Las claves de Antonio Gramsci

Traducir a Gramsci (editorial ciencias sociales, 2007) es la obra más reciente que nos entrega el profesor de filosofía de la Universidad de la Habana Dr. Jorge Luis Acanda González.
Si bien el metafórico título indica que estamos ante un texto que facilitará la comprensión de la teoría de quién fuera uno de los más grandes pensadores del siglo XX, el profesor Acanda no sólo “traduce” al líder comunista italiano (1891-1937): también “traduce” a Kant, a Hegel, a Marx y, de paso, establece claramente las diferencias esenciales entre la filosofía propiamente marxiana y los más extendidos postulados de la vulgata marxista.

Desde el primer capítulo, Acanda describe el modo en que suele entenderse la teoría gramsciana en nuestro país; una teoría cada vez más recurrida sin ser completamente comprendida. Entre las razones que recrea el autor se encuentran: la propia oscuridad de los “Cuadernos de la cárcel”, que Gramsci tuviera que escribir en lenguaje cifrado para burlar al carcelero y evitar la destrucción de la obra; la influencia del marxismo mecanicista, economicista y dogmático, proveniente de la Unión Soviética y del cual V. Konstantinov fuera el más decidido campeón; y las frecuentes “traducciones” del pensamiento gramsciano desde perspectivas liberales, como la de Norberto Bobbio, que terminan convirtiendo a Antonio Gramsci en un pensador reformista e incluso idealista.
Por ello, el profesor Acanda, a lo largo de los 10 capítulos y el epílogo, que componen su libro, transita por los marcos explicativos que ofrece el contexto histórico, económico, filosófico y sociopolítico en el cual surge la teoría gramsciana. Es así como términos usualmente empleados como Liberalismo, Modernidad, Fascismo, Sociedad, Mercado, Libertad, Racionalidad, Propiedad, Democracia, Apropiación, Fetichismo, Producción, Enajenación, Socialismo, Poder, Capitalismo etc., se articulan complejamente enriqueciendo la perspectiva del lector.

El libro es también una formidable lección de Economía Política que va más allá del habitual discurso economicista. En él se nos aclara que el capitalismo es mucho más que la búsqueda de la maximización del valor, mucho más que la simple reproducción ampliada del capital. Tras la complaciente apariencia de un sistema que produce mercancías para la satisfacción de necesidades, Acanda hace notar otro rostro: el de un sistema que produce y reproduce una modalidad de relaciones sociales sobre la base de la producción y reproducción de necesidades humanas, es decir, sobre la base de la producción y reproducción de un tipo específico de subjetividad: la del individuo consumidor de mercancías.

La gnoseología es otra de las áreas abordadas en esta obra. Acanda se detiene en la problemática de nociones aparentemente contrapuestas como son lo “Objetivo” y lo “Subjetivo”, y, recurriendo a la Física Óptica, despeja una dicotomía promulgada sobre todo por quienes identifican lo “Objetivo” con lo verdadero. En el texto se nos explica por qué un fenómeno puede ser falso y, sin embargo, real y objetivo.

Es entonces (cuando hemos recibido imprescindibles lecciones de Economía Política, Gnoseología, Física Óptica, Filosofía moderna, Historia y Teoría sociopolítica), que estamos listos para comprender el significado de términos como “sociedad civil”, “poder y dominación”, “sentido común y buen sentido”, “guerra de posiciones”, “bloque histórico”, “revolución pasiva”, “intelectual orgánico”, “intectual tradicional” y otros tantos que se imbrican y presuponen, pues “es esta vinculación esencial entre ellos lo que con razón puede denominarse concepción o teoría gramsciana de la hegemonía”.

“Traducir a Gramsci” es, sin dudas, una magistral y didáctica obra que, aunque profundamente teórica, está escrita con un lenguaje sorprendentemente claro. En ella, es cierto, se nos muestran las claves para la comprensión del pensamiento del autor de los Cuadernos, sin embargo, y tal vez de manera inconsciente, además de los conocimientos que constituyen el contenido del libro, el profesor Jorge Luis Acanda González nos revela el arte de “traducir”, es decir, nos ofrece las claves para la “traducción” de cualquier otro pensador. De este modo, el libro consigue ser un ejercicio de estudio lo suficientemente hábil como para enseñarnos mucho más de lo que nos ha prometido.
Fuente: http://www.cubarte.cult.cu/global/loader.php?cat=actualidad&cont=showitem.php&tabla=entrevista&id=6183&seccion=Opini%C3%B3n&tipo=

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