“El milenarismo es común a Hegel, Marx y los neoconservadores norteamericanos y está en contradicción con el respeto a la dignidad humana, como ya vio H. Arendt.”
En su visita a tierra Santa, Benedicto XVI ha vuelto a abordar el asunto de las relaciones entre la ciencia yla fe, tema al que el Papa ha dedicado buena parte de sus reflexiones y escritos. Y en palabras del arzobispo Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio para la Cultura, a lo largo de este año de la astronomía, “la Iglesia desea honrar” a Galileo.
Acerca de la relación entre ciencia y fe escribe el profesor Jesús Ballesteros en el último número de Cuadernos de Bioética, que edita la Asociación Española de Bioética y Ética Médica. Con el título de La religión, ¿freno o motor de la ciencia?, Jesús Ballesteros aborda, entre otros aspectos, las diferentes concepciones de la idea de progreso, según se analice desde la óptica cristiana, o desde el progresismo:
“Conviene recordar que la idea de progreso es una idea de origen cristiano igual que la de Modernidad, frente a la creencia de los antigüedad precristiana en el eterno retorno. Lo que ocurre es que las religiones, muy especialmente el cristianismo, defienden la idea de progreso como visión global, que incluye el desarrollo moral del ser humano.
Por ello no ven el progreso tecnológico como algo lineal, irreversible, necesario, al que
hay que decir siempre si, sino solo en el caso de que sirva a la causa de todo ser humano, ya que ninguno puede ser instrumentalizado al servicio de otro, pues hay que tratar siempre al otro como a sí mismo.
Mientras que para los progresistas lineales, el futuro, en cuanto producto de una técnica más sofisticada, tiene que ser forzosamente mejor que el pasado.
Ahora bien este progresismo lineal procede también del cristianismo, pero en este caso de la herejía milenarista, que confunde el futuro con lo eterno. Se remonta a Joaquín de Fiore y ha sido pensamiento común a autores tan dispares como Hegel, Marx y los neoconservadores norteamericanos.
Está en contradicción con el respeto a la dignidad humana, como ya vio H. Arendt, y en sus manifestaciones más recientes tiende a considerar superada la misma especie humana, que podría mejorarse apelando no sólo a la manipulación genética, sino también a la combinación con la robótica, el mito del cyborg.
Pero aún sin llegar a los estropicios que este progresismo posthumanista, que cree en el avance ilimitado de la tecnociencia, pudiera provocar (es significativo que algunos de sus representantes se denominen Extropians) ya ha provocado pérdidas irreparables, debido a la aceptación acrítica del poder cada vez mas mortífero de las armas y a la destrucción del medio ambiente con consecuencias que pueden no afectar a los microorganismos, que sobrevivirían aún después de un holocausto nuclear, pero si afectan y mucho a los seres humanos presentes y futuros.”
Fuente: http://www.hazteoir.org/node/20514
REDACCION HO.
SPAIN. 10 de mayo de 2009