La apertura fenomenològica de una obra de arte permite establecer un diàlogo con su materia y forma para intimar la autenticidad de su ser
Fuente artística – Wikimedfa
Se pregunta Heidegger por el carácter de la obra de arte en su escrito ´´El nacimiento de la obra de Arte” para afirmar que dicho carácter se halla en la materia de la obra, en ella misma, dando paso a la posibilidad fenomenológica de abrirla, a partir de sí misma. Afirma el autor :´´El carácter de cosa de la obra es manifiestamente la materia de la que se compone´´
Materia y forma
En el campo de lo estético Heidegger habla de materia y forma como los elementos constitutivos de una obra de arte. Dice : ´´El bloque de granito que reposa en sí mismo es algo materialbajo una forma determinada aunque tosca. Forma significa aquí la distribución y el ordenamiento de las partículas materiales en los lugares del espacio, de lo que resalta un perfil determinado: el del bloque. Pero también el cántaro, el hacha y los zapatos son una materia comprendida dentro de una forma. Además, esta disposición de materia y forma ya viene dispuesta de antemano dependiendo del uso al que se vaya a destinar una obra¨( Heidegger, “Nacimiento de la obra de arte”, Mèxico,FCE,1978, pp19)
Entonces, en los útiles, materia y forma cohabitan como determinaciones de lo que es el Ser, manifestado como Ente, siguiendo el màs amplio y tradicional pensamiento de Aristòteles, Tomàs de Aquino o la Escolástica medieval europea.
Una vez elaborado un utensilio, dice Heidegger, reposa en sí mismo como mera cosa que no se ha generado a sí misma, como el bloque de granito, y es pariente de la obra de arte en cuanto fue elaborado por el hombre,´´pero a su vez, debido a la auto suficiencia de su presencia, la obra de arte se parece más bien a la cosa generada espontáneamente y no forzada a nada´´( Heidegger, “Nacimiento de la obra de arte”, Opt. Ctd , pp 20)
El utensilio se halla forzado por su misma naturaleza a ser un útil. La obra de arte no sirve para ningún fin utilitario ni práctico. Solo para contemplarla y meditar sobre ella, haciéndola hablar como un objeto arqueológico, pero fundamentalmente como la poesía que crea un mundo.
Con relación a la obra pictórica de Van Gogh, ´´Las botas de campesino´´ dice Heidegger : ´´mientras solo nos representamos un par de botas en general, mientras nos limitemos a ver en el cuadro un simple par de zapatos vacíos y no utilizados. Nunca llegaremos a saber lo que es de verdad el ser-utensilio del utensilio´´( Heidegger, Nacimiento de la obra de arte, Opt. Ctd , pp23)
Entonces el autor procede a abrir el cuadro, a interpretarlo y significarlo, a partir del mismo cuadro, en un ejercicio de aplicación de su método fenomenológico, haciendo que la obra de arte hable por sí misma en su metalenguaje poético y devele su verdad: ´´en la oscura boca del gastado interior del zapato está grabada la fatiga de los pasos de la faena. En la ruda y robusta pesadez de las botas ha quedado apresada la obstinación del lento avanzar a lo largo de los extendidos y monótonos surcos del campo mientras sopla un viento Helado. En el cuero está estampada la humedad y el barro del suelo. En el zapato tiembla la callada llamada de la tierra, regalo del trigo maduro, su enigmática renuncia de sí misma en el yermo barbecho del campo invernal´´( Heidegger,” Nacimiento de la obra de arte”, Opt. Ctd, pp24)
En esta descripción, la materia del cuadro da cuenta de sí misma, de su época, del ambiente socio-económico que rodea el trabajo del campesino y cuyo testimonio es el retrato de unas botas viejas que cuentan su historia, permitiendo establecer relaciones con el entorno histórico y socio-cultural que lo rodea y modula. El objetivo es adentrarse en su propia alma que es el ser.
Otra interpretación de los Zapatos Viejos como algo ìntimo y propio que despierta el rastro del pasado y los sentimientos de lo vernàculo del Ser està dada en el soneto, un poco burlesco, del autor colombiano Luis Carlos Lòpez de 1879, con ese mismo tìtulo, sobre su ciudad, Cartagena de Indias:
“Noble rincón de mis abuelos, nada
como evocar cruzando callejuelas,
los tiempos de la cruz y de la espada,
del ahumado candil y la pajuelas…
Pues ya pasò, ciudad amurallada,
tu edad de folletìn, las carabelas
se fueron de tu rada…
Ya no viene el aceite en botijuelas.
Fuiste heròica en los tiempos coloniales
cuando tus hijos, águilas caudales,
no eran una caterva de vencejos.
Mas hoy, plena de rancio desaliño,
bien puede inspirar ese cariño
que uno le tiene a los zapatos viejos”
En el poema de Conrad Ferdinand Meyer ,´´ La fuente romana´´ Heidegger ve otro testimonio del Ser, expresado como la verdad del chapotear del agua, en una fuente, probablemente de estilo renacentista, manierista o barroca, localizada en alguna callejuela perdida de la Ciudad Eterna, Roma, de formas complejas y redondas que nos hablan de una época, pero también de una técnica en el manejo del agua y de una sensibilidad para seguir las cabriolas del líquido saltarino, contemplado por una sociedad burguesa, descansada y muelle, que vivió del trabajo y de las angustias de otros, ¨( Heidegger, Nacimiento de la obra de arte, Opt. Ctd , pp26)
´´Se eleva el chorro y al caer rebota
la redondez toda de la marmórea concha
que cubriéndose de un velo húmedo desborda
en la cuenca de la segunda concha.
La segunda, a su vez demasiado rica
Desparrama borboreante su fluido en la tercera,
Y cada una toma y da, al mismo tiempo
fluye y reposa”
Conclusiòn
Segùn Heidegger, seguidor de Aristòteles y crìtico del olvido de la Metafìsica en la Filosofìa Occidental, donde considera que se cosificò y entizò el Ser convirtiéndolo en una continua presencia, piensa que es posible captar ese Ser en la obra de Arte mediante el mètodo de la fenomenologìa, reinterpretada de su maestro Husserl, cuando se prescinde de su Ente, su materia, para penetrar su mundo erigido, y descubrir el Ser develado, el tesoro de los poetas, sus guardianes. En las obras antes ejemplificadas, tanto en el soneto de Luis Carlos Lòpez como en el cuadro de los zapatos viejos de Van Gogh, o en el poema de Meyer sobre la fuente renacentista, parece develarse su epicentro, su alma o corazòn, el espìritu històrico y socio- polìtico que los generò como obras plàsticas de ingenio, mediante la mano de artistas, que tenìan mucho que testimoniar y decir, diacrònica y sincrònicamente sobre su tiempo y lugar.
Fuente: http://julian-delgadillo.suite101.net/la-obra-de-arte-como-testimonio-del-seren-heidegger-a77517
13 de abril de 2012