El libre mercado como ideología/ El peso de las razones. Por Mario Gensollen

Michael Sandel, profesor de la universidad de Harvard, ha desmontado la ideología del libre mercado con pertinentes contraejemplos. Su libro What Money Can’t Buy, publicado en 2013, es un antídoto contra la ideología del libre mercado, y una defensa apasionada de la necesaria regulación de los mercados.

La semana pasada, en este espacio, argumentaba que la democracia, cuando es concebida como una ideología deformante de la realidad, es el peor enemigo de la propia democracia. Como método de toma de decisiones, el método democrático no es adecuado siempre, incluso dentro de regímenes democráticos. Nuestras democracias liberales han sido concebidas e implementadas teniendo en mente la paradoja de Popper: las mayorías pueden elegir la tiranía, y así demoler las instituciones y gobiernos democráticos. Por ello, nuestras democracias suelen incorporar métodos mixtos para la toma de decisiones, en los cuales la ciudadanía, en ciertos temas de los que carece de los conocimientos y capacidades relevantes y necesarias, delega su participación política en decisiones concretas en expertos que velen por los intereses de todo el colectivo (métodos epistocráticos). La democracia misma, para resumirlo, requiere ser regulada.

Algo análogo sucede con los mercados. El libre mercado y su mano invisible, defendido con ahínco por Adam Smith, también puede ser una ideología deformante de la realidad, y puede no ser adecuada en todos los casos. Requiere también regulación, siguiendo con la analogía.

Análogo a la democracia, el mercado es un método, pero ahora conformado por un conjunto de transacciones de procesos o intercambio de bienes o servicios entre individuos. El libre mercado, por su parte, es el sistema en el que el precio de los bienes es acordado por el consentimiento entre los vendedores y los compradores, mediante las leyes de la oferta y la demanda. Muchas personas pensaron y siguen pensando que este método siempre es el adecuado cuando se trata de intercambio de bienes y servicios. Piensan que el mercado siempre es la solución más eficiente y adecuada. Así, el libre mercado también se convierte en una ideología.

Michael Sandel, profesor de la universidad de Harvard, ha desmontado la ideología del libre mercado con pertinentes contraejemplos. Su libro What Money Can’t Buy, publicado en 2013, es un antídoto contra la ideología del libre mercado, y una defensa apasionada de la necesaria regulación de los mercados.

Usaré dos de mis ejemplos favoritos de Sandel y los adaptaré un poco. En primer lugar, imagina que el lugar en el que vives es arrasado por los inclementes vientos de un poderoso huracán. Tanto tu casa, como las casas de tus vecinos, conocidos y familiares han sufrido terribles estragos. Necesitas reparar con velocidad algunas partes de tu vivienda y, mientras tanto, conseguir víveres necesarios para tu subsistencia y la de los tuyos. Piensa que, mientras intentas trazar una hoja de ruta para regresar a la normalidad, vas a la tienda de Don José, al que conoces de toda la vida. Don José, no lo esperas ni lo creerás, tratará de venderte los víveres mucho más caros con respecto a su precio comercial habitual. Una botella de agua de un litro, que solía venderte en diez pesos, ahora cuesta cien. Y así con otros productos. La realidad es que tanto tú como tu familia necesitan el agua, y en otras tiendas, los dueños han empezado a subir de igual manera los precios. Un defensor a ultranza del libre mercado defenderá la estrategia de Don José. Él sube el precio de los artículos que vende, debido a que la demanda sube y los compradores están dispuestos a pagar altísimos precios debido a su desesperación. ¿Es adecuada una metodología de libre mercado en este caso? No lo creo, pues es injusta, y la injusticia es el peor vicio de las instituciones sociales, como afirmó John Rawls. En primer lugar, ¿es verdaderamente libre esta manera de fijar los precios entre vendedor y comprador? ¿No se asemeja más a una especie de extorsión? ¿No debería intervenir el Estado para regular los precios en una situación como ésta?

Ahora imagina que las personas que gobiernan en tu municipio organizan un concierto gratuito para la población. Es el grupo de moda, así que se espera que muchísima gente asista. Para evitar tumultos y posibles problemas, el municipio solicita que las personas interesadas en asistir pasen por su boleto gratuito a las oficinas de la municipalidad. Como siempre sucede en estos casos, se espera que una larga fila de personas pase un buen rato esperando que le den sus boletos. Piensa ahora que Pedro, un conocido tuyo, al cual le sobra el dinero, paga a Juan para que haga la fila por él, recoja su boleto y se lo entregue en su oficina. Tú, por tu parte, pasarás más de cinco horas en la fila bajo el rayo del Sol para que te den tu boleto. ¿Te parece correcto este intercambio? A mí no, como a Sandel, y no me lo parece porque también es injusto. La municipalidad organiza conciertos gratuitos bajo dos premisas: (1) el esparcimiento es un derecho humano no sujeto al mérito, y (2) están enfocados principalmente hacia las personas que no pueden costear un boleto para un concierto similar. Si Pedro paga a Juan para que recoja su boleto, el objetivo del municipio no se cumple. Y no sólo eso. El libre mercado, en este caso, privilegia al ya privilegiado (cuando los conciertos gratuitos buscan privilegiar al más desfavorecido).

Que el libre mercado sea, en muchísimas ocasiones el método más adecuado para fijar los precios de servicios y productos, o de normar la manera en la que los individuos intercambian bienes y servicios, no significa que lo sea siempre. Cuando se suele hablar de regular el mercado, se habla principalmente de que el Estado en ciertas ocasiones debe intervenir, y dichas intervenciones deben corregir los excesos de esta metodología en busca de la justicia.

La socialdemocracia es, como suele concebírsele, el régimen político que busca domar los excesos del capitalismo de libre mercado. A las personas que abrazan la ideología del libre mercado sin regulaciones suele molestarles que el Estado intervenga. ¿Pero no es el Estado acaso el que debe velar por la justicia? Nuestras libertades, y más las económicas, no son potros desbocados, requieren monturas, cinchas, cabestros… Deben ser reguladas en busca del bienestar general e individual.

 

Notas

[email protected] | /gensollen | @MarioGensollen

Fuente: https://www.lja.mx/2020/01/el-libre-mercado-como-ideologia-el-peso-de-las-razones/

29 de enero de 2020.   MÉXICO

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