Heidegger frente a la imagen moderna del mundo

El Renacimiento no sólo representó la antesala de la Modernidad sino además proyecto sin duda al hombre frente a su realidad, realidad que descanso en la libertad, en las virtudes, en la forma de obrar ante los demás con la intención de cambiar el rumbo de la historia, de la humanidad y de las ciencias en general.


Sin embargo, esta realidad se configuro en la Modernidad como una ontología de la presencia sin pensar en los sentimientos, los afectos, la voluntad, ni mucho menos en el ser, sino llego a ordenar el mundo previamente bajo un plano matemático y geométrico, idea de René Descartes en su afán de convertir a la realidad en un simple objeto, objeto sin aliento ni vida propia de ocupar un lugar en la razón.

Desde esta perspectiva nace el proyecto de la Modernidad aferrada por pensar en un mismo instante el todo, la res extensa, me parece imposible reduce lo Uno al Todo mientras lo Uno sólo es una pequeña porción del Todo. No obstante, pensar el Todo esta dado por el principio de claridad y distinción de Descartes[1], como aquello que no se me presente ante mi mente como claro y distinto será cuestión de dudar y por tanto de ser falso.

Al parecer el punto de Descartes es precisamente fundamentar el árbol de la ciencia, la cual se imponía una metafísica del sujeto. A diferencia de Descartes, Heidegger ha dado cuenta de una preocupación filosófica que ha dañado el caminar de la filosofía Occidental, o por lo menos ha si se ha tratado, este daño ha sido creer que la metafísica es presencia del ser, concretamente de las cosas en sí, sino “en la metafísica se lleva a cabo la meditación sobre la esencia de lo ente así como una decisión sobre la esencia de la verdad.”[2] Sin duda, este es el rumbo que traza Heidegger frente a la crisis ontológica de la Modernidad, esto es, ver al mundo esencialmente como una representación, donde la ciencia se transforma en la medida de lo posible en una investigación gracias al rigor metodológico.

Tal rigor metodológico consiste hacer hincapié en las ciencias naturales como una hipótesis de partida hacia el caminar de la ciencia, dejando atrás el proceder de las ciencias históricas como un rezago teórico menos práctico, aquí la diferencia entre ciencias de la naturaleza y ciencias históricas, Heidegger resaltar la inexactitud de las ciencias históricas sencillamente porque “…las ciencias históricas del espíritu no es ningún defecto, sino únicamente un modo de satisfacer una exigencia esencial para el tipo de investigación”[3].

De esto, Heidegger insiste en repensar en esta confusión de la ciencia moderna, la matemática, que inicio con los intereses de Descartes por querer dominar al mundo por una racionalidad imperante, de hacer al mundo suyo, esto es un rasgo fundamental de la época Modernidad como una especie de condición, del mundo, de la realidad, de la naturaleza.

Ante esto, no podemos vivir en un mundo sistematizado, racionalizado donde lo ente en su totalidad, el mundo, ha perdido el mayor interés por el ser, por el carácter ontológico, donde su configuración a echado de menos el preguntarse por la metafísica, ya que “la metafísica es preguntarse más allá de lo ente a fin de volver a recuperarlo en cuanto tal y en su totalidad para el concepto”[4].

Por eso, Heidegger hace una crítica a la técnica como racionalidad la cual se “nos impone”, como absoluta, que ha convertido al hombre, al subjectum, en la totalidad de lo ente como tal, además él es el dueño legislador de sus disposiciones frente a su vida, por esto, “imagen del mundo, comprendido esencialmente, no significa por lo tanto una imagen del mundo, sino concebir el mundo como imagen”[5].

Esto significa, que la totalidad de lo ente, el mundo, sólo es comprendido desde el hombre porque representa y a su vez produce. Es decir, el ser es una cuestión que simplemente se representa como aquella presencia, de las cosas, más no es una determinación de su esencia o del tiempo.

En este caso, la crítica de Heidegger a la Modernidad es precisamente cómo se ha pensado al ser, de lo que se trata es ir en “la búsqueda de un camino que haga posible nuevas formas de pensar, de la relación con el ser y de comprensión del mundo”[6], este olvido por el ser corresponde sin duda a una esencia no pensada del tiempo como tal.

Por el contrario, la filosofar de Nietzsche sería el polo opuesto de Heidegger ya que su pretensión es superar la metafísica de Occidente, del ser, pero también podría verse a Nietzsche como aquel filósofo intempestivo y crítico de una Modernidad, por el hecho de hablar de una ontología nihilista, de la perdida de los fundamentos eternos y estables. En este sentido Nietzsche opta por pensar en los hechos, en los eventos que configuran una realidad ligada a una época o situación, lo distintivo de la Posmodernidad a la Modernidad
[1] René Descartes, Meditaciones Metafísicas, Traducción y notas por E. López y M. Graña, Editorial Gredos Biblioteca hispánica de filosofía, p. 16.

[2] Martin Heidegger, “La época de la imagen del mundo”, en Caminos de Bosque, Alianza Editorial, Madrid, p. 63.

[3]Ibídem, p. 66.

[4]Martin Heidegger, ¿Qué es la metafísica?, Alianza Editorial, versión de Helena Cortés y Arturo Leyte, Madrid 2003, p. 37. Parágrafo, 119.

[5] Cfr. Martin Heidegger, “La época de la imagen del mundo”, en Caminos de Bosque, Alianza Editorial, Madrid, p. 74.

[6]Ricardo Guerra, “filosofía y fin de siglo”, Universidad Nacional Autónoma de México, México, p.183.

Fuente: http://ideas-filosoficas.over-blog.es/article-heidegger-frente-a-la-imagen-moderna-del-mundo-118138732.html

1º de junio dse 2 013

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