El tiempo en sicoanálisis

El asunto del tiempo se antoja por demás complejo y muchos sicoanalistas prefirieron inclinarse por un modelo genético que satisficiera las necesidades de la teoría. Sin embargo, este modelo genético dio lugar a versiones muy diferentes. La iniciadora de esta tendencia fue Melanie Kelin, quien sostiene que lo que se ata al pasado más remoto es forzosamente lo que resulta más determinante y fundamental para la estructuración síquica. Con ello regresa la problemática del tiempo a un punto de vista de desarrollo
Gracias a Jacques Lacan y a su crítica radical a todo genetismo, el concepto freudiano de nachtraglichkeit (a posteriori) fue revalorizado, convirtiéndose en eje teórico fundamental para los sicoanalistas franceses. Evidenció que la complejidad del modelo freudiano del tiempo no se limita a una perspectiva genética del destiempo.

Freud nunca dejó de ocuparse del tiempo a lo largo de toda su obra. Ya desde Estudios sobre la histeria, la idea de ”afecto estrangulado, sofocado, ahogado”, está ligada al tiempo bloqueado por una fijación, un movimiento fijado en un recorrido, evolucionando en el tiempo. Ya en esta obra rescrita en colaboración con Breuer, La psicoterapia de la histeria, propone un modelo complejo de la temporalidad de una gran originalidad y de un maravilloso ingenio; habla allí de un conjunto temporal complejo, bosquejando las hipótesis de un funcionamiento transcrónico.

En el historial clínico de Emma vemos un síntoma compuesto por una constelación de trazos característicos. Dos escenas, dos representaciones que a su vez producen una tercera representación. Analizando las escenas, Freud destaca: ”(…) pero hay que notar un hecho notable, a saber, que esta descarga no estuvo unida al incidente en el mismo momento en que se produjo”. En conclusión: es el recuerdo el que provoca un afecto emanado del trauma mismo.

En 1900, en La interpretación de los sueños, propone el concepto de bidireccionalidad de los procesos síquicos (progrediente y regrediente); las inversiones recorren el espacio síquico entre el polo perceptivo y el polo motor, dando paso, regresivamente, a la figurabilidad del propio sueño. Ya está avanzada la hipótesis de la atemporalidad del inconsciente que no es más que la atemporalidad de sus características y de sus investiduras, dotadas de movilidad. Lo que corrobora que el aparato síquico está en esa doble vectorización que tiende tanto al futuro como al pasado, en el puro presente del sueño.

El sueño había permitido entonces el descubrimiento de una atemporalidad desmembrada, intuición primera de un tiempo no unificado.

Ya en la metasicología escrita en 1915, aparecen la mayoría de las ideas emitidas anteriormente. Ahí se encuentra el último plan de integración teórica de la primera tópica de Freud, (consciente/preconsciente/inconsciente), donde las diversas determinaciones se articulan en el nivel síquico, más allá de la sicología.

Las diferencias entre la intemporalidad del inconsciente y de los procesos primarios por un lado, y la sumisión del consciente-preconsciente y de los procesos secundarios en el efecto del tiempo, por otra parte, regresan a los aspectos contradictorios de la temporalidad.

La novedad no siempre percibida, aparece al final de Duelo melancolía, donde se ve la introducción de consideraciones originales sobre el tiempo. Si lo inconsciente ignora la muerte es porque los deseos que lo habitan no conocen la usura del tiempo.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2007/02/09/index.php?section=opinion&article=a06a1cul

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