Hacia los años sesenta tradujimos al español “El existencialismo es un humanismo”, una obra de vulgarización de esa filosofía hecha por Sartre. Es de fácil lectura y por eso comprensible para el gran público.
En nuestra opinión la concepción de la libertad de Sartre, reunida en un axioma, “el hombre está condenado a ser libre”, nos parece que ya se encontraba en Descartes y luego desarrollado por Hegel.
En efecto, sabemos que Descartes, mediante la duda se despoja de todo lo que se encuentra en la conciencia y así reduce a ésta a ser una especie de lugar vacío (o tabula) raza. Esto significa que no estamos dominados por nada, que podemos rechazar, desechar o aniquilar todo aquello que ha penetrado en nosotros y que podría imponérsenos.
He allí expuesta nuestra libertad. Podemos sustraernos de todo y dominar a lo que trata de dominarnos.
En su Filosofía del derecho en el parágrafo 5, Hegel describe cómo está constituida la conciencia.
Ella puede pensarse a sí mismo, dirigiendo su atención a lo que está dentro de ella. Mediante esa reflexión ella puede disolver toda limitación, todo contenido, cualquiera sea su origen, sea del mundo externo o elaborado por la propia conciencia.
Eso produce que la conciencia sea la “pura indeterminación”, esto es, no esta determinada por nada, ningún contenido puede imponérsele puesto que ella puede rechazarlo, o abstraerse de el. Es un poder extraordinario de la conciencia. Hegel se expresa de ella de esta manera: “es la ilimitada infinitud de la abstracción absoluta o universalidad, el puro pensar de si mismo”.
El yo puede vaciarse a sí mismo, expulsar todo lo que lo ha colmado.
Hegel la llama libertad negativa o libertad del entendimiento, o también libertad del vacío. Esa liberación respecto a todo puede conducir a la destrucción de todo. Puede llegar a la destrucción de todo, no reconocer a nada, ya que puede considerar a todo como una traba a esa libertad.
De allí proviene el “fanatismo” de la destrucción de todo orden social, así como la expulsión de todos aquellos de los que se sospecha que quieren un orden”. Y Hegel añade sentenciosamente: “Sólo destruyendo algo tiene esta voluntad negativa el sentimiento de su existencia”. La voluntad negativa puede querer que nada firme se establezca.
Ella lo que desea es realizarse a sí misma. Tener conciencia de sí misma, la cual sólo logra en la furia de la destrucción. Hegel sostiene que en la historia ella siempre aparece y ve en la etapa del terror de la Revolución francesa, en la que “toda diferencia del talento, de la autoridad, debió ser suprimida”, la presencia de la furia de la destrucción. Tocqueville escribió que aquella Revolución produjo un tipo de hombre que sólo puede destruir y es incapaz de construir nada.
No nos cabe duda que entre nosotros esa furia destructiva está actuando. En la concepción de la universidad (todos son iguales), en la escuela (mueran las diferencias de talento e inteligencia), en lo social en general. Hegel también sostuvo que para hacer igual a los hombres habría que cortarles la cabeza.
Fuente: http://www.talcualdigital.com/Avances/Viewer.aspx?id=28231&secid=44#
VENEZUELA. 12 de noviembre de 2009