La Doctrina Almagro: fundamentación epistemológica y gnoseológica. Por Luis Manuel Marcano Salazar

La Doctrina Almagro: un enfoque activo en la defensa de la democracia, basado en principios filosóficos, diplomacia firme y acción contra regímenes autoritarios

Por Luis Manuel Marcano Salazar

Como expuse en mi primer artículo, en el cual presenté al público lo que he denominado la Doctrina Almagro: el más alto reconocimiento que puede recibir un estadista o una figura pública es que la historia, a través de sus intérpretes, comprenda y valore el legado que deja en vida mediante su labor. En este sentido, Luis Almagro, distinguido secretario general saliente de la Organización de los Estados Americanos (OEA), ha trazado un camino indeleble en la defensa de la democracia y los derechos humanos, dejando un testimonio que bien puede ser denominado la Doctrina Almagro.

Dicha doctrina, sin embargo, necesita de fundamentos teóricos y epistemológicos que promuevan la discusión y permitan su consolidación dentro del pensamiento político contemporáneo. Es imprescindible analizar sus principios, alcances y limitaciones desde una perspectiva crítica, asegurando que su impacto trascienda el momento político y se convierta en un referente sólido dentro del debate sobre la democracia y los derechos humanos en América Latina.

Gnoseología de la doctrina Almagro

Desde una perspectiva gnoseológica, la Doctrina Almagro se erige como un modelo de conocimiento político basado en la experiencia y en la praxis diplomática. Su fundamento radica en la articulación de principios democráticos con mecanismos de intervención activa en defensa del Estado de derecho. El conocimiento que sustenta esta doctrina no es meramente especulativo, sino que se construye a partir de la observación empírica de los fenómenos políticos en América Latina y el Caribe. La crisis venezolana, la situación en Nicaragua y Bolivia, así como la aplicación de la Carta Democrática Interamericana, constituyen experiencias que han servido de laboratorio epistemológico para la consolidación de esta doctrina.

Autores como Karl Popper, con su concepción de la falsabilidad, permiten entender la Doctrina Almagro como un modelo en constante revisión y adecuación a la realidad. John Dewey, desde el pragmatismo, refuerza la idea de que el conocimiento político debe ser funcional y aplicable a la resolución de problemas concretos. En este sentido, la Doctrina Almagro no es una estructura dogmática, sino una construcción teórica que se retroalimenta a partir de la práctica política y diplomática.

En términos epistemológicos, la Doctrina Almagro puede analizarse desde un enfoque pragmatista, pues se basa en la operatividad de sus postulados para garantizar la estabilidad democrática. Su conocimiento no es absoluto ni inmutable, sino que responde a las dinámicas sociopolíticas, adaptándose a los contextos específicos. Esto la diferencia de otras doctrinas que han defendido principios democráticos desde un marco más teórico o normativo sin aplicación efectiva en la realidad.

Autores como Michel Foucault aportan una visión sobre el poder y la resistencia, lo que permite comprender la Doctrina Almagro como un instrumento de confrontación frente a regímenes autoritarios que buscan consolidar estructuras de dominación. Hannah Arendt, con su análisis sobre el totalitarismo y la acción política, respalda la necesidad de una diplomacia activa que no se limite a la observación pasiva de los abusos contra la democracia.

Desde una perspectiva fenomenológica, esta doctrina analiza los procesos políticos a partir de la experiencia de los ciudadanos y las comunidades afectadas por regímenes autoritarios. Esto implica que el conocimiento que sustenta la Doctrina Almagro no es únicamente institucional, sino que también se nutre de la vivencia directa de aquellos que han sido víctimas de violaciones a los derechos humanos.

Por otro lado, la Doctrina Almagro se inscribe en la tradición del realismo político, al reconocer que la defensa de la democracia no puede depender únicamente de la normatividad internacional, sino que requiere acciones concretas y estrategias de presión para garantizar su cumplimiento. Sin embargo, también incorpora elementos del idealismo democrático, al sostener que la comunidad internacional tiene la responsabilidad de promover los valores democráticos de manera activa y sostenida.

En términos metodológicos, la Doctrina Almagro emplea un enfoque inductivo, partiendo del análisis de casos específicos para desarrollar principios generales sobre la defensa de la democracia. A través del estudio de distintas crisis políticas en la región, esta doctrina ha logrado sistematizar un conjunto de estrategias que pueden ser aplicadas en diversos contextos.

Autores como Norberto Bobbio, con su teoría sobre la democracia y el Estado de derecho, también refuerzan la Doctrina Almagro, pues esta se sustenta en el principio de que las instituciones democráticas deben ser protegidas activamente. Su visión permite comprender la necesidad de un organismo internacional que actúe como garante de la estabilidad institucional.

Asimismo, esta doctrina plantea la necesidad de una epistemología crítica que cuestione las narrativas oficiales de los regímenes autoritarios y que visibilice las violaciones a los derechos humanos que estos cometen. Para ello, se apoya en el uso de la información proveniente de organismos internacionales, organizaciones no gubernamentales y testimonios directos de las víctimas.

Esencia teórica y doctrinal

La Doctrina Almagro se erige sobre un compromiso inquebrantable con la democracia, los derechos fundamentales y el fortalecimiento del Estado de derecho, distinguiéndose por una postura activa y resuelta ante las amenazas autoritarias en América Latina y el Caribe. Durante su gestión, Almagro ha sido un firme defensor de los valores democráticos, utilizando los mecanismos de la OEA, en particular la Carta Democrática Interamericana, para enfrentar regímenes que han erosionado las instituciones y vulnerado las libertades fundamentales. Su legado, por tanto, trasciende su mandato, consolidándose como un referente en la lucha por la preservación de los principios democráticos en la región.

Desde una perspectiva filosófica, la Doctrina Almagro se inscribe dentro del pensamiento kantiano en tanto que defiende la autonomía moral de los pueblos y la obligación ética de la comunidad internacional en garantizar la justicia. Como señala John Rawls en “El derecho de gentes”, la estabilidad global requiere instituciones comprometidas con la justicia, lo que coincide con la visión de Almagro sobre la OEA.

Max Weber advertía sobre la ética de la responsabilidad en la política. La Doctrina Almagro encarna esta premisa al enfatizar que la diplomacia no puede ser neutral ante el atropello de derechos humanos, sino que debe asumir un papel activo en la defensa de los valores democráticos.

El enfoque teórico de esta doctrina también puede ser analizado desde la teoría del contractualismo de Rousseau, dado que considera que la legitimidad de los gobiernos radica en su respeto al contrato social democrático. De allí que la intervención diplomática bajo esta doctrina se justifique cuando un régimen rompe con este pacto fundamental.

Además, la Doctrina Almagro se nutre de la visión habermasiana del discurso político, en la cual la deliberación y el consenso internacional son clave para la legitimidad de las decisiones. La OEA, bajo esta perspectiva, es vista como un foro esencial para el debate y la toma de decisiones en materia democrática.

Esta doctrina, lejos de limitarse a la denuncia de regímenes autoritarios, plantea estrategias efectivas de presión y aislamiento diplomático, lo que la vincula con el pensamiento realista de Hans Morgenthau, quien señalaba que el poder y la diplomacia deben combinarse para la defensa del orden internacional.

Se constituye en un modelo de acción diplomática fundamentado en principios éticos, políticos y filosóficos que buscan garantizar la estabilidad democrática en América Latina. Su enfoque dinámico la convierte en una referencia clave para la gobernanza regional y la defensa de los derechos humanos.

Notas

Luis Manuel Marcano Salazar. Es Doctor en Historia (UCAB)/ Doctor © en Derecho, Universidad Central de Chile. Académico Universidad SEK-Chile

Fuente: https://www.diariolasamericas.com/opinion/la-doctrina-almagro-fundamentacion-epistemologica-y-gnoseologica-n5373434

29 de marzo de 2025.

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