Murió Richard Rorty uno de los pensadores contemporáneos más importantes

El autor de “La filosofía y el espejo de la naturaleza” murió el viernes en su casa en el campus de la Universidad de Stanford. Rorty se convirtió en uno de los principales representantes del neopragmatismo estadounidense: una y otra vez causó polémica con textos irónicos y provocadores, y en su ámbito era considerado junto a Jacques Derrida y Jürgen Habermas como uno de los pensadores más importantes de la actualidad.image
El filósofo norteamericano Richard Rorty, que falleció a los 75 años como consecuencia de un cáncer de páncreas, estaba considerado como uno de los pensadores más importantes, influyentes y con más sentido del humor en el escenario contemporáneo.

El autor de “La filosofía y el espejo de la naturaleza” murió el viernes en su casa en el campus de laUniversidad de Stanford, pero la noticia fue difundida hoy por esa casa de estudios, en la que el pensador dictaba clases desde 1998.

Rorty se convirtió en uno de los principales representantes del neopragmatismo estadounidense: una y otra vez causó polémica con textos irónicos y provocadores, y en su ámbito era considerado junto a Jacques Derrida y Jürgen Habermas como uno de los pensadores más importantes de la actualidad.

Nacido el 4 de octubre de 1931 en una familia de periodistas, el filósofo encontró muy pronto el camino de las ciencias: a los 15 años ingresó en la Universidad de Chicago, se doctoró más tarde en la prestigiosa Universidad de Yale y después de aceptar un puesto de profesor de filosofía en Princeton, a partir de 1982 sólo admitió cátedras de filología o literatura comparada.

Durante toda su vida, Rorty estuvo en pie de guerra con la filosofía: no sólo porque se defendía contra la pretensión de absoluto del pensamiento analítico sino también por su renuncia durante décadas a dirigir una cátedra de filosofía, su modo de protesta contra las corrientes tradicionales de su ámbito.

“La opinión ampliamente extendida de que la filosofía debe descubrir sobre todo qué es lo que el hombre puede saber y qué no, es un disparate -solía decir el autor-. Los seres humanos más bien deberían concentrarse en cómo se las arreglan en la vida cotidiana y no en las conclusiones a las que llegan teorizando”, acotaba.

Continuador de la tradición pragmatista de William James y John Dewey -que enfatizaba el carácter democrático de la reflexión pública- Rorty ha dialogado con las grandes corrientes filosóficas contemporáneas, desde la filosofía analítica a la teoría crítica, y con sus grandes autores, desde Martin Heidegger hasta John Rawls.

A partir de su formación en la tradición de la filosofía analítica angloamericana y su vinculación con el pensamiento centroeuropeo, el filósofo logró integrar ambas corrientes en sus exploraciones del territorio filosófico, al que solía concebir como un espacio de “narraciones” que propone nuevas descripciones del mundo adecuados a la mentalidad de cada época.

El antiesencialismo y el antifundamentalismo de Rorty, que ataca la filosofía entendida como búsqueda privilegiada de fundamentos, está en la base de su renuncia al puesto de profesor de filosofía y su paso a profesor de humanidades, ya que sitúa la filosofía junto con la crítica literaria, la poesía, el arte y otras formas de la actividad humanística, y abandona toda pretensión de un acceso privilegiado al Ser o a la Verdad.

De la misma manera que a partir del siglo XVIII y, especialmente, a partir del siglo XIX, el desarrollo de la ciencia fue difuminando la “necesidad” social de hallar un fundamento religioso y trascendente a la realidad, el filósofo piensa que el siglo XX es propio de una sociedad que ya no necesita de los fundamentos y legitimaciones de la filosofía.

Rorty estaba convencido de que la sociedad contemporánea ya no puede aceptar la formulación de criterios de “verdad”, sino que debe orientarse hacia la consecución de la felicidad a partir de la indignación social contra las limitaciones de la libertad.

El pragmatismo del pensador ha contribuido al resurgimiento del debate sobre el papel público de la filosofía, ya que más que proclamar el final de ésta -y lejos de pretender su mera reforma académica- el autor de “Contingencia, ironía y solidaridad” (1989) invita a una transformación de la filosofía por ella misma.

En los últimos años, Rorty sorprendió a sus críticos cuando comenzó a intervenir cada vez más en política: así, en 1997 llamó a las universidades en un ensayo a regresar a una política izquierdista “que en lo esencial se ocupa de impedir que los ricos desvalijen al resto de la población”.

El filósofo condenó también duramente la invasión de Estados Unidos a Irak y reclamó a Europa que asumiera el papel de “policía mundial” dado que en su opinión la nación norteamericana no estaba moralmente en condiciones de cumplir esa tarea.

En su página web, la Universidad de Stanford se refiere a Rorty como un ciudadano modelo: “Tanto como profesor como autor tenía una presencia increíblemente apasionante”, consigna.

http://www.elciudadano.net/NOTAS/ULT-11-06-019.htm

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