Acaba de aparecer en Chile un nuevo libro de Rafael Echeverría: Mi Nietzsche, la filosofía del devenir y el emprendimiento. Un refuerzo poderoso para todos los que creemos que es urgente un cambio profundo en la forma de concebir al Ser Humano. Un aporte inmenso para acabar de sacudirnos esta errónea y lamentable Civilización Occidental que ya no da más, que -tal como el libro muestra- nos aplasta desde hace 25 siglos. Soy deudor de Echeverría desde hace años. Dos de sus primeros libros, El búho de Minerva y La ontología del lenguaje, me influyeron decisivamente en la búsqueda de caminos, de salidas, ante la quiebra radical del Pensamiento Racional.
En su libro, Rafael destaca el inmenso aporte de Nietzsche al desmontaje profundo, a la desmitificación inclemente, de la Filosofía. Sócrates fue, de verdad, un bufón que escogió mal, muy mal, al optar por Parménides en contra de Heráclito; por el Ser en contra del Devenir; lo estable, permanente y eterno en contra de lo cambiante y efímero; lo Apolíneo contra lo Dionisíaco; o sea, el pensamiento, el conocimiento, lo transparente, definido, cognoscible, equilibrado y mesurado, en contra de los instintos, las pasiones y emociones, lo incognoscible, profundo, oscuro y sombrío. Lo visible y lo No-oculto, la Aletheia, la luz y el sol, contra las profundidades insondables, hormonales y misteriosas del alma; la Metafísica y la Ontología contra la Tragedia griega; lo aparentemente más hermoso del alma, en contra de sus facetas más despreciables y animalescas.
Sócrates condenó a Occidente a vivir al margen del verdadero problema: la miseria profunda que llevamos en el Espíritu. Y hasta que Nietzsche empezó a deshacerla, vivimos una farsa: Platón, discípulo de Sócrates y Aristóteles, discípulo de Platón, siguieron el camino errado de sus maestros y en consecuencia… ¡¡no entendieron nada!! Reforzando así el error y el errar de Occidente. Más tarde el Cristianismo, lamentablemente, asumió esa fofa filosofía griega, consolidando un Proyecto de Sociedad que -gracias al Imperio Romano- se hizo hegemónico. El Programa Metafísico, lo llama Echeverría, aunque tal vez pudiese llamárselo más bien la Filosofía Occidental o el Pensamiento Racional. Una propuesta de sociedad que, por endeble, no podía conducir sino a la profunda crisis que estalla en el siglo XIX y que coloca a Nietzsche como la posibilidad de un nuevo comienzo.
Hay un detalle relativamente pequeño con el que Echeverría, magistralmente, logra poner de relieve la insondable profundidad de la crisis de Occidente: es el tratamiento que le da a la Sofística y a los Sofistas. Sócrates se enfrenta a ellos, Platón y Aristóteles los aplastan y nuestra “cultura” se extasió 2.400 masacrándolos. La palabra Sofisma se convirtió en sinónimo de argumento falso, de mentira burda. Echeverría muestra cómo Nietzsche mostró que era exactamente al revés, que era Protágoras (el mayor de los Sofistas) el que estaba en lo correcto. ¡¡Que el verdadero sofista era Sócrates!! Occidente estuvo 2.400 años pensando al revés: el camino correcto era el de Heráclito y no el de Parménides, el de Dionisos y no el de Apolo, el de Protágoras y no el de Sócrates. Estamos bien conscientes de lo terriblemente difícil que es aceptar todas estas cosas, estas ideas escandalosas y heréticas, pero poco a poco ellas se irán imponiendo. En ese sentido, Echeverría acaba de hacerle a la Humanidad un gran aporte. Nosotros aquí en Venezuela, nos ponemos a sus órdenes… Con algunas mínimas divergencias conceptuales que respetuosamente iremos asomando.
http://emeteriogomez.wordpress.com
Fuente: http://www.eluniversal.com/2010/10/24/opi_art_el-nietzsche-de-eche_2076211.shtml
VENEZUELA. 24 de octubre de 2010
Sin duda un cambio radical, los invito a leer a Echeverria, es un nuevo enfoque, muy solido y dejen sus paradigmas actuales.