, económicos, sociales, culturales, religiosos y hasta esotéricos. La palabra debe ser analizada no sólo como potencial herramienta de comunicación y simple código informativo. La palabra no sólo es la conjugación de un escrito, vertido sobre una hoja de papel, o en el espacio virtual. La palabra tiene una omnipresencia en cualquier muro, en cualquier pintura, en cualquier color, en cualquier simbología. Implica desterrar el aspecto de un oxigonio basado entre palabra, pronunciación y significado. Hay que ir hasta el sentido de la interpretación pensativa y de sentimientos.

Cada palabra lleva implícita una sujeción de significados que están estrechamente ligados con una realidad cada vez más orientada por una banalización de nociones, conceptos y definiciones entre una mejor “calidad” de vida o una “felicidad” que aún limita el avance y singularización de los pueblos, los cuales luchan por recomponer sin éxito los tejidos sociales que lentamente se han perdido; siendo el escenario educativo, quizás el único rostro con esperanza que aún nos queda para reflexionar ante las adversidades que todavía marcan el camino de la “humanidad”.

La realidad se encuentra estrechamente vinculada con situaciones enigmáticas. El origen de la vida. La existencia de Dios. Las pirámides o construcciones egipcias, mayas o aztecas. La reconstrucción paleontológica. La mitología griega. El dolor humano generado por causas distintas a su corporalidad. El devenir ante la muerte. En tal sentido, se nos pretende imponer un devenir enigmático, construido entre el desconocimiento o la ignorancia.

Las pretensiones de Husserl para que la fenomenología se convirtiera en la base fundamental de cualquier ciencia, resultaría por analogía, el concepto equívoco que mantiene el más encorvado positivismo, y que de una u otra manera, se asocia con las decisiones de los Estados en sus hechos y acciones políticas sobre la población, sólo atendiendo espacios que vinculen la atención de lo que consideran, según ellos, serían derechos “esenciales”, olvidando que lo esencial estaría dado por el factor ontológico: verbigracia, ¿sería posible (de)construir los actuales problemas sociales desde una perspectiva fenomenológica que ignora la libertad del esencialismo del ser.

Sencillamente, darle respuesta a las múltiples preguntas que han surgido en la modernidad como consecuencia de una sociedad que no mejora la vida de las poblaciones en su conjunto sino que sirve de condicionante para los grandes intereses financieros, conjugados en una lógica del capital, cuya asociación con los entramados del poder político, aún ignoran (¿u omiten?) que esa liberación del ser no viene de hechos sociales circunstanciales, sino de hechos ontológicos permanentes es la nueva lógica del socialismo que debe construirse. Sin ontología no puede existir un nuevo orden social.

Fuente: http://www.elsoldemargarita.com.ve/posts/post/id:149507

30 de abril de 2015. VENEZUELA

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