“Historias de filósofos” no es un libro de Filosofía, aunque en la narración de los avatares de la vida de los pensadores estudiados se traslucen sus ideas y sus especulaciones mentales. “El conocimiento de la vida y la personalidad de un filósofo no nos ahorra nada del esfuerzo que hay que hacer para comprender sus argumentos. Pero ocurre que, contra lo que a veces se cree, muchos filósofos importantes han sido también hombres interesantes que vivieron vidas dignas de ser contadas”, anuncia Pablo da Silveira al introducir las narraciones que tienen por protagonistas a Sócrates, Eloísa y Abelardo, Santo Tomás de Aquino, Spinoza, David Hume, Soren Kierkegaard y Ludwig Wittgenstein.
El primer capítulo está dedicado a descubrir por qué mataron a Sócrates. “El problema que mató a Sócrates es enorme y profundo, hasta el punto de que hoy lo seguimos discutiendo. ¿Dónde se encuentra la verdadera libertad individual? ¿En la riqueza de una vida personal que consigue la perfecta autonomía y se desentiende de la opinión de los demás? ¿O en la búsqueda con los otros que dé significado a nuestros hallazgos y ponga sentido a nuestras metas?”
Sigue una historia de amor del siglo XII que parece anticiparse a las más exacerbadas invenciones que podría pergeñar el romanticismo. Abelardo era un académico de éxito, ambicioso e inteligente, convertido en el profesor de Teología y de Filosofía más joven de su tiempo en París. Discutía el mundo platónico de las esencias; detrás de los nombres generales -decía- la única realidad es la realidad de las cosas particulares, y la universalidad sólo una función lógica del lenguaje. Vital sensitivo, vanidoso, este clérigo y canónigo era también mujeriego. Y no podía caer sino enamorado de Eloísa, que era una mujer excepcional, que dominaba el latín, el griego y el hebreo. Abelardo logró ser nombrado preceptor de Eloísa. “Usó su brillantez y su talento, usó su fama y la diferencia de edades que los separaba (él bordeaba los 40, Eloísa tendría 18)” y hasta la fuerza para transformarse en el amante de Eloísa. Ella termina embarazada; él le propone casamiento pero manteniendo en secreto el hecho. Ser filósofo y teólogo no era una profesión sino un estilo de vida; ser célibe, concretamente. Contra la voluntad de ella, que no quiere arruinar su carrera, se casan una madrugada en una iglesia desierta. Pero todo trasciende y los parientes de Eloísa ejecutan una venganza espantosa: emascularon a Abelardo, y todo se derrumba en la tragedia, las familias, condenadas y sus bienes confiscados, Abelardo decide convertirse en monje y ordena a Eloísa que también tome los hábitos, y ella, por amor de un hombre y no de Dios, le hace caso. Ella (incluso siendo una venerable superiora) escribirá cartas ardientes: “Cuando yo disfrutaba contigo los placeres de la carne, muchos se preguntaban si lo hacía por concupiscencia o por amor. Pero ahora, la manera en que termino muestra de qué forma he comenzado. Porque he terminado por prohibirme todas las voluptuosidades da fin de obedecer a tu voluntad. No me reservé nada, salvo el hacerme tuya ante todo, como lo soy ahora”.
Abelardo se abandona a Dios y sigue trabajando en sus comentarios de Porfirio y Aristóteles. Fue generosamente recibido por los monjes de la abadía de San Dionisio, pero sin quererlo él les complicó la vida al escribir un libro sobre la Trinidad que fue condenado y quemado públicamente. Los monjes de una perdida abadía bretona lo convocan a dirigir su comunidad. Abelardo acepta y emprende el viaje, “sólo para descubrir que era víctima de un malentendido: había llegado a una abadía habitada por monjes violentos y corruptos que habían perdido todo contacto con la vida religiosa. Lo habían elegido a él como abad porque lo consideraban uno de los suyos”.
Abelardo insiste en su idea de ser un piadoso monje, pero los problemas generados involuntariamente por sus escritos y por su carácter lo perseguirán hasta el día de su muerte. Eloísa, en cambio, tiene una carrera exitosa como superiora, y su comportamiento sería intachable, pero nunca se mintió a sí misma. Le escribe a Abelardo: “Aquellas voluptuosidades de amantes que hemos disfrutado juntos han sido para mí tan dulces que no puedo recordarlas sin pena”. El Concilio de Siena condena a Abelardo por sus escritos. Decide viajar a Roma para defenderse ante el Papa. Morirá en el camino. Eloísa lo sobrevivió veinte años, siempre presentándose para toda Europa como una ejemplar religiosa.
Luego Da Silveira estudia a Tomás de Aquino, ese gordo descomunal para el cual hubo que reformar su mesa de trabajo, el comedor y la capilla del monasterio donde vivía. Tenía gran sentido del humor. Nunca ocupó ningún cargo jerárquico, vencido a menudo por sus adversarios. Casi en secreto escribió la Summa Theologica, que sólo después de su muerte se convirtió en la indiscutida base de la ortodoxia de la Iglesia de Roma.
Siguen las desventuras sin fin de Spinoza, maldecido en vida y en muerte por la comunidad judía de Amsterdam. “Fue en todos los sentidos un hombre bueno, pero sus contemporáneos no tuvieron piedad ni de su alma ni de sus huesos”. En su “Etica”, a través de teoremas, Spinoza demuestra la existencia de Dios, pero de un Dios muy lejano del de los judíos y cristianos. Sobrevivió puliendo cristales y murió solo y joven.
La serena muerte de David Hume, el filósofo que se empecinó en romper el racionalismo moral, ocupa el siguiente capítulo del libro.
La locura y el talento de Soren Kierkegaard y sus experiencias desde una vida estética, a una vida ética, a una vida religiosa y las múltiples vidas de Ludwig Wittgenstein cierran el volumen. Publicó Punto de Lectura.
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Sócrates y Ludwig Wittgenstein fueron filósofos de grandes argumentos. Pero también vivieron vidas dignas de ser contadas. “Historias de filósofos” de Pablo da Silveira tiene por protagonistas las vivencias de éstos y otros filósofos.
Fuente: http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2010/06/14/opinion/OPIN-02.html
ARGENTINA. 14 de Junio de 2010
Excelente artìculo, pero aùn mejor es el libro que de manera simple y entretenida nos muestra las ideas del filòsofo y la trama de su vida.
Estudie filosofia y meapasiona todo lo referido a ella Gracias