El discurso ofrecido al mundo académico el pasado domingo 27 por Benedicto XVI en Praga, ha vuelto a incidir en el drama que vive Occidente desde que fe y razón se separaron en su caminar. Como ha recalcado el Santo Padre, ambas deben trabajar juntas en busca de la verdad, tarea que de lo contrario resultará imposible. Esta visión ha sido siempre defendida por la Iglesia, a pesar de que algunos autores piensen todo lo contrario.
La mencionada unión de fe y razón ya era abogada por el antiguo pueblo judío (como vemos en los libros sapienciales), donde se deja claro que la observación racional del mundo nos habla de su Creador. Esta perspectiva fue heredada por la naciente Iglesia. No hay más que leer el discurso que Pablo dio en elAreópago de Atenas: el Apóstol precisa -usando argumentos estoicos- que incluso a tientas nuestro corazón sería capaz de acercarse a Él, pero reconoce que el tiempo de la sabiduría plena llega con la fe en Cristo. Igualmente se manifestaron padres como san Clemente Papa, san Justino, san Clemente de Alejandría, san Basilio, san Agustín -que situaba al Cristianismo en la evolución del racionalismo filosófico- y Dionisio el Areopagita.
Esta creencia en la posibilidad del corazón humano para sentir la existencia del Dios natural llegó a su culmen con la teología escolástica (s. XI-XIV), destacando figuras como san Anselmo de Canterbury, san Buenaventura, y sobre todo santo Tomás de Aquino, auténtico seguidor de la filosofía aristotélica. La unión entre razón y fe, a pesar de decaer a partir del bajo medievo, no dejaría de hallar en el Magisterio de la Iglesia un punto de encuentro: recordemos el reverdecer del Tomismo en los siglos XIX y XX, y los textos de los dos concilios vaticanos.
Fe y razón se complementan; la primera necesita de la segunda para asentarse firmemente, y la segunda de la primera, para poder dar el salto definitivo hacia la verdad con mayúsculas, a la Verdad que nos trasciende y que la razón por sí sola no puede alcanzar.
Fuente: http://www.cope.es/02-10-09–fe-razon-12716-opinion
SPAIN. 2 de octubre de 2009