La vivencia no puede ser vivida en abstracto. Ya que posee una connotación concreta, in situ, la vivencia palpita junto al corazón humano. Hegel, por ejemplo, pensó “sobre” la lógica dialéctica y, desde luego, elaboró todo un tratado, una metafísica acerca de la lógica, pero desgraciadamente nunca la vivió.
Pensar en lógica dialéctica no es lo mismo que vivir en lógica dialéctica. Heráclito movilizó un concepto, logos, que invita a retroceder facultativamente al origen de las cosas. Logos no es un concepto intelectual, no es un artificio para pensar, es un camino para andar. “Esta no sé qué cosa” de Joserramón Melendes me inspira un desenfado hacia lo que naturalmente expresamos mediante la escritura.
Materia, forma, energía no es un ensayo para ser leído; es más, no es un ensayo en sí, ya que los ensayos son para ser leídos y comprendidos intelectualmente. Estos entrecruces litúrgicos de la expresión melendesianos –rupturas, avances, retrocesos, forcejeos, alusiones incompletas– rozan el centro mismo del logos, esa expresión desestabilizadora de la escritura para echar andar. Los ensayos poseen lógica formal de escritura y esto que visualizamos en las imágenes redentoras de Melendes es como un contraensayo, algo así como una subversión contra la escritura, contra la disciplina del Ego Escritural. En suma, este contraensayo es una aventura del mayor riesgo posible: ego vs logos.
Melendes se apoya en Lezama –un logoscéntrico- para decir lo que cree: la escritura es un falso sustituto de la realidad, de la energía de la vida. Y esta posición me parece genial. Ya que la mente del hombre ha sido condicionada a creer en la lógica de la escritura, aun cuando vamos leyendo un texto tan ambiguo como éste, nuestra percepción se ciñe a las palabras. Con Lezama, Melendes quiere que veamos el significado de las imágenes, no de las palabras. Por eso escribe como es, sinimportarle la lógica formal gramatical. Si nos fijamos en el título, las indicaciones nos preñan de aptitud: primero Materia, luego Forma y finalmente Energía; apreciamos de entrada el ardid del narrador. Nosotros básicamente leemos bajo materia y forma, que son cualidades de la lógica formal. Pero desestimamos la energía como lectura.
En este tercer punto la escritura de Melenses toma un sentido significativo no para la racionalidad, sino para el sentir. Si podemos estar atentos al discurso, nos absorberá. Y esta es para mí la intención del narrador: ¡vívela! Pero casi la humanidad al completo está por la forma y la materia, por los signos gramaticales. Casi la humanidad al completo mira correr desde la orilla el flujo de la corriente del río. Pero mientras no entre en ese flujo no entenderá en absoluto la propuesta ontológica de Melendes. Ese flujo con que se desliza la escritura de Melendes es la propia figuración de la energía del narrador.
Este trabajo de Melendes me hace feliz porque todo lo que he venido haciendo en materia escritural constituye un intento de que el énfasis de la escritura cambie. El origen de la escritura, la energía, es más importante que la manifestación.
Fuente: http://www.neoclubpress.com/cultura/critica/1162-melendes-y-la-energia-como-significado.html
21 de abril de 2011
que chevere