Con el rótulo de la colección Paideia, y bajo la dirección del Dr. Antonio Zirión Quijano de la Universidad Nacional Autónoma de México, se acaba de publicar la antología La fenomenología en México. Avalado por un revelador prefacio y por un ensayo histórico, en parte ya anunciado en la sinopsis de la Historia de la fenomenología en México, publicada en el año 2003 por el mismo autor, en la prestigiosa Jitanjáfora Morelia Editorial (Morelia, 2003), este libro constituye una referencia ineludible tanto en el contexto de la filosofía mexicana contemporánea como en el panorama de la recepción del movimiento fenomenológico en América.
Su autor ha dedicado gran parte del trabajo de los últimos años al estudio del pensamiento fenomenológico europeo. Baste recordar que desde 1991 ha coordinado el proyecto del Diccionario Husserl / Husserl Wörterbuch (alemán/español), compilación de expresiones “definidas” mediante pasajes de las obras de Edmund Husserl. Es autor de la compilación Actualidad de Husserl, México, Alianza Editorial Mexicana / UNAM / Fundación Gutman, 1989. A ello habrá que añadir sus numerosas traducciones del pensador de Friburgo, entre las que podemos encontrar Las conferencias de París (UNAM, México 1988), El artículo de la Encyclopaedia Britannica (UNAM,México 1990), o Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica.
Libro segundo: Investigaciones fenomenológicas sobre la constitución. Desde 1980 ha trabajado como profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México, siendo técnico académico del Instituto de Investigaciones Filosóficas de dicha universidad. Su gran laboriosidad, su imperturbable tesón, y un carácter afable y entusiasmado, le han llevado a impulsar la difusión de la fenomenología en América Latina. Por algo es miembro fundador y coordinador en México del Círculo Latinoamericano de Fenomenología (CLAFEN), además de coordinar también la Serie Fenomenología en la editorial Jitanjáfora Morelia Editorial, Red Utopía, A. C. (Morelia, Michoacán) y la edición de la colección de Obras completas de José Gaos que publica la UNAM (en sustitución de Fernando Salmerón, quien la dirigió hasta su muerte en mayo de 1997). Hace escasos meses la editorial española Ediciones Encuentro publicaba la traducción de Miguel García-Baró de La filosofía, ciencia rigurosa. En sus páginas advertíamos la presencia, cada vez más frecuente, de Antonio Zirión. Lo mismo nos había ocurrido al leer la traducción de Juan A. Sánchez de la famosa Introducción a la fenomenología de Jan Patočka, publicada por Herder en el 2005. Tan sólo hace unos meses pudimos asistir, en Morelia, con la hospitalidad de la Facultad de Filosofía “Samuel Ramos” y del Instituto de Investigaciones Filosóficas “Luis Villoro” de la UMSNH, al V Coloquio Latinoamericano de Fenomenología, comprobando la intensidad y el riguroso trabajo al que Antonio nos tiene más que acostumbrados. Su presencia en el contexto filosófico internacional es ya patente y ostentosa. Sin embargo, el germen de la antología que aquí les presentamos se remonta al periodo doctoral del autor.
Después de haberse licenciado en la UNAM, en el año 1979, con una tesis de licenciatura sobre «La muerte en el pensamiento de Albert Camus», Antonio Zirión se doctoró en el año 2000 con su tesis doctoral Historia de la fenomenología en México,tras un periodo de investigación que abarca los años 1996-1999. Fruto de esta indagación es, en parte, la mencionada publicación del año 2003 en Jitanjáfora. Así mismo, y tal como reconoce su autor en el Prefacio de la obra que les presentamos, la primera parte, a modo de Estudio introductorio, es heredera de este fecundo periodo de exploración de la recepción de la fenomenología en México. Sin embargo, tanto en su presentación como en sus propuestas, resulta de una novedad, si cabe, más ambiciosa y más susceptible de una difusión internacional. De hecho, la lograda combinación de un ensayo histórico y de una antología de textos hacen de esta obra una sugerente
referencia, no sólo para el público cercano a la fenomenología o a la filosofía en México, sino también para el profano, que puede ver, transversalmente, parte del desarrollo de la filosofía europea, y, sobre todo, española, en una particular recepción y en un modo universal de comprensión a partir de la propia absorción del contexto histórico nacional. Todo ello es debido, en parte, a Margarita Vera Cuspinera, coordinadora del proyecto Historia de la filosofía contemporánea en México, y cuya colección se estructura con una importante selección de textos que la hace todavía más atractiva.
En un Prefacio muy esclarecedor Antonio Zirión vuelve a sostener su tesis de partida: las numerosas incomprensiones y confusiones que afectaron la recepción y la adaptación de la fenomenología en México. Este hecho, por otra parte generalizado también en otros marcos geográficos, se une de nuevo a la sempiterna cuestión de la filosofía de lo mexicano. De este modo, Zirión nos advierte de la división de dos partes bien diferenciadas, los textos que hablan sobre fenomenología y los ensayos puramente fenomenológicos o, al menos, aparentemente fenomenológicos; ambas partes, separadas por lo que él considera un “Interludio científico-literario”. En cualquier caso, el criterio de división resulta ser eminentemente pedagógico y, sobre todo, práctico, aunque quizás oculte un cierto presupuesto teórico previo de partida que, en algunos casos, pueda interpretarse a modo de prejuicio doctrinal propio de la ortodoxia fenomenológica. De hecho, al comienzo de su estudio introductorio, y oportunamente, Zirión trae a colación la sentencia de Ricoeur en su ensayo Sur la Phénoménologie: «la fenomenología es en gran medida la historia de las herejías husserlianas». Sin embargo, el autor es en todo momento justo y ecuánime, tanto con las excesivas tergiversaciones que en México se han hecho del movimiento fenomenológico como con cualquier desproporción nacional que se pueda hacer de su propio estatuto local. Es tajante al afirmar que: «No consiguió nunca, en consecuencia, y a pesar de que las principales obras de fenomenología publicadas aquí fueron obras didácticas o de divulgación, forjar una verdadera y sólida escuela filosófica».
Tras un inicio con el neokantismo mexicano de Adalberto García de Mendoza (1901-1965), del cual podremos leer su original Filosofía moderna. Husserl-Scheler- Heidegger, Zirión llegará pronto al inevitable punto de partida: Antonio Caso (1883- 1946) y José Vasconcelos (1882-1959). Recordemos los reproches de este mismo hacia la fenomenología y su, más que curiosa, «epojé inversa». A partir de este momento, veremos algunos de los textos más emblemáticos: La filosofía como un saber estricto y riguroso, de José Romano Muñoz; La fenomenología, de Francisco Larroyo; Hacia un nuevo humanismo y Filosofía de la vida artística, ambos de Samuel Ramos; La filosofía de Husserl, de Joaquín Xirau; Manual de introducción a la filosofía, de Adolfo Menéndez Samará; Fenomenología de la historia y de la crisis, de Manuel Cabrera Maciá; la famosa Introducción a la fenomenología, de José Gaos; la igual de famosa La “reducción a la inmanencia”, de Luis Villoro; los Esudios de filosofía alemana, de Fernando Salmerón; y, por último, el Discurso sobre el método, de Eduardo Nicol.
A continuación, y en el denominado “Interludio científico-literario”, Antonio Zirión nos presentará tres textos, en mi opinión, fundamentales: El espejo de Husserl, de Alfonso Reyes; Sentido fenomenológico de la filosofía, de Juan David García Bacca; y La fenomenología y la ciencia, de Mario Bunge. A estas alturas, la lectura de esta antología ya nos habrá mostrado la importancia teórica de tener recopilada una selección tan relevante de textos, acompañada de una detallada bibliografía que nos permite el acceso a las fuentes originales.
Por último, y bajo el epígrafe “Ensayos fenomenológicos y pseudofenomenológicos”, Antonio Zirión nos presentará once textos; algunos de los cuales nunca hubiera creído poder encontrar recopilados junto a los demás, pero cuya sorpresa hace, si cabe, más interesante esta propuesta, y que aquí nos permitiremos enumerar: La conciencia amorosa, de Joaquín Xirau; el Ensayo sobre el mando, de Luis Recaséns Siches; La ficción literaria, de Alfonso Reyes; La caricia, de José Gaos; Aplicación, al terreno jurídico, del objetivismo axiológico de Max Scheler y Nicolai Hartamann, de Eduardo García Máynez; La epojé inversa, de José Vasconcelos; Fenomenología del acto místico, de José Romano Muñoz; Fenomenología de las vivencias de pudor y caricia, de Isaías Altamirano; la Fenomenología del relajo, de Jorge Portilla; El falso problema de la intercomunicación, de Eduardo Nicol; y el célebre Leyendo a Husserl, de Emilio Uranga.
La fiel noticia de la procedencia detallada de los textos, unida a una ingente bibliografía general, hacen de esta antología una preciosa curiosidad, pero, sobre todo, un preciso instrumento de trabajo para el investigador iniciado en la filosofía mexicana, además de una fuente muy sugerente de información para la filosofía española y para la fenomenología europea. En efecto, a través de su lectura se pueden conocer las principales peculiaridades y características del “movimiento fenomenológico mexicano”, pero, además, contribuye al conocimiento de la historia de la filosofía en México en el siglo XX y, lo más importante, añade el rastro del movimiento natural de las ideas a través del horizonte concreto de los pueblos. Sin ninguna duda, el trabajo de Antonio Zirión Quijano es digno de elogio y de mención. Esperamos, con una gran expectación, la próxima publicación de sus investigaciones puramente fenomenológicas, que constituirán, de un modo preciso, parte de la futura fenomenología en México.
Dr. Luis Álvarez Falcón.
Zaragoza. España.
La fenomenología en México. Historia y Antología.
Antonio Zirión Quijano.
Estudio introductorio y selección de textos.
Colección Paideia.
Universidad Nacional Autónoma de México, México D.F., 2009.
Nº de páginas: 551. ISBN: 978-607-02-0572-9.
Fuente: http://www.revistadefilosofia.com/33-11.pdf
Eikasia. Revista de Filosofía, año V, 33 (julio 2010). http://www.revistadefilosofia.com 223
MEXICO. 23 de julio de 2010