Héctor Pérez Rincón publica un espléndido trabajo sobre Marcel Proust en la revista Psiquiatría, órgano oficial de la Asociación Psiquiatrita Mexicana. Escrito con múltiples referencias a la obra de un gran explorador de la sique. En él encuentra afinidades con la obra del filósofo francés Jacques Derrida.
Al igual que Proust, Derrida capta que la vida se protege a sí misma mediante la repetición, la huella, la diferencia. La vida como huella, antes de determinar al ser como presencia. Es el retardo lo que es originario, entendiendo originario bajo tachadura, como renuncia irrevocable al origen previo. Lo que es originario es el no origen y conceptos que para ser pensados implican la renuncia a la autoridad lógica de la identidad y el tiempo temporal.
Así, los conceptos de tiempo y espacio, escritura, lenguaje y sujeto se salen de los goznes; impregnándose de un aroma de enigma y abstracción.
Como señala Pérez Rincón, las observaciones de Proust sobre “la vida inconsciente, el amor, la sexualidad, las leyes generales que rigen la creación, su inscripción dentro de la filosofía bergsoniana de la memoria y el tiempo, su descripción clásica de la diferencia entre el tiempo subjetivo y el tiempo histórico, sus aportaciones a la fenomenología de la memoria y el olvido, corren paralelos a sus descripciones clínicas sobre la función hípnica y la actividad onírica”.
No en balde fue hijo y hermano de médico y absorbió la medicina por identificación. La lectura de esa obra difícil, un sistema completo de lectura del mundo (Barthes), debería ser obligatoria para quienes están a la escucha de la mente en todos sus estados, remata Pérez Rincón.
En este año de inauguración de la Escuela Mexicana de Archivos, está presente al igual que Derrida, el gran literato de la finitud del ser, su formación bergsoniana y sus modelos literarios hacen de la búsqueda a la que se entrega para intentar recuperar un tiempo perdido se realice por medio de las dos acepciones del término: es decir, el tiempo que se ha ido sólo podemos revivirlo por un esfuerzo de la función mnémica, del tiempo que perdemos por la ociosidad o la banalidad, sólo podemos redimirnos por medio de un denodado trabajo interior.
Cita Pérez Rincón la reciente traducción al chino de la obra en Proust que debería titularse “El recuerdo de los años pasados es como el agua escurrida” culminación del género que inicio Petronius Arbiter y conducen al volumen final “El tiempo recobrado que es un tratado filosófico sobre la memoria, la percepción, el tiempo, el arte y la creatividad”.
Al igual que en Marcel Proust, para Derrida, asuntos de escritura, de archivo. Huella impresión, traza… Nunca se renuncia, es el inconsciente mismo quien se apropia de un poder sobre el documento, sobre su posesión, su retención o su interpretación… Para Proust poder de evocación de la memoria instintiva que reúne el pasado y el presente en una misma sensación encontrada. La pequeña magdalena que remojaba en el té le hace revivir por el recuerdo un sabor olvidado toda su infancia (En busca del tiempo perdido).
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Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2008/05/30/index.php?section=opinion&article=a06a1cul