El don de la belleza

Desde Kierkegaard, que cuanto menos quería creer en Dios, ha quedado más o menos demostrado que el vértigo de la desolación admite la belleza en sus formas.

LA semana pasada, el Papa mantuvo en la Capilla Sixtina un encuentro con 250 artistas de primera fila (allí estaban Santiago Calatrava, Claudio Magris, Anish Kapoor, Zaha Hadid, Bob Wilson, Ennio Morricone y Peter Greenaway, entre muchos otros) a los que exhortó a “ser heraldos y testigos de esperanza para la humanidad a través de la belleza”. El Pontífice se refirió en varias ocasiones al “don de la belleza”, compatible e incluso integrado en el de la fe, para ofrecer a los creadores el modelo de arte que, a su juicio, el mundo necesita.

No han faltado quienes han interpretado estas palabras como una apreciación de Benedicto XVI por una determinada estética junto a una condena de la perpetrada por gamberros como los Hermanos Chapman, pero creo que conviene poner sobre la mesa un análisis más profundo.

No comparto la idea de que el buen arte deba estimular, como característica sine quanon, la esperanza en el género humano: desde Kierkegaard, que cuanto menos quería creer en Dios, ha quedado más o menos demostrado que el vértigo de la desolación admite la belleza en sus formas. Pero sí considero que en el actual reinado del escepticismo postmoderno es necesario plantear un debate serio sobre la belleza, por más que ésta, como afirma Umberto Eco, sea una mera construcción semiótica: si hace medio siglo lo grotesco era útil para una interpretación certera de la condición humana y su entorno, ahora la belleza, más allá del arte, adquiere una connotación de resistencia. Miren a su alrededor. Casi todo es feo.

Málaga constituye un ejemplo notable: ¿qué hacen ahí la muralla de Carretería, el horror de La Coracha coronado por el aberrante Museo del Patrimonio, los edificios de viviendas levantados en calle Victoria en los últimos diez años, la verja del Puerto, la Ciudad de la Justicia, las rotondas del Camino de Colmenar?

Alguien debería conceder cierta gracia a esta ciudad. Aunque no haya esperanza.
Fuente: http://www.malagahoy.es/article/opinion/571699/don/la/belleza.html

SPAIN. 26 de noviembre de 2009

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