¿Es posible una teoría económica crítica? Libro de Márkus y coautores que critica a  El capital de Marx y pone en duda la viabilidad del comunismo (2ª entrega). Por Julio Boltvinik

Por Julio Boltvinik

Dice János Kis(JK) que los tres coautores –György Márkus (GM), György Bence (GB) y él– de How is Critical Theory Possible? (Brill, 2022)– consideraron la idea general de una teoría económica crítica (TEC) de Marx (Mx) fructífera y atractiva. Nuestro juicio fue, dice, que al incrustar la TEC en el marco más amplio de la teoría crítica (TC), Marx (Mx) pudo hacer preguntas de gran importancia teórica y práctica. También pensamos, añade, que algunas de sus respuestas probaron su validez a largo plazo, por ejemplo, la teoría de la falsa conciencia, el fetichismo de las mercancías (M), la reificación y la alienación, y que sus teorías de la reproducción capitalista y del desempleo probaron ser lúcidas. Al mismo tiempo, añade, teníamos dudas sobre otras respuestas que veíamos equivocadas, lo que amenazaba la corrección de su TEC como un todo. Markus, Kis y Bence (MKB) empezaron analizando las dos visiones, contradictorias entre sí, sobre el concepto de VU en Mx. Kis lo resume así: Mx pensaba que el rol general de la economía como subsistema podía ser descrito en términos puramente naturales: que la economía (Ec) identificaría los bienes N ( sic) que tienen VU y distribuiría los recursos disponibles entre sectores. La visión de Mx era que tanto las necesidades (N) como los costos podrían determinarse en términos puramente naturales o técnicos. Creía, por tanto, que un sistema social cuyo subsistema Ec está separado de otros subsistemas, marca una fuerte línea de separación entre las relaciones puramente naturales entre SH y cosas, que caracterizan la economía, y las relaciones sociales que ligan a los individuos entre ellos y que están reguladas por subsistemas no económicos. Sin embargo, Mx tenía claro que ningún sistema económico había hecho esta separación de manera plena y consistente y que si bien el CPL fue el primer sistema que logró algún tipo de divorcio entre la economía y la sociedad, no lo había hecho de manera apropiada. Al dividir el control de los recursos productivos entre miríadas de propietarios privados, dejó la tarea de identificar el conjunto de bienes N y distribuir los recursos entre ramas económicas al mercado, el cual no identifica N, sino demanda efectiva. Tampoco identifica recursos directamente: para sus propósitos, los recursos son capital-en-busca-de-ganancias y trabajo-en-busca-de-salarios. Los costos de producción consisten en gastos en trabajo vivo y muerto, pero los precios de mercado no son estrictamente proporcionales a los gastos ‘laborales’ por tres razones: 1) los precios de mercado fluctúan constantemente y no hay manera de establecer el punto en que las relaciones entre los precios de dos bienes corresponden al trabajo incorporado en ellos; 2) ese punto no existe, porque el componente ganancia del precio sistemáticamente diverge del componente de plusvalor del valor de los bienes, porque el capital se mueve hacia donde pueda obtener la mayor tasa de ganancia, y este movimiento resulta en la perecuación de la tasa de ganancia; 3) por último, los propietarios de la tierra y otros recursos naturales son capaces de cosechar renta por permitir acceso a estos recursos, y nada corresponde a la renta en el valor medido en términos de trabajo.

Estos son los principales temas del volumen III de EC que Mx dejó inconclusos y que Engels publicó después de la muerte de su amigo. Las críticas iniciales a Mx se centraron en la contradicción entre la posición del Vol. III que, en su explicación de los precios de mercado deja espacio para promediar las tasas de ganancia e incluye la renta de la tierra, desviando los precios de los valores. El Vol. III describe la redistribución del plusvalor entre los propietarios de los recursos no humanos. En cambio, en el Vol. I los precios son proporcionales a los valores porque se supone que oferta (O) y demanda (D) están en equilibrio; 2) por tanto, los costos de producción técnicos determinan el valor de las mercancías (M); y 3) Mx dejó a un lado la tendencia a la igualación de las tasas de ganancia e ignoró la renta como costo. Insistió, copiando la terminología de Hegel de esencia (que está en el Vol. I) y apariencia (que está en el Vol. III). Ésta es, dicen MKB, una explicación indefendible de la relación entre un modelo idealizado y la realidad, pero no explican en qué sentido o por qué. El problema, dicen, no es que el Vol. I y el III se contradigan –como sostuvieron algunos críticos–, porque enfocan la realidad CPL a diferentes niveles de abstracción. El Vol. I muestra que el CPL es necesariamente un sistema explotador: incluso cuando todas las M se intercambian a su valor (en términos de trabajo) y hay un intercambio de equivalentes, el funcionamiento del sistema CPL es explotador, pues el ingreso del capital no es más que trabajo excedente expropiado. Esto es lo que queda velado en el Vol. III y es transparente en el Vol. I. La dificultad real que encontramos es que el modelo desarrollado en el Vol. I es problemático. Consideremos el supuesto que en equilibrio O y D se neutralizan mutuamente, lo que quiere decir que no son factores constitutivos del concepto de valor (V): que el V de una mercancía (M) es sólo su costo de producción técnicamente determinado. Pero este supuesto implica también que la O y D no afectan causalmente los costos de producción en términos de los cuales el V de una M se determina. Pero la expansión de la demanda permite que unidades de producción de baja productividad se involucren en AV productivas, aumentando, por tanto, el promedio de tiempo de trabajo socialmente necesario (TTSN) por unidad de producto. La contracción deja fuera unidades de baja productividad, lo que se manifiesta en la baja del TTSN. Por tanto, es un error suponer que en equilibrio la O y la D no tienen efecto causal en el monto de TTSN incorporado en una M. Lo tienen aun cuando se suponga que no son elementos constitutivos del valor. Como otras (supuestas) críticas, MKB introducen los conceptos de escasez y de costo de oportunidad, típicos de la economía ortodoxa, para concluir que la estructura de la D es constitutiva del costo del gasto en trabajo. Introducen las preferencias de los consumidores (la esencia de la teoría neoclásica del consumidor), para concluir que ninguna economía SCL puede funcionar sin el mercado y que, por tanto, la concepción de Mx del comunismo (CMN) como un sistema social sin mercado está equivocada.

Notas

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julio.boltvinik@gmail.com.mx 

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2025/04/04/opinion/024o1eco

4 de abril de 2025.  MÉXICO

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