Giorgio Agamben, Heidegger, Nietzsche, Walter Benjamin, Cioran y Marx están detrás de Contra el tiempo. Filosofía práctica del instante (Anagrama), libro con el que el filósofo mexicano Luciano Concheiro de 25 años de edad quedó como finalista del 44° Premio de Ensayo. Historiador por la UNAM y sociólogo por la de Cambridge, Concheiro es profesor en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM donde cursa su doctorado bajo la tutoría de Roger Bartra. Tambiénes autor de: El intelectual mexicano: una especie en extinción. En Contra el tiempo, el autor entabla un diálogo con el instante retratado por Gabriel Orozco en sus fotografías.—Contra el tiempo incluye un epígrafe de E.M. Cioran, ¿por qué?
—Sus reflexiones existenciales constituyeron la vía para entender algo central: la idea de que la filosofía si buscaba la verdad era bastante mediocre, es decir, que lo interesante son las filosofías inclasificables como él le llama en algún lugar, aquellas que buscan la plenitud, la felicidad, la iluminación, el instante. Cioran me permitió entrever las otras posibilidades de lo filosófico.
—Cioran escribía con fragmentos, así escribiste Contra el tiempo.
—No es una decisión estilística sino teórica; ante todo, el convencimiento de que los sistemas filosóficos no alcanzan, de que la realidad es fragmentaria, de que nunca se va a poder decir todo, por un lado, y por el otro, la búsqueda de construir un discurso en el cual exista una vacuidad que pueda ser llenada por el lector. Siempre he creído que las obras de arte —libros, esculturas, pinturas— son completadas al momento de generar una relación de lectura, de interpretación con ellas. También me interesa mucho el tono panfletario, de combate.
—¿Y Nietzsche?
—Pascal, Nietzsche, Cioran y muchos otros, trabajan el aforismo, el fragmento. Los pesimistas. Pareciera que el pesimismo a lo que te lleva es a dudar incluso del lenguaje. El Libro de los pasajes de Walter Benjamin es importantísimo. Un gran referente al borramiento del “yo” en la creación literaria. Por ahí va mi exploración de una filosofía fragmentaria, buscando construir un discurso no total pero que entienda el fenómeno de la aceleración en su justa dimensión, en sus múltiples aspectos, y algo central: el fenómeno del instante, un fenómeno místico que sucede más allá del lenguaje, parecido al satori del budismo zen. Por eso los monjes budistas nunca te dicen qué es un satori. Te dicen qué es un koan, una paradoja, una pequeña historia que te ayuda a encontrar qué es el satori para llevar tú mismo el camino.
Luciano Concheiro
—¿No crees en las grandes revoluciones sino en lo que llamas una “resistencia tangencial”?
—Al menos no en las revoluciones como las conocimos en el siglo XX. Porque el mundo es otro y fue problemático lo que trajeron. Eso no significa que prefiero que se quede el capitalismo, todo lo contrario. Me interesa repensar la tradición revolucionaria, la tradición de izquierda en esta pequeña contribución que hago en mi libro. El capitalismo está sobre toda la Tierra y avanza como una racionalidad que se imprime en cada uno de los sujetos. Consiste en el individualismo, en esa idea de vendernos, etcétera. Aunque es cierto que está en crisis, como la ambiental que nos hace estar permanentemente al borde del colapso, pero incluso el capitalismo sabe cómo autorregularse en ese sentido.
—¿Por qué dices que es cada vez más difícil comprender el mundo contemporáneo?
—Las redes han permitido una ebullición permanente de noticias, de imagen, lo que hacen es construir un tiempo que yo llamo el del scroll infinito. Es como funcionan facebook, twitter, instagram, es decir, una nota que se ve rápidamente sustituida por la siguiente y la siguiente y la siguiente. El ritmo frenético con que suceden hace que se nos olvide rápidamente y no se construye una relación densa con ellas. Tampoco logramos construir una narrativa sobre lo que sucede. Hay una dispersión tal, tanta información, una cantidad de cabos, que unirlos, tejerlos, se vuelve muy difícil.
—Propones en lugar de una gran revolución, una “resistencia tangencial”, el instante como resistencia, ¿qué lectura haces del momento que viveMéxico desde esta perspectiva?
—Es muy complicado porque el instante como resistencia es minúscula y no basta. Sería irresponsable decir que el instante puede ser la salida para un país como el nuestro con una desigualdad tan profunda, personas que viven por debajo de la línea de pobreza, con los feminicidios diarios, un sistema judicial totalmente podrido, las migraciones terribles, el racismo. En este sentido hay que contextualizar y matizar esta resistencia. Este país necesita una cosa mucho más profunda. Lo que puede ser interesante del instante como resistencia es que cuando experimentamos este tiempo suspendido, lo que hacemos es estar de otra manera en el mundo, entonces es como salir a respirar estándonos ahogando y ver una posibilidad de algo más.
—¿Vivimos un momento de imaginación crítica?
—Uno voltea a ver a los políticos más radicales y son bastante conservadores. El instante nos sirve para entender, además, que el capitalismo no sólo va a ser derrotado si se impone otro sistema económico, tienen que rearticularse nuevas relaciones sociales, nuevas maneras de estar en el mundo, otras formas de vida, que en última instancia son otras formas de ordenar el tiempo que configura nuestra idea de la muerte, del amor, nuestra política y economía.
Fuente: http://www.siempre.com.mx/2017/03/luciano-concheiro-y-la-subversion-del-instante/
4 de marzo de 2017. MÉXICO