El problema del aborto es el problema de la vida. Cualquier ciudadano de a pie sabe, sin necesidad de leer a Aristóteles, que el Ser es mejor que el No Ser y que el Ser tiende por naturaleza a perpetuarse. Por eso nos rebelamos ante la muerte. Estamos hechos para la vida.
El debate no es un diálogo que busque certezas comunes. No hay encuentros o puntos de unión sino que éste se ha convertido en un simple espacio de propaganda para las ideas propias. Nietzsche lo dijo: “No existen los hechos, sólo las interpretaciones”.
En ese sentido, en su editorial del viernes 16 de marzo el periodista Ciro Gómez Leyva, haciendo referencia de la novela Homo Faber, de Max Frisch, lo dijo así: “Quien se niegue rotundamente a aceptar el aborto voluntario es un romántico y un irresponsable. Ese romanticismo ha sido la causa de mucha infelicidad” (La historia en breve, Vanguardia).
Lo anterior viene a cuento porque en los próximos días la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) —la misma que tratara por primera vez el tema de los matrimonios gay en México— someterá a votación una propuesta para que las mujeres puedan abortar sin ninguna restricción durante las primeras 14 semanas del embarazo. Es decir, para que puedan acudir a un hospital público de la capital, o a una clínica privada, y pedir que les practiquen un legrado.
Durante muchos años, con la excusa de no querer penalizar a la madre que aborta, se ha desviado la atención del asunto. En España, por citar un ejemplo, es posible abortar hasta el día antes del parto porque no hay límite de fecha en caso de “peligro para la salud física o psíquica de la madre”, supuesto al que se acoge el 96.8 por ciento de las 77 mil mujeres que abortan anualmente. Cabe recalcar que son muy pocos los asuntos de malformación del feto o violación.
Si el aborto de por sí entraña riesgos (infecciones, endometriosis, problemas renales, depresiones), el panorama se oscurece cuando lo que el ginecólogo tiene que “sacar” del útero es un feto de cinco, seis o más meses, que hay que matar primero y despedazar después, antes de proceder al legrado.
En el aspecto local, “con base a una investigación realizada por Adriana Pérez Valdés, ginecóloga adscrita al Hospital Número 1 del IMSS en Saltillo, se calcula que en Coahuila se realizan cerca de 24 mil abortos ilegales al año”. Asimismo, “el 60 por ciento de estos abortos son practicados en menores de 18 años” (Semanario, 21-08-06).
En la propia edición 34 del suplemento se publica una encuesta relativa al tema y a la pregunta expresa: en caso de presentarse un embarazo no deseado en su familia, ¿optaría por el aborto?, el 96 por ciento de los encuestados respondió contundente: “no”. Al respecto, el 99 por ciento de los participantes, en un segundo cuestionamiento, considera que el aborto es un asesinato y el 85 por ciento, en el tercero de ellos, rechazaría una ley que legalizara dichas prácticas.
Cortita y al pie
La discusión sobre el aborto es la discusión sobre la muerte. El progreso técnico ha permitido fotografiar a los fetos en el útero y conmover a una sociedad a todas luces indiferente. Es verdad, ni los cuerpos destrozados, ni las cabezas aplastadas, ni el rostro de los embriones de pocas semanas garantizan el cambio de criterio de quien ya ha decidido sobre el escaso valor de la vida. ¿Por qué habría de importarnos más la destrucción de un feto minúsculo que un genocidio de los que vemos a diario por televisión?
La última y nos vamos
De nada sirve plantear una batalla frontal contra el aborto en una comunidad insensible. La única forma de organizarnos socialmente en torno a las cuestiones importantes es legislar según el criterio de la mayoría.
Por lo demás, la solución más adecuada a la realidad —considerando el número de intervenciones que se realizan, al menos en Coahuila— sería pedir las doce semanas como plazo máximo en todos los supuestos.
Pero, ¿no hay mejor forma de solucionar los problemas que entraña un embarazo precoz o no deseado? Es todo.
http://srv2.vanguardia.com.mx/hub.cfm/FuseAction.Detalle/Nota.611608/SecID.21/index.sal
Bueno, antes que nada, me parece muy buena idea el debate acerca de un tema de tanta importancia y sobre todo por que es algo que se está viendo mucho y cada vez más en nuestro país.
Yo tengo 20 años y he conocido aquí en mi ciudad un sin fin de jovencitas, más o menos de mi edad que han abortado. Sinceramente yo creo que lo que más detiene a las personas a aceptar esta práctica es la enervante religión del país. Considero que es una buena opción que se lagalice, pero en ciertos casos, como se menciona cuando es peligro para la madre y cuando se trata de violaciones. Espero que la gentr se concientice más, viendolo desde el punto de vista de quien desea abortar y no solo del punto de vista del qué dirán.
Bueno eso es todo. Gracias.
Viendolo desde el punto de vista etico: no se puede privar de la vida a un ser que no tiene culpa en los embrollos del mundo. Al hablar de libertad muchas veces confundimos con “hacer lo que yo quiera” sin importar lo que digan los demas; por lo que indiscutiblememte no puede sobreponerse un valor, que en este caso seria la libertad, encima de otro valor que es fundamental, que es la VIDA.
En lo que respecta en este caso a las violaciones, el hecho de que no se haya deseado que sucediera el Hecho Ilicito(violacion), no justifica el dar MUERTE a otro ser que no puede ni siquiera defender su integridad. Aunque se escuchen un poco “frias” para esa mujer que ha sido victima de violacion, pero debemos poner en cuenta que en ese caso deberiamos desearle la muerte al victimario, no a un tercero que no tiene la culpa de haber sido procreado de manera violenta e ilicita o delictivamente.
Al menos esa es la concepcion que desde mi punto de vista debe ser. Gracias por su atencion
Creo que el aborto se trata de un modo frío, ya se nos presenta normal. Pero veamos que lo que se toma es la vida de una persona como nosotros mismos y con el agravante de que realiza con alevosía y ventaja, nadie lo va a defender, ni siquiera su madre. El asesino no es un neófito improvisado, es un profesional en la materia conoce a fondo el objeto de su crimen lo ha estudiado y además la ley le protege. A aquel bebe humano ni siquiera tiene el consuelo de la justicia de los “ombres”. La gente se a acostumbrado a tener una doble moral para juzgar la vida ajena. Pero cuando es nuestra vida la que esta en juego la cosa cambia. El aborto no puede ser licito desde ningún punto de vista, primero se debe salvar al niño y luego a la madre en todos los casos. El bebe no forma parte de la madre, desde el principio es un ser dependiente pero ajeno a la propiedad corporal del ser materno.
Pongámonos en el lugar del feto y pensemos que habríamos sentido si nuestra madre nos hubiese abortado. Simplemente hoy no estaríamos aquí. Sí el mundo de hoy no anda mejor es por causa de no dejar que nazcan los que lo hubieran podido cambiar. Yo pude nacer mi madre no me mató y por eso tengo una obligación de hacer de este mundo un lugar mejor, si una futura madre salva a su hijo del aborto este mundo puede comenzar a cambiar.
Pensemos en los Millones que han muerto despedazados en manos de “medicos” Asesinos y por sus “madres” que han consentido el crimen dentro de sus cuerpos. Cuantos de esos seres Humanos si se hubieran salvado habrían sido mejores que nosotros. Para terminar, como podemos pasar indiferentes ante la Catástrofe del crimen abortivo sin siquiera derramar una lagrima por esos pequeñines, que lucharon cuando sentían que les quitaban Su Vida…., ¿qué cosa vale más que una vida inocente?, ¿hay algo que tenga más valor?.
La vida de los bebes no nacidos siempre fue protegida en todas las civilizaciones, cuando lo permitieron fue cuando ya estaban en decadencia.
Recordemos lo que se dijo hace 2000 años:
“Todo lo que no hicieron por el más pequeño de sus hermanos, tampoco lo hicieron por mí”.