Que “el hombre es un ser social por naturaleza” suena a tópico y, por lo demás, a tópico vacío de significado. La frase procede, por supuesto, de Aristóteles y fue desarrollada por Santo Tomás de Aquino de una forma que quizá sorprenda a quienes, con mucha ligereza, desprecian la filosofía medieval.
La sociedad es un hecho natural
El hombre no aspira sólo a vivir, sino, sobre todo a “vivir bien”. Para lograrlo, tiene que agruparse necesariamente con otros semejantes, construyendo una política (o “sociedad perfecta”, según los escolásticos). El don de la palabra, del que está dotado el hombre, le permite esta agrupación.
Así, la sociedad es un hecho natural (y no cultural, ni artificial o sobrenatural), que se ha dado en todos los tiempos y en todos los lugares. El hombre nace, por naturaleza, imperfecto: no se basta a sí mismo y tiene que satisfacer sus necesidades materiales y espirituales con la ayuda de otros hombres.
La causa eficiente de la sociedad
La sociedad resulta, pues, necesariapara que los hombres puedan llevar una vida completa, virtuosa y feliz. Esta exigencia, que brota de la propia naturaleza humana, puede considerarse como la causa eficiente de la sociedad.
La causa final de la sociedad
Al igual que ocurre con la moral individual, la causa final de la sociedad es el bien de la comunidad. Esta aspiración a un fin común confiere unidad a la multitud dispersa y material de los individuos. Este bien común tendría, para el Aquinate, una doble vertiente:
1. El bien trascendente, Dios, como causa de todas las cosas.
2. El bien inmanente o humano, que consiste en el bien de la sociedad “que a todos se comunica y del que todos participan”.
Una sociedad será más perfecta cuanto más autosuficiente sea con respecto a los bienes necesarios para la vida, incluidos los bienes materiales, corporales y espirituales. Para el bien común de una sociedad, según Tomás, se requieren tres cosas:
1. La unión de todos los miembros en una “amistad sincera y verdadera”.
2. La unión de la fuerza de todos los integrantes para colaborar en el bien común.
3. La abundancia suficiente de bienes materiales y espirituales.
La causa material de la sociedad
La causa material de la sociedad consiste, simplemente, en la multitud y en la pluralidad de los individuos aislados, con cualidades diversas y distintas capacidades para satisfacer sus necesidades y las necesidades de otros.
Así, la sociedad conyugal se compone de marido y mujer; la paternal, de padres e hijos; la heril, de amos y esclavos. Y la familiar consiste en la agrupación de las tres antecedentes. De la agrupación de varias familias surge una aldea, y de la agrupación de varias aldeas, el municipio, la ciudad y, finalmente, el Estado.
La causa formal de la sociedad
Mas la simple agrupación de individuos no hace una sociedad: una multitud no es una comunidad. Tiene que bastarse a sí misma, disponer de un proyecto común y, como causa formal que organiza esta materia, requiere el principio de autoridad. Una autoridad que unifique y estructure las fuerzas sociales y las disponga en orden al bien común.
Qué mantiene unidad a una sociedad
En conclusión, obedeciendo a la Teoría de las Cuatro Causas de Aristóteles, Santo Tomás analiza la formación de la sociedad, atendiendo a cada una de las causas. De este modo, todavía hoy podemos “traducir” estas consideraciones:
1. Causa material. ¿En qué entorno ecológico y económico nace la asociación que constituye una sociedad? ¿De qué dependen y cómo se desarrollan las capacidades de explotación de los recursos? ¿Cómo se distribuyen?
2. Causa eficiente. ¿Qué se aportan los individuos unos a otros, tanto biológica como culturalmente?
3. Causa final. ¿Cuál es el proyecto común que articula esta agrupación de individuos en la forma de una sociedad?
4. Causa formal. ¿Qué estructura tiene la autoridad en una sociedad dada? ¿Unifica la autoridad a todo el colectivo?
Quizá ya hoy no creamos en Dios (muchos de nosotros). Casi seguro, no sabemos apenas nada de Santo Tomás de Aquino. Por lo demás, nada nos importa la teoría aristotélica de las cuatro causas. En este sentido, ya todos somos marxistas., de una u otra manera. Pero, ciertamente, no podemos negar que se trata de una interesante herramienta de análisis político, para entender por qué las sociedades son como son, por qué unas sobreviven y por qué otras se destruyen.
Posiblemente, quienes pasamos los días, las semanas y los años discutiendo sobre el sexo de lo ángeles somos nosotros, especialmente los españoles de hoy. No los filósofos escolásticos.
Fuente: http://www.diariosigloxxi.com/texto-diario/mostrar/90206/el-porque-de-las-sociedades-o-el-sexo-de-los-angeles
16 de octubre de 2012