Lástima…

Después de siglos de autoritarismo, utopía, revolución, contrarrevolución, fascismo y estalinismo, Europa logró libertad, pluralismo, igualdad, prosperidad y democracia.
A partir de los años 50 y hasta hace pocos meses, la Unión Europea fue la encarnación política y económica del sueño de Occidente. Pocos dudaban del éxito del proyecto. El paradigma para América Latina y las antiguas colonias en África y Asia.

Los mejores deseos de Platón, Aristóteles, Pablo de Tarso, Santo Tomás, John Locke, Rousseau, el joven Marx y Max Weber parecían tomar forma. Quienes visitaban Francia, Alemania, Italia, los países escandinavos y España regresaban con la profunda convicción de que la Europa de los 90 y los años 2000 eran el camino, civilizado y seguro, para alcanzar la prosperidad y la felicidad.

No había duda. Los socialdemócratas, los laboristas y los verdes eran los partidos ejemplares, porque unían lo imposible, el agua de la libertad y el aceite de la justicia. Por fin se lograba el ideal de la Grecia antigua. El régimen ideal.

Hoy, todo el Tratado de Unidad Europea está en grave riesgo. En pocos meses, la flamante fachada racional de Europa empezó a resquebrajarse. Las finanzas públicas entraron en crisis; la destrucción de empleos avanza imparable; los trabajadores públicos son despedidos; las pensiones parecen estar en riesgo; los líderes políticos no atinan a dar respuestas; los ánimos se desesperan; las cabezas se confunden y los corazones se llenan de angustia y ansiedad. El euro se debilita. Todo en pocos meses…

Primero fue Grecia, la cuna del sueño; después, Irlanda, el ejemplo del cambio; poco después, Portugal y ahora España, Italia y Bélgica. A los dos primeros ya los rescató el Banco Central Europeo. Sesenta mil millones de euros al primero y 90 mil al segundo. Portugal necesitará una cantidad similar. España, que sigue en la lista de la crisis, parece demasiado grande para ser rescatada. En todos estos países la deuda pública y privada creció fuera de proporción. Se gastó más de lo debido, se vivió en la fantasía y, ahora, los mercados ponen en duda la solvencia futura.

¿Qué ocurrió? ¿Cuándo empezó a pudrirse lo que parecía perfecto y duradero? ¿Qué o quiénes son responsables del desastre?

La izquierda culpa a los especuladores perversos del mercado, escondidos en el anonimato de Wall Street o la City. Los financieros culpan a los burócratas opulentos, ineficientes y dispendiosos. La derecha culpa a los socialdemócratas, irresponsables, demagogos y manirrotos.

Mientras tanto, los europeos se han despertado empobrecidos y con su futuro pensionario en grave riesgo. Los jóvenes empiezan a contemplar con gran preocupación un futuro incierto y dificultoso. Muchos se dicen, se saben, engañados por una clase política que se derrumba ante el embate de la crisism y sólo balbucea respuestas superficiales.

La vanguardia ética de la humanidad, el paraíso de sindicalistas y emprendedores, la catedral laica del respeto a los derechos a mayorías y minorías parece hacer agua en sus partes blandas. Los pesimistas de siempre ya anuncian el
naufragio.

¿Cuáles son los errores, omisiones, excesos que hanm cometido los europeos? Los críticos hablan de soberbia, consumismo, egoísmo, ingenuidad y autocomplacencia. De haber tirado al basurero austeridad, realismo y disciplina.

Cualesquiera que sean las respuestas a la crisis no están en WikiLeaks. Ojalá los europeos las encuentren y resuelvan.

No va a ser fácil.
Fuente: http://impreso.milenio.com/node/8876829

MEXICO. 6 de diciembre de 2010

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