Es frecuente no relacionar:
pensamiento filosófico,
filósofo
y actitud ante la vida,
como si estos aspectos no constituyeran una unidad que da sentido a todo su trabajo. Muchos creen que no tiene nada que ver el filósofo y su modo de vida.
Estas maneras de sentir la filosofía han sido frecuentes en la tradición occidental desde hace siglos. En esto se han equivocado los hacedores superficiales de la reflexión filosófica al dar una imagen falsa de lo que significa la Filosofía y el hecho de ser filósofo. Sin embargo, muchos filósofos antiguos, modernos y contemporáneos han hecho de la filosofía su razón de ser, impregnando el pensamiento con su propia vida, plena de disciplina física, austeridad, rigor lógico-conceptual, coherencia ética y compromiso social.
En el filósofo se da, o debería darse, la correlación entre conocer-sentir-vivir-decir-hacer-pensar. Los filósofos que la historia ha tomado como modelos vienen de las escuelas filosóficas griegas (Academia, Liceo, Jardín) y que han dejado huella en otros filósofos o en los que merecen llamarse como tal.
El breve recorrido que llevemos a cabo en estas columnas trata de las inmensas exigencias requeridas en la elaboración del pensar filosófico. Debemos preguntarnos por las condiciones para hacer filosofía o para adquirir el derecho a ser llamado “filósofo.
Al filósofo le interesa el conocimiento de las cosas, de las pasiones humanas, de los orígenes del universo y de los vivientes, de los principios que guían la conducta de los gobernantes, los gobernados y la sociedad, también, del sentido de la vida y de la muerte.
Conocimiento crítico que busca sin descanso la verdad, y quien lo practica se hace “amante de la sabiduría”. La verdad y la sabiduría se constituyen en ejes centrales del pensar filosófico, en un modo de vida, por tanto, en una vida orientada hacia la investigación de la verdad y búsqueda del saber-hacer, con el fin, en primer término, de conocerse a sí mismo, de cuidarse de sí mismo, de su formación humana y de ser mejor.
Quien entra en el camino de la filosofía busca lo mejor de sí, por eso, hace planteamientos, cuestiona, presenta soluciones a los problemas, se pregunta por lo divino y lo humano. Es el deseo de comprender, de integrar y de pensar que se es mucho y nada a la vez.
Sin el deseo no puede haber acción, esfuerzo, ni lucha interior. Para juzgar hay que entender y para entender es necesario preparar el alma por el ejercicio físico, intelectual y espiritual.
El filósofo Sócrates será el modelo, la figura-ideal, nunca alcanzable, como dirá muchas veces Kant, pero que se pregunta:
1) ¿qué puedo yo saber? (metafísica),
2) ¿qué debo yo hacer? (moral),
3) ¿qué me es permitido esperar? (religión) y
4) ¿qué es el hombre? (antropología).
La filosofía debe determinar la fuente del saber humano, la extensión de la utilidad del saber y los límites de la razón (Kant). De esto se debe ocupar el filósofo, para no quedarse como los “filodoxos” que son sólo “amigos de la opinión”, que “opinan de todo, pero que no conocen nada de aquello sobre lo que opinan, amantes de la opinión más que filósofos ” (Platón. República).
Entonces,
¿qué es ser filósofo?,
¿cuál debería ser su modo de vida?
Fuente: http://cronicadelquindio.com/index.php?module=publicacion&func=viewpub&tid=3&pid=47241
Armenia, Colombia. 19 de Oct de 2008
creo que, los filosofos de la antiguedad, como muchos de hoy en dia debieron y deberian escudriñar bien la biblia, que es la palabra de Dios, porque ahi no hay confucion ni mentira.
La biblia es una pajota mental de lo más ambigua, cada quien ve he interpreta lo que quiere, lo ultimo que puedes esperar de ese libro es conocimiento valido, solo posee respuestas empíricas.
no es más especial que otros libros.
pd: dios no existe.
No hay que escudriñar la Biblia para encontrar la verdad, en ella también hay confusión. La verdad la encontramos a través de nuestras vivencias,experimentando positivamente, además lo que para unos es la verdad para otros no… y es ahí donde comienza el misterio de la filosofía!!
Pero el pensamiento filosófico se purifica de su fuerza subjetiva sin desprenderse de lo común, siguiendo a Clement Rosset ” se arroja , de pronto, una mirada lúcida sobre la realidad en general”, la pesca podrá ser como escribió Gérad de Nerval también de monstruos : ” Es un terrible mal hacer ver las cosas tal como son”, ahora bien las horas de faenar y de búsqueda podrán permitirnos metabolizar más para ser mejores y vivir mejor, no se trata de ser bueno para pensar mejor, quizá esto no venga nada mal, más bien de pensar y auscultar el ser en sus pliegues también para poder vivir mejor .