Eugenio Trías reúne toda su obra en ‘Creaciones filosóficas’.
Son más de 2.800 páginas de reflexiones. La obra en la que ha trabajado Eugenio Trías (Barcelona, 1942) durante toda su vida ocupa dos ingentes tomos reunidos bajo el título de Creaciones filosóficas (Galaxia Gutenberg). Pero no pesan. Su contenido suena como si fueran timbrecitos en el cerebro. El filósofo Javier Gomá dio ayer, durante la presentación de los volúmenes, con la mejor definición de la obra: “Es como una sinfonía del pensamiento”.
El primer tomo está centrado en los ámbitos de la estética, la ética y la filosofía política. En él se hallan algunos de sus ensayos más importantes de los años ochenta, como Lo bello y lo siniestro (Premio Nacional de Ensayo en 1983) y el Tratado de la pasión, uno de sus libros más leídos “porque habla de la pasión como una fuente de acción y de conocimiento”, explicó.
Fue en esta época cuando el filósofo trabajó con más ahínco en su concepto de límite, establecido como metáfora de la condición humana. “Como ese lugar del ser, ese camino entre lo ideal y lo real, entre el anhelo y la experiencia”, escribe. Un concepto que, además, no choca en absoluto con el mundo de las nuevas tecnologías. “Internet no acaba con nuestra condición fronteriza. Al contrario, creo que entre ambos puede establecerse un diálogo muy fecundo”, señaló.
Sus reflexiones sobre los movimientos espirituales ocupan el segundo tomo. Se centró en ellos en los noventa, cuando vislumbró “una inflexión en el interés por estos temas” tras una época de gran escepticismo. De estos pensamientos surgió La edad del espíritu, su libro más ambicioso.
La polémica del minarete
Trías reflexionó sobre el reciente sí que han dado los suizos a la prohibición de los minaretes por considerarlos una islamización de su país: “Yo no creo en el choque de civilizaciones de Huntington, sino en la convergencia”, manifestó. El filósofo también recalcó que “lo peor de la religión son sus conexiones con ciertas formas obscenas de la política y que prevalezca lo literal. Y esto es lo que hay que evitar”. Trías recordó, con respecto al Corán, que ya en el siglo XII hubo grupos que tomaban las enseñanzas de Mahoma de forma simbólica. “Y se distinguía muy bien de lo que era la legislación”, añadió.
“Yo no creo en el choque de civilizaciones de Huntington, sino en la convergencia”
El autor de La política y su sombra insistió de forma prolija en que con su obra lo único que ha pretendido es “intentar contestar a las preguntas básicas de la filosofía como ¿qué es el hombre?”. No ha buscado dar con la verdad, porque para él esa no es la tarea de la filosofía: “La audacia del pensamiento es aventurar alguna respuesta respecto al reto de la verdad, porque ésta, en filosofía, no puede ser asumida de forma dogmática. Puede que a la gente le irrite que la filosofía no resuelva nada, pero es que no debe hacerlo”.
Tampoco ha sido su intención alumbrar un sistema filosófico, aunque éste sí haya llegado a posteriori. Definió así su obra “como un hilo rojo”, forma con la que según él “han trabajado los filósofos del siglo XX”. Eso le llevó a acordarse de su madre, que ya ha cumplido 93 y es muy aficionada a los puzles: “Supongo que mi interés de la filosofía viene de ahí. Si encajas las piezas, ¿para qué las desencajas después?”.
Fuente: http://www.publico.es/culturas/274638/internet/acabara/limites/humanos
SPAIN. 12 de diciembre de 2009