Emeterio Gómez // El Nietzsche de Savater

No hay verdades sino interpretaciones porque implica la demolición de la Razón
En mi curso de los lunes, alguien dice: “disculpa, pero estas críticas que le haces a Savater, eso de que toda la Filosofía es inconsistente, ¿no crees que él lo sepa y que aun así desea introducir a la gente a lo básico de cada pensador, para que después se dediquen a conocer esas deficiencias que tu tal vez exageras?
Sin duda; un intelectual de la talla de Savater tiene que conocer las carencias de la Filosofía. Mi crítica, mucho más sencilla, alude precisamente al enfoque pedagógico que tú mismo asomas: ¿Qué sentido tiene resumirle a la gente lo básico de Platón y Cía., sin decirles -de una vez- que todo ello es, en lo esencial, inconsistente, ¡simple historia de las ideas!? ¿No habrá en Savater una razón más poderosa para negarse a aceptar la quiebra de la Filosofía? ¿Algún apego férreo a las creencias de toda la vida, que ahora son irrenunciables? Y, más doloroso y con todo el respeto del mundo por delante ¿no sería terrible que todo lo que le enseñamos a Amador resulte endeble?

Porque si lo que a continuación dice Nietzsche fuese “Verdad”, todo lo que Savater piensa de la Filosofía se le desplomaría: “A esos sabios habría ante todo que verlos de cerca ¿Acaso no se sostendrían muy bien sobre sus piernas, acaso fueron retrasados, vacilantes, decadentes? ¿Aparecerá en la tierra la sabiduría como un cuervo a quien entusiasma el olor a cadáver? Esta irreverencia de considerar a los sabios como decadentes nació en mi precisamente al observar en Sócrates y en Platón síntomas de decadencia, y desde luego los consideré como instrumentos de la descomposición griega&” (El Crepúsculo de los Ídolos).

Todo el temor savateriano a la quiebra de la Razón, se evidencia en el Nietzsche de La Aventura del Pensamiento. En él, el énfasis está puesto en la crítica al Cristianismo y sólo muy levemente en la de la Filosofía o la Racionalidad. De las dos muertes que aquél proclamó, la de Dios y la de la Razón, Savater sólo resalta la primera. Hay una sección para el Anticristianismo, pero el poderoso Irracionalismo nietzscheano, brilla por su ausencia. Éste se burla por igual del Cristianismo y de la Filosofía, pero Savater sólo tiene ojos para el ateismo. Evalúe usted amigo lector: “&Su obra& comenzó con una novedosa y polémica interpretación del mundo antiguo y de la cultura griega, que lo condujo a la crítica radical del cristianismo&” (Savater, pág. 233). De la Filosofía Griega: “una interpretación novedosa y polémica”; para el Cristianismo: “una crítica radical”.

“Sus trabajos previos lo habían llevado a la denuncia del agotamiento de la civilización europea, judeo-cristiana, que se resumía en la expresión Dios ha muerto” (pág. 240). Lo único que pareciera estar en crisis es el judeo-cristianismo; la debacle de la racionalidad, por el contrario -el cuervo de la filosofía griega al que entusiasma el olor a cadáver-, no es puesto nunca de relieve.

“Esta teoría perspectivista de la verdad (que no hay verdades sino interpretaciones) -exagerada yo creo- y llevada a consecuencias me parece inadmisibles, es el legado de Nietzsche&” (pág. 245). A Savater le parece exagerada y de consecuencias inadmisibles esa peligrosísima idea: que no hay verdades sino interpretaciones, ¡precisamente porque implica la demolición de la Razón!

Afortunadamente, la honestidad de Savater lo lleva, al final del capítulo, a aceptar la quiebra de la Filosofía: “& y el desbordamiento que suponen sus textos (de Nietzsche) respecto a cualquier forma de sentido común filosófico nos pone sobre un abismo que no podemos ignorar” (pág. 246).
Fuente: http://www.eluniversal.com/2009/04/12/opi_art_el-nietzsche-de-sava_1341209.shtml

VENEZUELA. 12 de abril de 2009.

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