La crítica de Karl Löwith
(segunda parte)
“La contraseña metafísica de la completitud de la Edad Moderna es históricamente la obtención esencial de la potencia de parte del ‘Comunismo’ (Kommunismus) en la constitución del Ser en la época de la total falta de sentido. El carácter de ‘sin sentido’ del Comunismo viene aquí entendido según el concepto de sentido pensado en mi libro ‘Sein und Zeit’ de 1927.
Por el contrario una sola cosa es necesaria: el saber (Wissen) de la inevitable multiplicidad de formas esencialmente diversas en las cuales se debe actuar para la superación histórica del Comunismo (geschitliche Überwindung des Kommunismus).”
(Martin Heidegger, ‘KOINON. Aus der Geschichte des Seyns’, 1939-1940)
Martin Heidegger y Karl Löwith en la Universidad de Freiburg, 1922.
Estamos analizando el debate sobre el caso Heidegger y su compromiso político e intelectual con el Nacionalsocialismo entre 1933 y 1945. Hemos expuesto las primeras críticas, ya en la misma década de los años 1930’s, y nos centramos especialmente en la del filósofo Karl Löwith, uno de sus más antiguos discípulos que había tenido el honor de ser el primer graduado en Filosofía de Heidegger y además un filósofo con su propia obra e intereses autónomos. En el artículo anterior expusimos su importante y profunda crítica, aparecida después de la Segunda Guerra Mundial, que se hizo pública en lo que se considera el primer debate amplio sobre el Fall Heidegger. Fue nada menos que Jean Paul Sartre quien en su mítica revista Les Temps Modernes, re-lanzó el debate y un poco más tarde, entre 1946 y 1947, publicó el seminal ensayo de Löwith, escrito en 1939, “Les implications politiques de la Philosophie de l’Existence chez Heidegger”, en el número 14 del mes de noviembre de 1946. En ese artículo, precisamente el libro Sein und Zeit es definido con precisión por Löwith como una obra que intenta presentar “una teoría de la Existencia Histórica” (théorie de l’existence historique), por lo que la aplicación ética y práctica de ese proyecto incompleto en una determinada situación histórico-política es solamente posible a condición que Sein und Zeit contenga una relación esencial con el tiempo contemporáneo en el que se encuentra arrojado el propio Dasein. Justamente, señala Löwith, es esta application politico-pratique, visible en el compromiso material y efectivo en favor de una decisión política determinada, la que justifica o condena en verdad la teoría filosófica que funge como fundamento. Lo que es verdadero o falso en teoría lo es también en lo ético, en la práctica, en especial cuando la teoría misma arranca su origen de un modo consciente sobre un hecho supremo (la Existencia histórica) y que su propio camino la lleva de nuevo aquí. Los propósitos e intenciones personales e inmediatos de un pensador (más todavía en el caso de Heidegger) muestran de manera límpida el motivo fundamental de su pulsión filosófica, mejor que cualquier discusión técnica sobre las categorías del Dasein. Sein und Zeit como obra, ha asumido responsabilidades y complicidades políticas en plena coherencia con la tesis central sobre el existir histórico, y apara comprobarlo no hay más que citar a Heidegger textualmente: “Sólo un Ente esencialmente venidero en su ser de tal manera que, siendo libre para su muerte y estrellándose contra ella, puede dejarse arrojar hacia atrás, hacia su ‘Ahí’ fáctico,… asumir la propia condición de arrojado y ser en modo de la mirada, ‘para su tiempo’.”[1]
A partir de esta advertencia al lector francés, Löwith desarrolla lo sustancial de su crítica, su vasto proyecto de Kritik der geschichtlichen Existenz que combina argumentos ad hominem[2] con un conocimiento experto no sólo de Sein und Zeit, sino de la evolución interna de Heidegger como filósofo: se trata de comprender el Grund de la filosofía heideggeriana desde la perspectiva de la Historia de su época (l’arrière-plan historique). Löwith reafirma que la Daseinanalytik tiene una evidente inspiratio religiosa, una Teología sin Dios, una préoccupation religieuse (de alguna manera coincidiendo con las primeras críticas de teólogos cristianos que ya vimos, como Guardini, Pzywara o Stein)[3] que no se reduce a una mera influencia de Kierkegaard, y es desde aquí que puede entenderse la pasión de Heidegger por encontrar una Ontología Fundamental, en tanto búsqueda obsesiva de “lo Único que es necesario”.[4]
Es precisamente esta pasión mística (y de ninguna manera la expectativa académica de un noveau Système), esta fogosidad por la Destruktion del mundo burgués (dominado por la fe y el Humanismo abstracto burgués) a través de métodos como la reducción radical, Abbau und Rueckbau, la que conformó el elemento primordial de su acción como filósofo-predicador, pasión-apelación cuyo contenido exotérico era indeterminado para la mayoría de sus lectores y discípulos. “Aquello que hace falta” era, en la analítica existencial de Heidegger (tal como la seguían pensando sus seguidores) absolutamente nada: pura decisión (pure résolution), “de la cual se desconocía el ‘qué’”. A este núcleo indeterminado pero primordial, seminal de la Daseinanalytik, Löwith lo denomina “Nihilismo Interior” (Nihilisme intérieur), el genuino espectro del Nacionalsocialismo in nuce, que se encuentra enroscado en el alma de Sein und Zeit. Es en esta primera formulación tempranísima de su concepto de historische Existenz, de existencia histórica, el fundamento y punto de partida del nexo que lo llevará en 1933 a tomar una decisión política consciente. La aparente “transmogrificación” de la filosofía de Sein und Zeit en un terrestre Heil Hitler! (que sorprende al lector poco cauto o al discípulo torpe) no lo es tanto ya que solo hace falta aplicar a lo ético la Daseinanalytik: “introducir y trasladar en el movimiento general de la existencia alemana la agitación enérgica y vana de las categorías de la Existencia (‘Decidirse-a-sí-mismo’, ‘emplazarse-a-sí-mismo-de-cara-a-la-Nada’, ‘querer-su-Destino’, ‘entregarse-a-sí-mismo’) y proceder entonces a la tarea de destrucción sobre el terreno político.”[5] La peculiar “Teología atea” de Heidegger se correspondía con el Décisionnisme tal como lo había desarrollado el jurista nazi Schmitt, que transmite el ser de cada uno a la totalidad del propio Estado nacionalsocialista: “la autodeterminación del propio ser corresponde a la Existencia política y la ‘Libertad –para-la-Muerte’ al sacrificio de la vida en el caso político de producirse una guerra. En ambos casos el principio es el mismo: la ‘Facticidad’ nuda, o sea, lo que queda de la Vida cuando se apartan todos los contenidos vitales tradicionales.”[6] Es esta “Ideología de la Facticidad” la que proporciona un humus ideológico común a Heidegger, Schmitt y Jünger. Y el término que expresa Faktizität en Sein und Zeit es “Existencia” (Existence), que significa simplemente que un Ser est (existentia), o sea: indica el puro hecho de existir. Esta Existenz negada de toda seguridad y manteniendo una relación con nada que no sea ella misma, constituye para Heidegger la esencia del Dasein, fundamento a su vez de toda inteligencia del Ser. El puro Dasein, señalará Löwith, implica que todas las verdades y todos los contenidos tradicionales de la Vida habían perdido su sustancia. La hipoteca teológica es obvia: la prerrogativa ontológica es trasladada ahora del creador ex nihilo eterno, un Dios hors du temps, a un Dasein temporal, abandonado a sí mismo, cuya esencia deriva del hecho que está “ahí” y que “debe serlo”.
Löwith reconoce que el nihilismo implícito en la Existenzialontologie de Heidegger posee unos fundamentos muchos más sólidos y más profundos de lo que piensan sus críticos y adversarios, un Radikalismus sin el cual sería impensable su propia teoría. ¿Afinidades subterráneas con la ideología de la nueva derecha alemana, con el pensamiento völkische? Un hecho poco conocido y muy sintomático, recuerda Löwith, es que a Heidegger le fuera ofrecida bajo al democrática República de Weimar una cátedra en 1930 en la Universidad de Berlín, y otra en 1932, a las que se negó orgullosamente defendiendo la autonomía e independencia intelectual. Luego tuvo otro ofrecimiento más tenebroso, ya bajo el dominio del SS-Staat, para transformarse en Rektorführer de la intervenida Universidad de Freiburg, que sí aceptó incondicionalmente y sin demoras. Y lo hizo en el instante decisivo de la toma del poder por el NSDAP, la Machtergreifung, y en el cénit de su fama europea como filósofo. Esto es lo que dentro de la propia filosofía de Heidegger puede denominarse precisamente un Ereignis, un evento, dirá Löwith.[7] El mero hecho que un intelectual del calibre de Heidegger, en la cumbre de la moda literaria tanto en Alemania como en Europa, no sólo se afiliara públicamente al NSDAP sino además asumiera y glorificara los objetivos del SS-Staat, era una herramienta maravillosa e insustituible de propaganda nacionalsocialista.[8] En su paso por el Rectorado de la Universidad de Freiburg Heidegger aplicará de manera radical y extrema la llamada Gleichschaltung (Nivelación) político-racial de la institución[9], con tanto éxito y con tanta fidelidad a los principios nacionalsocialistas y völkische, que los estudiantes nazis de Berlín demandarán seguir el Freiburg-Modell para el resto de las universidades del IIIº Reich. ¿Se puede plasmar la Daseinanalytik en una línea política concreta y determinada? Sein und Zeit tendría una estructura práctica in tempore: ahí está el ignominioso Rektoratsrede, el discurso del rectorado[10], señala Löwith, que comparado con los numerosos panfletos y discursos oportunistas publicados por los académicos beneficiados por la toma del poder nazi, sigue siendo una petit chef-d’ouvre d’expression et de composition, una pequeña obra maestra filosófica tanto en estilo como en contenido. Desde el punto de vista estrictamente filosófico, dirá Löwith, el escrito es de una rara ambigüedad; las categorías y terminus technicus ontológicos se posicionan con respecto al instant histórico de la toma del poder por el NSDAP, de tal forma que “ellas hacen nacer la ilusión que sus intenciones filosóficas vienen a priori de la situación política, y la libertad académica de la coerción estatal.”[11]
Al final del discurso, que no puede juzgarse exclusivamente desde el lado puramente político o del lado puramente filosófico, señala irónicamente Löwith, el oyente no sabe bien si abrir el libro con los fragmentos presocráticos de Diels o ingresar en los cuadros paramilitares de las SturmAbteilung, las SA. Heidegger transpose, transpone dirá Löwith, sin dificultad ni contradicciones, su filosofía de la existencia histórica, su Fundamentalontolgie, en los acontecimientos políticos alemanes para encontrar el sentido último de la verdad: “por primera vez la voluntad de acción del Maestro encuentra un terreno favorable y el esbozo formal de las categorías existenciales reciben un contenido determinado.” La Rektoratsrede de 1933, bizarra síntesis de manifiesto filosófico y tratado völkische, empieza con una extraña contradicción: en oposición a la subordinación de la autonomía universitaria al estado de la república de Weimar, Heidegger se pronuncia por la Selbstbehauptung, la autodeterminación de la institución, pero negando la forma “liberal” de la libertad académica y de la autoadministración burguesa, en orden de integrar incondicionalmente a las universidades (tal es el efecto buscado con la Gleichshaltung nazi en todas las instituciones) en el corset nacionalsocialsocialista del esquema de Führers (Chefs) y camaradas de raza (sa Suite), en el principio totalitario del llamado Führerprinzip.[12] Dice Heidegger que “la tan celebrada ‘Libertad académica’ es expulsada de la Universidad alemana; pues, por puramente negativa, era inauténtica. Significaba predominantemente ausencia de preocupación, decisión a capricho de propósitos e inclinaciones, ausencia de compromiso en el hacer y omitir.”[13] Como Führer en la academia, el rector tiene como servicio al estado la tarea primordial de dirigir espiritualmente al cuerpo de profesores y estudiantes, y a su vez el Rektorführer está misteriosamente guiado por una inexorable “misión espiritual de su Pueblo” (geistigen Auftrag), cuyos contenidos son inciertos. Por un apotegma incuestionable (ligado al Destino de lo alemán) el futuro de la universidad se liga con el fatum del IIIº Reich, por lo que la nueva Wissenschaft aria, la nueva Ciencia alemana, se agrupa bajo el sino del destino de Alemania en una única y totalitaria Voluntad esencial (Wessenswille), identificada vis-á-vis con la Voluntad de Poder nietzscheana desde la perspectiva nacionalsocialista. Coincidiendo de nuevo con Nietzsche,[14] Heidegger declara que Prometeo es el símbolo de la Voluntad occidental, el primer filósofo (Prometheus sei der erste Philosoph gewesen…) que mereció discípulos y seguidores, y que definió con exactitud los límites del saber de las cosas. Geist, el Espíritu heideggeriano, aquí no se refiere a razón universal, ni a Entendimiento, ni tampoco algún tipo de inteligencia, ni a sagacidad dialéctica, dirá Löwith, sino una “Resolución consciente por la Esencia del Ser”(wissende Entschlossenheit zum Wesen des Seins).[15] Por ende el “Mundo espiritual” se transformará en la jerga paramilitar y heroica de Heidegger: “esta Voluntad esencial (Wesenswille) instituye para nuestro Pueblo un Mundo suyo del más íntimo y extremo riesgo (äussersten Gefahr), es decir, su verdadero mundo espiritual.” Esto obliga a una exigencia ética que el Rektor traslada al cuerpo estudiantil ya depurado, se trata de avanzar animados con esta nueva Voluntad de saber hacia los puestos más extremos y peligrosos, de ser audaces, de comprometerse con el nuevo Estado, de ser de una manera total y asumir en todas sus consecuencias el auténtico Destino alemán presente en Adolf Hitler.[16] Y la misteriosa ligazón que une al nuevo intelectual alemán con el Führer y con el pueblo (al honor y al destino del Volk), lo construirá, según Heidegger, el Wissensdienst, el “Servicio del Saber”: “Una juventud estudiante, que tempranamente se atreve a entrar en la edad viril y que extiende su Voluntad sobre el Destino venidero (künftige Geschick) de la Nación, se obliga en su fundamento a ponerse al servicio de este Saber. Para ella, este Servicio del Saber no podrá volver a ser la rápida y gris preparación para una profesión ‘práctica’.”[17] Es este joven vigor del Pueblo alemán el que se ha decidido positivamente en la Voluntad de autoafirmación, no ya en la Universidad o en las escuelas superiores, sino por el Dasein alemán en su plena y auténtica totalidad: “Las tres, vinculaciones -por el Pueblo al Destino del Estado en una Misión espiritual- son, respecto del Ser alemán (deutschen Wesen), igualmente originarias.” Para finalizar la Rektoratsrede y captar toda la sabiduría de esta nueva comunidad racial-popular de lucha, que por primera vez en la historia de Alemania encarna “una Lucha que sabe” (wissenden Kampf), Heidegger la sintetiza a modo de corolario con una cita alterada del reaccionario Platón de su libro Politeia, conocido en español como República, que es traducida de manera que fuerza su sentido original en griego, transformándola en un ideologema völkische: τὰ… μεγάλα πάντα ἐπισφαλῆ, Ta… megala panta episphale,[18] “Alles Grosse steht im Sturm” (Todo lo grande se mantiene en el Asalto), cuando filológicamente debería ser traducida del griego sin dificultades como “Pues todas las cosas grandes son arriesgadas”.[19] Un lapsus linguae filológico inconcebible en un genio de la envergadura de Heidegger, Löwith llama a esta desfiguración del sentido original de la frase de Platón en forçant le sens.
Un pequeño excursus sobre esta curiosa deformación-traducción de Heidegger, quién conocía la lengua griega a la perfección. ¿Por qué Sturm por ἐπισφαλῆ, ephispale?[20] ¿Puede confundirse de manera tan escolar Martin Heidegger? Sturm era un término común a la Lengua Terta Imperii del IIIº Reich, una verdadera Schlagwort en el léxico nacionalsocialista, su principal cuerpo político antes de la toma del poder eran las SA, las Sturmabteilung (que puede ser traducida como Secciones de Asalto)[21] El léxico nazi, como recordaba el filólogo Klemperer, hereda de los expresionistas las formas del énfasis en la Voluntad del Poder nietzscheana y el impulso tormentoso tardo romántico, el Stürmisches Vorwärtsdrängen. Así Sturm (como Aktion) pasó a ser de la denominación de un grupo en la jerarquía militar nacionalsocialista antes de la toma del poder (además era el nombre de las unidades básicas, Unterabteilung, en las fuerzas paramilitares de las SA y en las militarizadas SS: el Sturm número cien; el Sturm de caballería de las SS) a marcar el hybris esencial de una actitud aria auténtica, con ello participaba en la tendencia a “germanizar” ciertos términos y establecer nexos con la tradición reaccionaria, en este caso no solo con Nietzsche y el culto a Wagner, sino con la más cercana Kriegsideologie. Sturm, para entender la grosera falsificación de Heidegger en la Rektoratsrede, es la primera y última palabra clave en el vocabulario del Nazismo y una parábola de su auge y destrucción, comienza en la década de 1920’s con las camisas pardas de las SA para concluir al final de la guerra con las unidades del Volkssturm (Asalto del Pueblo).[22] Señalará irónicamente Löwith: “Aquel joven oyente de las SS, suponiendo que posea una cultura filosófica suficiente para percibir como se perforaba el ornamento griego con un asalto bien alemán, ¿no se sentirá agradablemente tocado por estos acentos impetuosos, en términos de la sabiduría heideggeriana?”[23]
Aunque formalmente Heidegger fue rector por un año, recuerda Löwith, decepciones y contrariedades con líneas internas del NS le hacen alejarse de su misión universitaria en 1934, aunque jamás renegó de su compromiso: su pertenencia substancial, appartenence substantiell, al Nacionalsocialismo en cuanto movimiento de fe, de protesta y de negación, seguirá incólume hasta 1945. Pero el Esprit auténtico del Nacionalsocialismo se refleja con claridad en “las expresiones de violencia y resolución que determinan, a la vez, el vocabulario de la política nacionalsocialista y propia la filosofía heideggeriana”: al style dictatorial y totalitario del SS-Staat, le corresponde el carácter apodíctico de las fórmulas patéticas tan caras a Heidegger. La différence fundamental entre Heidegger y la NS-Ideologie, remarca Löwith, es de nivel (niveau), no tanto de método, en tanto que los mismos seguidores y discípulos se distribuyen dentro de la misma comunidad, la Volksgemeinschaft racial, y al final el Schicksal, el Destino colectivo de la Gran Alemania justifica todo lo que deseamos bajo el manto de un abrigo prestado por una Filosofía de la Historia. El punto capital de la filosofía heideggeriana es precisamente éste, dirá Löwith: que intenta comprender el Tiempo por el Tiempo mismo, en una comprensión temporal radical y resuelta. Pero incluso en este núcleo de la analítica del Dasein, Heidegger peca de empantanarse en una especulación pseudoteológica, ya que como el mismo Heidegger repite “la Eternidad parece ser idéntica a Dios pero precisamente de Dios el filósofo no sabe ni puede decir nada”.[24] Es única y exclusivamente desde este arrière-plan histórico-político que subyace a su Ontología existencial que puede ahora revelarse la significación específicamente alemana de todas las nociones técnicas heideggerianas del Dasein: Existencia y Resolución, la explicación del poder del Dasein como Destino y Deber, la obstinada insistencia en que la potencialidad del Ser es siempre una capacidad “auténtica y particular” (es decir: alemana), y además términos accesorios que acompañan y que vuelven una y otra vez sin cesar tanto en Sein und Zeit como en sus escritos menores: Disciplina y Coerción (incluso para Heidegger la misma “claridad del Saber” debe ser violentada, forzada), Dureza, Inexorabilidad y Severidad, Tensión y Agudeza (“mantener el Dasein en estado de agudeza”), Perseverancia (resistir el asalto de las cosas mismas) y Resolución (de la situación concreta en uno mismo), encontrar y exponerse al gran Peligro, o incluso términos paramilitares como la tríada Revolución-Despertar-Ruptura,[25] etc. Löwith no tiene dudas que este complejo aparato léxico y semántico, esta jerga de la autenticidad, es un current mood que refleja el modo de pensar catastrófico y reaccionario, le mode de pensée catastrophique, de la generación de intelectuales alemanes post-1918, la llamada Kriegsideologie. Las minucias de este pseudopensamiento giran en torno a cuestiones como “el Origen” o el “Fin” o “las situaciones-límite”, pero, señalará Löwith, todas estas nociones y estos términos son la expresión de la resolución dura y amarga de una Voluntad alemana que se busca y se afirma haciendo frente a la Nada de la sociedad liberal decadente, Voluntad orgullosa de despreciar la Felicidad y la Compasión humanas. (Continuará
Notas de pie de página.
[1] “Nur Seiendes, das wesenhaft in seinem Sein zukünftig ist, so daß es frei für seinen Tod an ihm zerschellend auf sein faktisches ‘Da’ sich zurückwerfen lassen kann, das heißt nur Seiendes, das als zukünftiges gleichursprünglich gewesend ist, kann, sich selbst die ererbte Möglichkeit überliefernd, die eigene Geworfenheit übernehmen und augenblicklich sein für ‘seine Zeit’.; en: Heidegger, Martin; Sein und Zeit, Max Niemeyer Verlag, Tübingen, 1967, p. 385. Itálicas de Heidegger, traducción propia. En español: El Ser y el Tiempo, FCE, México, 1951, pp. 415-416.
[2] Löwith utilizará para reforzar su crítica no solo sus recuerdos personales, sino además su propia correspondencia privada inédita con Heidegger (que comienza en 1920) como los valiosos Zusätze, apuntes de clase y anotaciones personales.
[3] Precisamente, Löwith señala que “quienes mejor lo entendieron fueron desde luego los teólogos católicos tales como Przywara y Guardini, quienes captaron los supuestos previos de Heidegger mucho mejor que nosotros.” Y recuerda que el estudio de trabajo de Heidegger estaba decorado por dos cuadros, Pascal y Dostoievski, y una gran crucifixión en estilo impresionista. En un año tan tardío como 1925, Heidegger seguía creyendo que la auténtica vida espiritual sólo existía en la Teología de Barth, Gogarten y Troeltsch; también destaca que el lema favorito de su búsqueda existencial era un lema místico del joven Lutero: Unus quisque robustus sit in existentia sua; véase: Caputo, Annalisa; Pensiero e affettività: Heidegger e le Stimmungen : 1889-1928, Franco Angeli, Milano, 2001, p. 143 y ss. Löwith afirmaba que Heidegger conocía las obras completas de Lutero mejor que cualquier teólogo profesional. Lutero aparece con fuerza como una de las fuentes intelectuales de Sein und Zeit y del pensamiento heideggeriano en general, en el curso Summer Semester 1923, “Ontologie. Hermeneutik der Faktizität”, ahora en: GA 63. Ontologie. Hermeneutik der Faktizität (Summer Semester 1923), ed. K. Bröcker-Oltmanns, Klostermann, Frankfurt, 1988, donde a Lutero (y a la Patrística cristiana) los considera compañeros en su investigación y épocas “decisivas”. Para Heidegger Lutero es su más especial “mentor” junto con Aristóteles, al que señala como modelo, ibidem, pp. 5 y 14; en español: Ontología. Hermeneútica de la Facticidad, Alianza Editorial, 1998, pp. 22 y 32.
[4] En determinadas frases y evocaciones de Heidegger se nota el profundo conocimiento de Löwith tanto de su obra exotérica como de la esotérica: aquí está citando ad litteram sentencias precisas del curso Summer Semester 1923, “Ontologie. Hermeneutik der Faktizität”, ahora en: GA 63. Ontologie. Hermeneutik der Faktizität (Summer Semester 1923), ed. K. Bröcker-Oltmanns, Klostermann, Frankfurt, 1988. La editora de la edición alemana reconoce que Löwith poseía una copia a mano realizada por Walter Bröcker, que asistió al curso, para su uso personal.
[5] Löwith, Karl; ““Les implications politiques de la philosophie de l’existence chez Heidegger”; en: Les Temps Modernes, 14, 1946-1947, p. 347. Löwith vuelve a relacionar aquí a Heidegger con el jurista Carl Schmitt como un estado de “correspondencia” y afinidad electiva entre la analítica existencial y el existencialismo político realista-heroico, recordando el análisis de Herbert Marcuse de 1934 que hemos analizado. Véase: supra, p.
[6] Löwith, ibidem, p. 348. Löwith había realizado una crítica a la teoría política de Schmitt acusándola de “oportunista” en los años 1930’s, con el pseudónimo ‘Hugo Fiala’: “Der okkasionelle Dezisionismus von Carl Schmitt”, en: Internationae Zeitschrift für Theorie des Rechts, 1935, número 9, 2, pp. 101-123, ahora en: Sämtliche Schriften, vol. 8, Heidegger: Denker in dürftiger Zeit, Stuttgart, Metzler, 1984, pp. 32-60. Sobre el rico debate Löwith-Schmitt, véase el artículo de Teresa Orozco “Kulturkritik jenseits des Politischen? Probleme der Carl Schmitt-Interpretation”, en: Heinz, Marion/ Gretic, Gorian (Hg.); Philosophie und Zeitgeist im Nationalsozialismus, Königshausen & Neumann, Würzburg, 2006, p. 101 y ss.
[7] Löwith, Karl; ““Les implications politiques de la philosophie de l’existence chez Heidegger”; en: Les Temps Modernes, 14, 1946-1947, p. 349: “C’était un événement…”
[8] Coincidiendo con el análisis de Löwith, el comité de depuración y desnazificación organizado por las fuerzas de ocupación francesas, que juzgó a Heidegger por sus actividades entre 1933 y 1945, afirmaba en septiembre de 1945 que “sus palabras han repercutido muy por encima de los muros de esta universidad e incluso de las fronteras del IIIº Reich y de esta manera se convirtieron en uno de los apoyos esenciales de las tendencias extremadamente peligrosas que mostraba entonces el Nacionalsocialismo…”, para concluir que “Heidegger puso conscientemente la gran reputación de que goza su nombre y el arte singular de su lenguaje al servicio de la revolución nacionalsocialista y, que de este modo, contribuyó de manera esencial a legitimar esta revolución ante los ojos del mundo alemán cultivado…”, el informe completo del comité de depuración política de la Universidad de Freiburg en el importante trabajo del historiador Hugo Ott: Martin Heidegger, Alianza Editorial, Madrid, 1992, p. 338 y ss.
[9] Gleichschaltung: con sus acompañantes Gleichschaltungsgesetz, gleichschalten, sich gleichschalten, gleichgeschaltet: es una palabra-faro del léxico ideológico del Nacionalsocialismo, que puede ser traducida como “nivelación”, “coordinación”, “sincronización” o “puesta a punto”. Se trata de la superación völkische del pluralismo político de la república de Weimar expresado en instituciones democráticas e incluso del mismo individualismo liberal, buscando su centralización en el estado total. Véase la voz “Gleichschaltung”, en: Snyder, Louis, L.; Encyclopedia of the Third Reich, Marlowe&Company, New York, 1976, p. 116; y la misma voz en: Schmitz-Berning, Cornelia; Vokabular des Nationalsozialismus, Walter de Gruyter, Berlin und New York, 1998, p. 277.
[10] Heidegger, Martin; Die Selbstbehauptung der deutschen Universität, durchgesehene Neuauflage des Druckes von 1933, Wilhelm Gottlieb Korn Verlag, Breslau, 1933; ahora en: Die Selbstbehauptung der deutschen Universität. Das Rektorat 1933/34, Klostermann, Frankfurt am Main, 1983; incluído en: GA16, Reden und andere Zeugnisse eines Lebensweges (1910–1976), ed. H. Heidegger, Klostermann, 2000, pp. 107 -117. En español: La autoafirmación de la universidad alemana. El Rectorado, 1933-1934, Entrevista del Spiegel, Tecnos, Madrid, 1989. Señalemos que la editorial Korn que publicó originalmente el discurso de Heidegger (también editará su conferencia sobre Hölderlin) estaba especializada en literatura völkische y conservadora-revolucionaria, influenciada por los hermanos Jünger; en su catálogo se podía encontrar desde al padre de los modernistas reacionarios del IIIº Reich, Arthur Moeller van der Bruck, pasando por Spengler, Jung, Jünger, Freyer, Niekisch, documentos del Tatkreis, nostálgicos del Este teutónico como el futuro Gauleutier de la Ucrania ocupada Erich Koch, hasta al filosofo nazi más prometedor, Cristoph Steding. Korn formaba parte de una constelación de editoriales de ideología nacionalconservadora y völkische, compañeros de ruta ideológicos del SS-Staat, de la cual formaba parte Eugen Diederichs Verlag, Hanseatische Verlagsanstalt y Verlag Gerhard Stalling, véase: Von Klemperer, Klemens; Germany’s new conservatism: its history and dilemma in the twentieth century, Princenton University Press, Princenton, 1972, p. 238 y ss. Noes raro encuadrar, como veremos, a Martin Heidegger y su filosofía dentro de la herradura ideológica del Tat-Kreis de los hermanos Jünger.
[11] Löwith, Karl; “Les implications politiques de la philosophie de l’existence chez Heidegger”; en: Les Temps Modernes, 14, 1946-1947, p. 350.
[12] Sobre el Führerprinzip en los años de consolidación del SS-Staat, entre 1933 y 1934, véase la nota 63, supra, p. En la jerga paramilitar del NS, la Kampfgemeinschaft.
[13] Otra coincidencia esencial con la filosofía práctica de Nietzsche, quién sostenía que la auténtica formación “empieza con lo contrario de todo lo que se alaba como Libertad Académica, sino con la Obediencia, con la Subordinación, con la Disciplina, con la Servidumbre”, en: Nietzsche, Friedrich; Üeber die Zukunft unserer Bildungsanstalten, cap IV, p. 230, conferencias sobre educación de 1872, incluído en: Werke in drei Banden, Band 3, Schlechta, Hanser Verlag, Mûnich, 1956. Sobre Nietzsche como reformador educativo y pedagogo reaccionario, nos permitimos remitir al lector a nuestro libro: Nietzsche contra la Democracia, Montesinos, Mataró, 2010, capítulo V, “Pathein Mathein: la educación reaccionaria y ¿racista? del Futuro”, p. 173 y ss.
[14] Prometeo como símbolo de la crueldad e impiedad en la generación de la auténtica Cultura, juega un rol esencial en el primer Nietzsche, hasta mediados de la década de 1870’s, y fue la ilustración elegida para encabezar su primer libro, El Nacimiento de la Tragedia. El mito de Prometeo era esencialmente dionisíaco para Nietzsche, una “gloria de actividad” y de indudable raíz aria. Löwith realiza una aclaración en el texto en francés donde recuerda que Marx en su dissertation sobre Epicuro y Demócrito, reclamaba a Prometeo como el mártir más eminente del calendario filosófico occidental.
[15] El párrafo completo de Heidegger es el siguiente: “Pues ‘Espíritu’ no es ni la sagacidad vacía, ni el juego de ingenio que a nada compromete, ni el ejercicio sin fin del análisis intelectual, ni una razón universal, sino que Espíritu es el decidirse, originariamente templado y consciente, por la esencia del Ser.”, en: Heidegger, Martin; Die Selbstbehauptung der deutschen Universität. Das Rektorat 1933/34, Klostermann, Frankfurt am Main, 1983, p. 14.
[16] Löwith remarca irónicamente el terminus technicus del Dasein para indicar formalmente la existencia esencial y auténtica encarnada en el Führer: “Welches in Hitler da sei…”, o sea, retrotrayéndonos a Sein und Zeit y su analítica existencial, queda claro para el auditorio que el Destino de Alemania existe auténticamente en Hitler.
[17] Heidegger, Martin, ibidem, p. 16. Wissensdienst puede ser entendido para complementar el sentido alemán, como Servicio de la Ciencia, más que para o por la Ciencia, un matiz muy importante en lo filosófico-ideológico. La edición inglesa traduce el término como “Service in Knowledge”, por ejemplo.
[18] La frase completa de Platón es: τὰ γὰρ δὴ μεγάλα πάντα ἐπισφαλῆ, καὶ τὸ λεγόμενον τὰ καλὰ τῷ ὄντι χαλεπά. “Ta gar de megala panta episphale, kai to legomenon ta kala to onti chalepa”.
[19] Platón, República, 497, d9, en la versión de Conrado Eggers Lan, Biblioteca Básica Gredos, Madrid, 2000, p. 319; en la versión de José Manuel Pabon y Manuel Fernández galiano, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1981, T. II, p. 197 se traduce la frase como: “Porque todas las grandes empresas son peligrosas…”. En inglés se traduce como “…fine things are hard”, por ejemplo en: Republic. Plato in Twelve Volumes, Vols. 5 & 6, translated by Paul Shorey; Cambridge, MA, Harvard University Press; London, William Heinemann Ltd. 1969; en francés a su vez generalmente aparece como “ce qui est noble est le plus exposé au péril”. El traductor de la Rektoratsrede de Heidegger al español, Ramón Rodríguez, en una nota, traduce la frase como: “todo lo grande estáen peligro (corre el riesgo de perecer)”.
[20] ἐπισφαλῆ puede ser traducido como inseguro, inestable, caduco, peligroso, arriesgado; por ejemplo: Pabon, José Manuel; Diccionario Manual Griego-Español, Bibiograf, Barcelona, 1982, p. 244.
[21] Sturm: depende el contexto, tiene el significado de tempestad, tormenta, vendaval pero político-militarmente el de ataque fogoso, asalto impetuoso de una posición defensiva, denotando el componente materialista-heroico. La jerga völkische NS hizo una serie de derivados infinitos de Sturm: Sturmabend, Sturmbann, Sturmführer, Sturmmann, Obersturmbannführer, etc., que reflejaban los escalafones y grados de la organización paramilitar de las SA. El verbo derivado stürmen significa asaltar, tomar por asalto, atacar. Véase la voz “Sturm”, en: Schmitz-Berning, Cornelia; Vokabular des Nationalsozialismus, Walter de Gruyter, Berlin und New York, 1998, p. 596.
[22] Las ignominiosas SS tendrán su Reitersturm (Asalto de Caballería), su ejército de asalto, sus tropas de asalto, sus cañones de asalto y, por supuesto, Der Stürmer, el periódico dedicado a la agitprop violenta contra los judíos dirigido por Julius Streicher, camarada de Heidegger en la Akademie für Deutsches Recht: conocida por el acrónimo AkDR, una institución estatal clave del NS-Staat creada el 26 de junio de 1933 por inspiración del abogado Hans Frank cuyo objetivo era crear un nuevo Derecho Ario.
[23] Löwith, Karl; “Les implications politiques de la philosophie de l’existence chez Heidegger”; en: Les Temps Modernes, 14, 1946-1947, p. 351. En su crítica Löwith además rastrea la aparición en la Daseinanalytik del vocabulario völkische, como Kampfgemeinschaft, Gefolgschaft, Körperschaft, Ge-mut, etc.
[24] Löwith, Karl; ibidem, p. 352-353; Löwith está citando la famosa conferencia sobre el Tiempo de julio de 1924, Der Begriff der Zeit , ahora en: Heidegger, Martin; GA64, Der Begriff der Zeit (1924), Klostermann, Frankfurt, 2004.
[25] Löwith juega con los correlativos Einbruch-Aufbruch-Umbruch, términos que utiliza profusamente Heidegger y cuyo elemento común es precisamente la raíz –bruch=ruptura.
Fuente: Nicolás González Varela
SPAIN. 25 de abril de 2011