Martín Heidegger (1879-1976), crítico y filósofo nacido en Alemania, intenta desnudar lo que es el elemento sustancial de la poesía a partir de cinco interesantes momentos.
El pionero del “Existencialismo”, desarrolla lo que para él sería la esencia de la poesía, partiendo del poeta lírico y también alemán Johann Christian Friedrich Hölderlin (1770-1843), dicha problemática se puede encontrar en el texto: Hördeline y la esencia de la poesía.
El primer punto a tratar es tratar de entender qué es realmente la esencia de la poesía, el filósofo alemán tras una carta de Hördeline en donde expresa que para él la poesía es “la más inocente de todas las ocupaciones”, empieza a disertar sobre si en realidad la poesía es la ocupación más inocente de todas, en este punto más allá de entender si la poesía es una ocupación inocente o no, lo importante es tener un punto de partida, ubicándonos en el imaginario y la inocencia. Además para Heidegger, no es la acción de crear poesía inocente o imaginativa, es más bien el hecho de “poetizar”. Hay tres modos de ser poeta: escribir poesía, mirar la vida como una poesía y vivir como poeta.
En el segundo punto, el filósofo alemán habla sobre el lenguaje, llamándolo, “el más peligroso de todos los bienes”, nuevamente el crítico alemán impone un epíteto en los factores que hacen realidad la esencia de la poesía. Primero la “inocencia” se hace presente, ahora el lenguaje es peligroso, un bien peligroso pero ¿por qué el lenguaje es peligroso?
Para empezar sería bueno definir qué es un bien. El bien es algo que los hombres poseen, ya sea por adquisición o por naturaleza, podemos afirmar entonces que el hombre cuenta con bienes, o posesiones. Entonces si partimos de eso podemos decir que el lenguaje es una de nuestras posesiones. Algo tan nuestro, con lo que podemos hacer y deshacer, crear o destruir.
El habla entonces puede rebasar al ente, es decir, al hombre, como objeto destructor. Pero el lenguaje no es sólo un objeto, es lo que crea y reinventa al hombre, pero cómo se da este proceso.
Inicia el tercer apartado Heidegger por medio de Hördeline de este modo: “El hombre ha experimentado mucho /Nombrado a muchos celestes, / Desde que somos un dialogo /Y podemos oírnos lo unos a los otros”.
De este poema a Heidegger lo asalta un breve fragmento; Desde que somos un diálogo se dice que somos un diálogo porque tenemos la capacidad de oírnos y formar un canal de comunicación, pero la cuestión es la frase, desde que somos un dialogo, es decir, ya existíamos como diálogo, primero como una suerte de onomatopeya y después con frases oracionales concretas, pero ¿desde cuándo? El filósofo se responde: “Desde que tenemos la capacidad de nombrar”.
El cuarto apartado nos habla de que el poeta también puede nombrar, pero más que nombrar es renombrar y por tanto reinventar, el poeta reinventa la vida, a los dioses y las cosas que son y quizá a las que no son. El poeta es un instaurador, y es ahí en donde está la esencia de la poesía en volver a instaurar, a renombrar y sobre todo reinventar y expresar la razón de ser de la vida.
En el quinto y último aparatado Heidegger nos habla de que la existencia, aun con sus contratiempos es una existencia poética, las bases del hombre como lo es el diálogo y su capacidad de reinventar es lo que da como resultado la existencia poética. El hombre es lo que la historia dice que es, pero la historia está sustenta en la poesía.
Fuente: http://pendulodechiapas.com.mx/cultura/9000-entre-lectores-te-veasheidegger-la-esencia-de-la-poesia-por-medio-de-hoerdeline
MEXICO. 17 de febrero de 2012