El lugar donde nacen los niños y mueren los hombres, donde la libertad y el amor florecen, no es una oficina ni un comercio ni una fábrica. Ahí veo yo la importancia de la familia.
Gilbert Keith Chesterton
La familia, el núcleo de la humanidad, el lugar donde anida la esperanza de la especie, donde cristaliza, desarrolla y da sentido la experiencia humana, el lugar donde el ser humano encuentra la condición necesaria para el desarrollo de sus potencias y facultades.
La familia como célula fundamental de la sociedad y soporte del entramado social, pilar de la comunidad.
Estructura natural, que refleja el desarrollo de la gran capacidad de adaptación de la especie humana y tipifica su estructura merced a la penetración, conocimiento, e inteligencia que en cada paso manifiesta el hombre, revistiendo de nuevas formas el medio que le rodea, adaptando el entorno y adaptándose al mismo, generando así una sinergia evolutiva que le ha permitido la mayor capacidad de actualización de sus facultades, dejando al descubierto su esencia.
La esencia de lo humano, “la penetración de la inteligencia y el poder transformador del espíritu” y así, el poder de transformar y adaptar el entorno adaptándose. El universo como materia prima le es propio en cuanto a aporte a la formación y perfección de las formas y contenidos esenciales de la estructura primigenia que lo alberga y cobija: La familia.
La familia como una institución en la que se descubre la naturaleza y la esencia de la humanidad, soporte y perfección de la persona humana.
Resulta imposible pensar al hombre sin el cobijo y protección de la familia.
Por su natural condición de indigencia, por su fragilidad desde el momento mismo de su arribo a este mundo. Por su natural condición de indefensión, el amparo de la familia resulta más que obvio y necesario.
No es únicamente el instinto emanado de la condición gregaria, de su animalidad, rebasa los límites de ésta y se humaniza para dar sentido a la existencia y buscar en esta vida la trascendencia. Aquí no solo se es transeúnte, aquí se escribe una biografía, aquí se escribe la historia en cada uno de nuestros actos.
La familia es el lugar que mantiene unidos los lazos afectivos, es el fuego que mantiene henchidos y ardorosos la llama del amor divino humanizado, es el reflejo de la familia divina, armonía y paz en la que se desarrolla la esencia de lo humano y se presupone el camino a la eternidad.
Hablar de la familia, es hablar de un ente perfecto, que se actualiza en la acción de sus miembros(praxis), la misma que implica un crecimiento interior de cada uno de ellos.
No se puede tratar a la familia como una simple producción (poiesis) o acumulación de bienes y contenido. La experiencia en familia no es una yuxtaposición de eventos, la vida en familia es inmanencia trascendente, es experiencia comunicativa, en fin, es coexistencia; intimidad compartida.
No existen los “Tipos de familia”. La familia, y lo repito, es un ente completo perfecto. La desintegración familiar, sea ésta cual sea, solamente expresa una privación y se inscribe en la esperanza de su reintegración.
La familia es el nido en el que la penuria necesitante de nuestro ser físico y la indigencia manifiesta de nuestro ser espiritual, encuentra la protección y el amparo para la subsistencia.
Ahí es donde mas tarde, para el pleno desarrollo armónico de su naturaleza, continúa transformándose en persona merced al ejercicio de la virtud en un ambiente amoroso, que solo puede ser prodigado en la familia.
Decía el mismo Chesterton que “quienes hablan contra la familia no saben lo que hacen, porque no saben lo que deshacen”.
Hoy que la familia es el “blanco” de los ataques de diferentes ideologías que pretenden reducirla, a una simple “horda”, a un “clan”; a una “manada”, a un simple estructura de relaciones intrascendentes y tensionales.
El orden es visto como un obstáculo para el pleno desarrollo de la libertad personal, y la transmisión de tradiciones y valores propios de la familia.
La familia según estas ideologias es un freno y una afrenta para el pleno goce de los deseos y aspiraciones personales. El fin que pretenden es despojarla de lo humano de lo trascendente, afirmando falsedades y reduccionismos que distorsionan la esencia de la familia y denigran al hombre, destruyendo y pervirtiendo los lasos de unión familiar.
Las nuevas ideologías mitifican al hombre y rinden culto al super- hombre, omnipotente, capaz de despojar al mundo de su naturaleza, con solo falsear el lenguaje.
La realidad poco importa si se piensa como una construcción de la cultura, despojan al hombre de su realidad infundiendo la duda y ofreciendo la desaparición de las jerarquías y los limites, quedando el hombre ante la posibilidad irrestricta del exceso y por único límite el placer; hedonismo como principio y fin, del quehacer humano.
La moral es la diana a la que todas las flechas de las ideologías, apuntan sus arcos y disparan sus flechas.
El pertinaz ataque contra los principios morales se encuentra a la base de todas las ideologías que buscan la desaparición de la familia, los principios morales han dado sustento y cohesividad a la familia, han demostrado en el transcurso de la historia su efectividad.
La armadura capaz de proteger el preciado tesoro de la familia son sin lugar a duda los mismos principios que han de esgrimirse para su defensa y protección al final de los tiempos.
No son una invención humana como se pretende hacer creer desde las ideologías que buscan su destrucción, son sí, producto de la penetración de la inteligencia en la naturaleza misma de la familia, en el que la esencia brota y se debela por la humana inteligencia, dando cuenta de su razón de ser.
Todo principio da por si la razón más profunda de su propia naturaleza, es la manera en la que el mundo (realidad física) se vuelve uno con lo humano es la verdadera integración de dos naturalezas de distinto orden.
En forma de principios la realidad más profunda es revelada al hombre.
La moralidad es una revelación y una anticipación del porvenir, bajo una lectura de causa efecto.
Es una película que se proyecta en el futuro, revela lo presente y se filma en el pasado bajo un único argumento.
Los ideólogos del mal lo saben, y pretenden a toda costa su desvanecimiento, para ello han modificado el lenguaje, suavizado términos, imponiendo límites desde el absurdo (lo políticamente correcto) y anacronizando las definiciones, transformado significados a través de una ingeniería lingüística al servicio de la perversión ideológica desde la misma concepción del término, y por tanto se hace necesario su aclaración.
Terry Eagleton en su libro “Una introducción a la Ideología” manifiesta la dificultad que se tiene para una buena definición de ideología.
El amplio abanico de significados dificulta una definición categórica, sin embargo, enumera un catálogo de las diferentes definiciones que se encuentran en boga sobre el término.
a) el proceso de producción de significados, signos y valores en la
vida cotidiana;
b) conjunto de ideas característico de un grupo o clase social;
e) ideas que permiten legitimar un poder político dominante;
d) ideas falsas que contribuyen a legitimar un poder político dominante;
e) comunicación sistemáticamente deformada;
f) aquello que facilita una toma de posición ante un tema;
g) tipos de pensamiento motivados por intereses sociales;
h) pensamiento de la identidad;
i) ilusión socialmente necesaria;
j) unión de discurso y poder;
k) medio por el que los agentes sociales dan sentido a su mundo, de
manera consciente;
l) conjunto de creencias orientadas a la acción;
m) confusión de la realidad fenoménica y lingüística;
n) cierre semiótico;
o) medio indispensable en el que las personas expresan en su vida
sus relaciones en una estructura social;
p) proceso por el cual la vida social se convierte en una realidad
natural.
Sin embargo, en todas ellas encontramos un común denominador; la racionalización y sujetibización de un contenido parcial de la realidad que se aviene a los intereses propios o de un grupo manifestando desde ahí un argumento egemónico capaz de presentarse como fundamento de una realidad asumida y transformada por el mismo.
Esta implicación de creencias que pretende una universalización de la realidad por tan solo un aspecto de la misma, se encuentra sistemáticamente ligada a lo que bien podríamos generalizar como una definición de ideología; tomándolo como un sistema de creencias y racionalizaciones que refuerza su propia posición de privilegio.
• Obedece a los intereses y al egoísmo grupal de sus postulantes, en lugar de responder a una búsqueda del bien común,
• Posee un conjunto de soluciones fijas y preestablecidas para los problemas sociales,
• Es dogmático, planteando premisas normativas irrefutables y que no pueden ser comprobadas,
• Se acompaña del proselitismo, propaganda y en grados extremos, del adoctrinamiento.
• Cuenta con justificaciones internas y causas ajenas a su control para explicar sus propios fracasos.
• El origen del termino es atribuido a Destutt de Tracy (Mémoire sur la faculté de penser, 1796), y originalmente denominaba la ciencia que estudia las ideas, su carácter, origen y las leyes que las rigen, así como las relaciones con los signos que las expresan.
Destutt, pretendía encontrar la base de todas las ciencias, en la “ciencia de las ideas”.
Encontrar en ellas como fenómenos naturales una relación entre el hombre y su medio natural de vida y así posibilitar el conocimiento de la verdadera naturaleza humana, al preguntarse de donde vienen nuestras ideas y como se desarrollan.
Más adelante, Karl Marx transformó a la ideología en el conjunto de ideas cuya relación con la realidad es menos importante que su objetivo (evitar que los oprimidos perciban su estado de opresión). Por eso Marx afirma que la ideología genera una falsa conciencia sobre las condiciones materiales de existencia del hombre.
En este sentido, la ideología es una herramienta de control social para despojar al ser humano de su libertad, transformándolo en parte de una masa manipulable.
La ideología se convierte ahora en un instrumento de manipulación mediática, cuya relación con la realidad no es relevante.
Nicolás Márquez y Agustín Laje en su libro “El libro negro de la nueva izquierda” ideología de género o subversión cultural. Desarrollan un estudio profundo sobre como las nuevas ideologías que denigran a la familia tienen por principio un común denominador; la transformación de la sociedad hacia un gobierno totalitario de izquierda.
Ahondan en el proceso marxista de una dialéctica que se transfiere de una lucha de clases a una lucha de poderes mediáticos entre el poder del estado, como un poder transformador de manera totalizante de la sociedad. El brinco necesita de un proceso que elimine cualquier forma de poder que se le oponga, en ese sentido la familia como un poder natural se convierte en el enemigo a vencer.
La transformación que la sociedad exige desde la óptica transformadora del neo marxismo es planteada ahora, ya no como una lucha de clases, sino como una dialéctica entre los débiles (minorías) sojuzgados y el poder opresor de las formas tradicionales de cultura.
La familia cofre natural de los valores tradicionales y celosa guardián de la cultura se ve ferozmente atacada desde su intimidad.
Los lazos familiares, vínculo del orden de la educación y la cultura, en la que el amor se entrelaza por la donación generosa de cada uno de sus miembros, privilegiando la armonía, y sometiendo sus potestad individual al orden familiar. Son, hoy por hoy, desde el derecho positivo una suerte de lucha y enfrentamiento.
La intromisión en el ámbito de lo privado, lo mismo que de lo público por parte de esta ideologías, merece una enumeración y demarcación de interacción con las diferentes dimensiones de lo humano, a las cuales de manera sistemática afectan y desestiman.
En el ámbito personal, la apología del SUPER YO (el yo, después yo, y por ultimo yo) el hedonismo, como un esquema totalizante de la persona.
El consumismo, la ambición de acumular bienes materiales en sustitución de afectos o bienes espirituales.
El sujetivismo, la creencia que la verdad se encuentra solamente en mi concepción de la realidad.
El relativismo, si el mundo solamente se encuentra como relativo a mi pensamiento, luego el mundo está hecho a mi medida.
El nihilismo, el desencanto de la realidad y la negación de todo contenido que no convenga a mis intereses.
En el ámbito de la vida: El aborto, la manipulación genética, los vientres de alquiler y la eutanasia.
En el ámbito de las relaciones sociales: La materno-fobia, la fili-fobia, la superación personal que condiciona la maternidad, la pobreza, que de igual manera condiciona la maternidad, y promueve el aborto y con el la cultura de la muerte, ser ama de casa, la abstinencia, la castidad, el celibato, el integrismo laboral, el liberalismo religioso.
En el ámbito sexual; El feminismo radical, la homosexualiad, la pansexualidad, la ideología de género, travestismo, bestialismo, el trans-sexualismo. Todas estas ideologías nacidas de la falaz dialéctica de enfrentamiento entre el hombre y la mujer.
Han llegado al absurdo de negar la condición natural de hombre y mujer, proponen como una síntesis superadora la desaparición de los sexos desde una lógica del absurdo, desde el marco teórico pretenden imponer una “realidad” producto de la reconstrucción especulativa.
El sentido común ha desaparecido, el conocimiento y la reflexión sobre la vida humana se han perdido.
La imaginación es el límite de las nuevas ideologías, y su caprichosa manera de entender el mundo para transformarlo, a justa medida de sus pasiones y sus deseos; el relativismo, el sujetivismo y el nihilismo se encuentran por debajo de toda ideología, que so pretexto de una emancipación de los oprimidos, pretenden a toda costa la desaparición de los limites, con ello imponer la cultura del libertinaje, la forzosa desaparición de la familia y la sumisión del hombre a sus pasiones. Reducir su condición de ser humano a la de individuo, la emancipación de los lazos familiares y la satisfacción de sus necesidades más básicas deshumanizando por completo su comportamiento es el objetivo último de toda ideología.
Conclusiones
La familia como institución natural, marco en el cual se cristaliza y desarrolla el potencial de lo humano.
Se torna imprescindible su defensa desde el argumento filosófico. No únicamente para justificar su permanencia como institución tradicional, sino a sabiendas que en ella se juega el futuro de la humanidad.
La persona humana quedaría en estado de indefensión, por su naturaleza endeble en los primeros estadios de la vida y a merced de autoritarismo ideológico del gobierno en turno.
Las ideologías que atentan contra la dignidad de la persona humana, sabedoras de que con ello denigran la institución de la familia son intrínsecamente perversas. El ser humano necesita un ambiente óptimo de desarrollo, el cual, al desarticular y atacar a la familia desaparece. Queda pues el ser humano a merced de la veleta que el viento ideológico determine.
La familia necesita de orden y no de un artificioso orden, si no del orden que le es conferido, no por la cultura, como los ideólogos lo afirman, sino del orden natural que le es propio, y que ha ganado evolutivamente en la perfección que reconoce como benéfico en el desarrollo del ser personal.
Las etapas de perfeccionamiento que la familia asume como condición natural, se descubren, no como un artificio, sino por la bondad que se persigue en la vida digna que subyace a la dignidad del propio ser humano.
La persona humana, es preminentemente entendida como coexistente en el marco familiar, no por su indigencia y necesidad, sino por su carácter de criatura y miembro de la especie humana, la cual conlleva la donación amorosa de quien en matrimonio, lo piensa en ayuntamiento amoroso y trascendente al acto mismo de la procreación, que se explicita en la libertad conferida, aún antes de que ella sea ejercida de facto al nuevo ser, que se inscribe como miembro de la familia; se le confiere la calidad de libre, abierto al conocimiento, capaz de amar y relacionarse.
Todo ello por ser un miembro mas de la especie humana.
Por tanto, las ideologías de ayer y de hoy, que pretenden entender y transformar a la familias, apoyadas en solo una de las dimensiones humanas (sexual, económica, o social) no solo están erradas, están perversamente manipuladas y además de que pretenden la desvinculación de la familia, pretenden sistemáticamente la degradación de la especie.
Concebir el aborto, la ideología de género, el ataque y el aniquilamiento del matrimonio, sin entenderlo como un ataque sistemático a la especie, es dejar de ver el panorama completo.
La pretensión de un totalitarismo hegemónico, la usurpación por parte del poder y el control de la población por un pretendido gobierno global, es sin lugar a dudas, lo que motiva y da impulso desde las instancias internacionales a este ataque feroz contra la familia.
Socavar la soberanía, el poder que de manera natural se asienta en la familia, que ancla y encadena toda suerte lazos sistémicos de acción;
Tradiciones, valores, cultura, afectos, pasiones y sobre todo lazos amorosos, que en su conjunto efectúan la comunidad familiar, amalgama de unión inquebrantable que pone por encima de toda pretensión desvinculante la fuerza de su cohesividad en el orden moral.
Es esta y no otra la consigna de las diversas ideologías que pretenden acabar con la institución familiar, atreves de la manipulación lingüística, el eufemismo travestista, falso interlocutor desdeñoso de una palpable realidad.
La familia ha superado toda pretensión absurda de su desvinculación, denigración y degradación.
La historia de la filosofía da cuenta de la pretensión de ello, Platón en su célebre diálogo sobre la república, pretende en aras de un bien mayor para la polis, la sistemática desvinculación y degradación de la familia.
El estado mantendrá la hegemonía en el desarrollo de la prole, so pretexto de una súper especialización de las actividades de los ciudadanos y así asegurar la utopía de una ciudad con el mejor de los gobiernos, la mayor generación de la riqueza y la mejor calidad de vida de sus integrantes.
Las ideologías modernas con otras caretas (Ideología de género, feminismo radical, la ideología “queer”, el “matrimonio” homosexual, la adopción homosexual, el aborto, la ingeniería genética vinculada a la maternidad, los vientres de alquiler y los mal llamados métodos de salud reproductiva) tienen por “objeto” (y en ello convergen con la vieja tesis Platónica) el mayor bienestar social y personal, la vieja falacia se renueva con la misma pretensión y acomete con mayor vehemencia contra los principios metafísicos y antropológicos de la familia.
Puesto que la familia, implícitamente, participa en sí misma de su finalidad, es un ente cuya esencia alcanza la esencia misma del hombre, por tanto no debe ser reducida a una sola de las dimensiones trascendentales de lo humano a decir “la libertad”, falas argumentación que predispone el ego a su propia saturación, alienándose. Quedando a merced de sus deseos y placeres, que lejos de acercarlo a su condición de persona, lo degrada y denigra aniquilándolo, negándose a si mismo; el nihilismo.
La pretendida libertad en la posmodernidad ofrece la falsa promesa de la omnipotencia, la total transformación de la realidad. La ilusoria creencia que con solo desearlo la percepción transforma las estructuras de la realidad.
Familia y persona se manejan como producto de la cultura, susceptibles de amoldarse a cualquier estereotipo por mas aberrante que este sea, tal es el caso de la ingeniería social, que con la manipulación lingüística niega la condición biológica de la persona.
La libertad en la posmodernidad es entendida como desvinculación de la acción y la responsabilidad personal.
Todo es válido si atiende a la satisfacción placentera y se aleja el compromiso.
El hedonismo y el nihilismo son las peores pandemias de nuestro tiempo, son el instrumento de las múltiples ideologías que denigran y degradan a la persona humana, lo acercan cada vez mas su bestialización.
La intangibilidad de los límites y la perdida de la moral que conllevan vienen a sustituir el gozo honesto, por el degradante placer de los veleidosos excesos, el hombre no alcanza la plenitud que le exige su segunda naturaleza; su ser personal
Es imperativo el restablecer el orden, desde la vuelta a una filosofía realista, a la búsqueda de la verdad como fundamento y principio, a una verdadera antropología, que sea fundamentante y fundamental en el sustento teórico y práctico de la persona humana y por ende de la institución familiar.
Fuente: Nicolás Gerardo Annett Fraire
2° CONGRESO DE FILOSOFIA “Filosofía de la familia”
FEDERACIÓN NACIONAL DE FILÓSOFOS
12 de mayo de 2017. MÉXICO
Señor, considera usted que hay censura o línea contra los defensores de la vida, la familia, la verdad, en los “Mass Media”? Realmente, esta página es una de las pocas donde he encontrado ensayos y análisis basados en la razón y la verdad.