En su conocido estudio sobre Heráclito, Jean Brun (Héraclite, ou le philosophe de l’éternel retour, París: Seghers, 1969, p. 13) afirmaba que:
es quizás Heidegger quien mejor ha sabido darle una nueva actualidad al filósofo de Éfeso, a quien con frecuencia aproxima a Parménides. Heidegger ve en Heráclito a aquel que, después de Anaximandro, ha formulado el verdadero problema: el de la relación que hay entre el ser y los existentes en una filosofía para la que el ser está dado como lo que se muestra y se oculta, mientras que los existentes permanecen en el error y en la errancia porque participan del ser sin poseerlo.
Por su parte, en su artículo sobre el logos de Heráclito (“Logos (Heráclito, fragmento 50)”, trad. de Eustaquio Barjau, en: Heidegger, Martin, Conferencias y artículos, Barcelona: Serbal, 1994, pp. 179-199) observaba Heidegger que:
La sentencia de Heráclito parece comprensible desde todos los puntos de vista. Sin embargo, aquí todo sigue siendo cuestionable. Lo más cuestionable de todo es lo más evidente, a saber, nuestra presuposición de que, para nosotros, los que hemos venido después, para la inteligencia de la que nos servimos todos los días, lo que Heráclito dice tiene, de un modo inmediato, que resultar evidente. Es esto una exigencia que, presumiblemente, no se ha cumplido ni siquiera para los contemporáneos de Heráclito, como tampoco se ha cumplido para sus compañeros de viaje.
En efecto, el logos de Heráclito se deja oír no en su claridad, sino más propiamente en su oscuridad, en ese ocultamiento de su decir fundamental que se pierde cuando se le pretende evidente. Heidegger se interesó en el logos heraclíteo no por sí mismo, sino en el marco de su proyecto de reconocimiento del olvido del ser en la historia de la filosofía occidental. Ese interés, que se deja rastrear en diversos textos, se centró en su interpretación del logos como “reunión” (Sammlung); esto es, como armonía de los opuestos y, de modo particular, de la distinción entre el ser y lo ente. No resulta extraño por ello que aparezca Heráclito mencionado también en el último capítulo (“La delimitación del ser”) de su Introducción a la metafísica (Barcelona: Gedisa, 1998), en la que Heidegger cuestionaba la común oposición entre Heráclito y Parménides, sosteniendo en cambio que “Heráclito —a quien, en abierta oposición con Parménides, se le atribuye la doctrina del devenir— dice, en verdad, lo mismo que aquél” (p. 135).
Además de los dos textos mencionados y del artículo “Alétheia (Heráclito, Fragmento 6)”, Friedrich-Wilhelm von Herrmann editó, estando todavía vivo Heidegger, su seminario del semestre de invierno de 1966/67, dedicado a Heráclito y co-dictado en Friburgo con Eugen Fink (Frankfurt am Main: Vittorio Klostermann, 1970, 266 p.). Este seminario está traducido al castellano por J. Muñoz y S. Mas (Barcelona: Ariel, 1986, 215 p.). Por otro lado, dentro del plan de la Gesamtausgabe, se publicaron después los cursos sobre Heráclito correspondientes a los semestres de verano de 1943/44 (Heraklit. 1. Der Anfang des abendländischen Denkens (1943) / 2. Logik. Heraklits Lehre vom Logos (1944), Bd. 55, Frankfurt am Main: Vittorio Klostermann, 1979, 418 p.). Son estos últimos los seminarios sobre Heráclito que no habían sido traducidos al castellano y que ahora ha traducido Carlos Másmela dentro del proyecto de la Biblioteca Internacional Martin Heidegger, asociada en esta ocasión con la editorial El hilo de Ariadna.
En estos dos seminarios se observa cómo Heráclito es, para Heidegger, el pensador del logos originario que pronto fue olvidado por la tradición de la metafísica occidental. En ese sentido, Heráclito es un maestro que, al enunciar una verdad (des-velamiento, a-letheia) que ama ocultarse, nos devuelve a ese pensar originario propio de la existencia auténtica.
Título: HERÁCLITO
Autor: MARTIN HEIDEGGER
Formato: 22 x 16 cms.
Páginas: 456
Editorial: El hilo de Ariadna; Biblioteca Internacional Martin Heidegger
Ciudad: Buenos Aires
Año: 2012
Traducción: Carlos Másmela
ISBN: 978-987-23546-4-0
Reseña editorial:
Heráclito incluye dos seminarios dictados en la Universidad de Friburgo: “El inicio del pensar occidental (Heráclito)”, del semestre de verano de 1943, y “Lógica. La doctrina de Heráclito del Lógos”, del semestre de verano de 1944.
En el primero, Heidegger parte de la figura de Heráclito como filósofo “oscuro” para rebatir las interpretaciones tradicionales de su pensamiento y hacer surgir una reflexión que no desatienda aquella verdad inicial que sólo se revela al ocultarse. Sobre la base de un reordenamiento propio de los fragmentos transmitidos, Heidegger analiza de modo inmanente las relaciones que establecen conceptos fundamentales del pensar griego como ser, ente, naturaleza y verdad, a la vez que expone los límites y los desvaríos del pensamiento metafísico cada vez que éste se ha confrontado con el pensar inicial.
En el segundo, Heidegger desarticula la tríada científica griega (lógica, física y ética) para mostrar cómo en la equiparación de lógica y pensamiento se ha fundado el destino de Occidente. El cuestionamiento de la metafísica (en cuanto vía que impide escuchar el Lógos originario) alcanza aquí su mayor potencia, al mismo tiempo que se despliegan en toda su multiplicidad los diferentes caminos que pueden conducir al hombre, en cuanto resguardador del ser, a la esencia inicial del Lógos.
Fuente: http://biblio-filo-sofia.blogspot.mx/2012/08/heraclito-de-martin-heidegger.html
Página Web de la Editorial El hilo de Ariadna.
25 de agosto de 2012