Don Eugenio Romero, que fue obispo auxiliar de Madrid hasta su fallecimiento el año pasado, me decía que si sólo leyese, oyese determinados medios de comunicación, acabaría perdiendo la fe.
Es tan aberrante el imaginario moral que presentan, que las cosas más evidentes aparecen tergiversadas.
El control de la muerte, a través de lo que en ellos se denomina «muerte digna», constituye un derecho al margen de sus consecuencias.
Otro derecho que se predica es el que las mujeres tienen sobre su propio cuerpo y el aborto se presenta, al fin y al cabo, no como un fracaso terrible sino, casi como si fuese una operación de cirugía estética.
Se trata, al fin y al cabo, de controlar la vida y la muerte. Yo no soy un dechado de virtud como saben todos los que me conocen, pero eso no quita para que crea en la inmutabilidad de la virtud y admire a las personas virtuosas, en cuyo espejo intento mirarme, evidentemente con poco éxito. Lo digo en serio, no es falsa modestia ni reflexión en esta época dorada de la vida cuando nos adentramos en el otoño de la existencia.
Nuestra generación quiso arrasar con todo, primero mató al padre, luego a Dios y ahora parece que algunos quieren que nos suicidemos. La izquierda de aquel socialismo de la mitad del siglo XX, que en España llegó al poder tardíamente, creía, esencialmente, en los mismos valores cristianos de los conservadores y de los liberales. Aunque para ellos la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza eran virtudes laicas, las mismas en las que nosotros creíamos. Ahora no.
La nueva izquierda que nos gobierna, no cree en nada de todo eso. Su lema es el del autobús:
«Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida».
Un lema que pretende arrinconar esas cuatro virtudes cardinales que el cristianismo toma de la filosofía griega, esencialmente de Platón, quien las asocia con sus correspondientes desórdenes.
¿Y cómo vamos a disfrutar de la vida sin ese espacio de orden que propicia la virtud?
Afortunadamente, una buena parte de la juventud ya no se atraganta de falsa libertad, y está volviendo a su práctica.
Con la crisis a lo mejor hasta volvemos a leer a los filósofos.
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Fuente: http://www.abc.es/20090215/nacional-sociedad/retorno-virtud-20090215.html
SPAIN. 15 de febrero de 2009