Es PhD. Catedrático de Filosofía. Ave María University.
“Si Dios no existiera, habría que inventarlo”
Voltaire
Una de las verdades filosóficas que más me conmovieron a los inicios del estudio de la Historia de la Filosofía de Guillermo Fraile fue que la Filosofía Antigua en Grecia nació en el seno de una cultura sustancialmente religiosa. Los creadores de los mitos, los poetas Hesíodo y Homero, entre otros, eran los que habían promovido este tipo de costumbre en el pueblo griego.
Pero fue Zenón de Elea el primer filosofo que se burló de todos estos falsos mitos creados a imagen y semejanza de los deseos y caprichos de los hombres. Le siguió Demócrito de Abdera, con su teoría de los átomos; Anaxímenes (el “aire”); Tales (el “agua”) y Empédocles de Agrigento con su famosa teoría materialista de los cuatro elementos, a saber: “agua”, “tierra”, “fuego” y “aire”.
El paso del “mito” al “logos” creó en alguno de estos filósofos una escisión entre ellos, a saber: los mitos se referían a realidades intangibles e invisibles; las razones de los filósofos a las cosas tangibles y visibles.
Pero hubo otros filósofos que aceptaban ambas realidades. Entre ellos se encontraban los siguientes: Anaxágoras, Pitágoras, Heráclito y Parménides. Estos filósofos eran, además, hombres muy religiosos (con excepción de Heráclito). Anaxágoras sostenía que una Inteligencia Infinita (“Nous”) era el origen de todo el Universo; Pitágoras era, además de filósofo y matemático, un líder religioso y político; Heráclito, aceptando que la única realidad es el cambio o permanente fluir de las cosas, también sostuvo la realidad y existencia de una “Inteligencia” que, detrás de bastidores, lograba “la armonía de los contrarios”. Y por fin, el visionario de Parménides. Los sueños que tuvo con las divinidades le revelaron una dimensión de la realidad alcanzable solamente por la razón: la verdad o el Ser.
Sócrates heredó de sus ancestros la creencia en los dioses y, contra todas las vicisitudes que tuvo que afrontar en un Juicio que lo condenó a muerte, siempre esperó su encuentro con los héroes y dioses en la otra vida.
Su discípulo, Platón, habla de Dios, pero de una forma muy genérica. Sus comentarios han llegado incluso a decir que identifica la divinidad con la idea del Bien. Pero hay también en él una profunda religiosidad que inspira su obra filosófica. Cuando uno lee sus diálogos, nos da la impresión de que Platón creó una especie de “filosofía de la salvación del alma”. Este mundo es pasajero y nuestro cuerpo es mortal. Lo más importante en nosotros es nuestra alma, que es inmortal. Hay que salvarla desde el punto de vista moral, reformando nuestra vida, y desde el punto de vista intelectual conociendo la verdad, que no está en este mundo, sino en el Mundo de las Ideas o “cielo platónico”.
Aristóteles continuó estas creencias, pero de una forma más racionalizada, sistemática y anti mítica. Sostuvo que Dios es la causa del movimiento que vemos en el Universo, la “Causa Incausada” o “Motor Inmóvil”, que mueve, pero que no es movido por nada. También le puso otro nombre, “Acto Puro”. Es decir, que es un ser eterno y sin posibilidad de mejorar, puesto que es perfecto.
Con el advenimiento de la revelación cristiana, en el siglo IV, San Agustín de Hipona, encontrará por fin, después de muchas luchas interiores y personales, al Dios revelado por Jesucristo. Influenciado por Platón más que por Aristóteles, el hiponense creía profundamente en la existencia de otro mundo, pero a diferencia del griego, sostenía que Dios es Espíritu y no una Idea.
Siglos más tarde, Santo Tomás de Aquino, influenciado por Aristóteles, creará en una página de su célebre “Suma Teológica”, el argumento de las cinco vías que demuestran la existencia de Dios: como “Motor Inmóvil”, como “Causa Incausada”; como “Causa Eficiente”; como “Ser Perfecto” y como “Ser Inteligentísimo”.
Tanto en San Agustín como en Santo Tomás de Aquino, la revelación cristiana les iba a dar “algo” que los pensadores antiguos habían desconocido hasta la fecha, a saber: la FE.
Y Santo Tomás llegó incluso a decir que por medio de esta fe, nos era inclusive posible tener una visión intelectual de Dios, aún en esta vida.
San Agustín vio en la Fe el único medio para alcanzar un “entendimiento” de la misma, algo que sería hoy en día escándalo para los ateos y locura para los agnósticos. La Fe, según San Agustín, es el único “medio” posible para alcanzar la “sabiduría intelectual”, que, a fin de cuentas, sólo en Dios se encuentra.
Fuente: http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/243114-dios-de-filosofos
28 de febrero de 2012
Tesis:
No me gustan las cosas
Antítesis:
Me gusta que me gusten y que no me gusten las cosas.
Esto crea y mantiene al sistema y al Yo a quien le gusta que le gusten o que no le gusten las cosas; la construcción de ese gusto se basa en una ética, en una moral contradictória, responsable por la realización del placer construido en el concepto del bien y del mal, de lo mejor y de lo peor, de lo cierto y de lo equivocado, beneficiandome con la felicidad y maleficiandome con la contrariedad que construyo en ese concepto.
Gustarme que me guste me lleva a creer que soy mejor.
Ej.: Cuando califico o descalifico las diferencias, afirmo que mi elección es la mejor.
Lo mejor soy Yo.
Síntesis
“Dios no ama ni odia. Dios Es”!
Spinoza
Soy una cosa diferente y hago parte de un conjunto diferente (humanos) donde todos –dentro del mismo conjunto- son iguales y diferentes entre si y, consecuentemente, de los otros conjuntos de diferentes cosas, cada cual con características propias donde Dios Es de acuerdo con esas características.
Cuando la emoción de felicidad se manifiesta y fluye de mi masa de energia concentrada, es Dios siendo através de esta masa. De lo contrario, vuelvo al punto de partida y me distingo de lo diferente en condición de superioridad o inferioridad.
En este punto, la tesis pasa a ser la existenciade Dios como verdad absoluta; la antítesis: la negación de la existencia de Dios como creador de nada, como afirmó, recientemente, el físico Stephen Hawking: “la vida se hizo de la nada”; y la síntesis: Dios no creó nada porque él es la propia creación en movimiento.
La no-existencia de Dios implica la vuelta al Yo, a quien le gusta que le guste y que no le guste.
Cuando califico o descalifico las diferencias, afirmo que mi elección es la mejor.
“Para lo que no puede decirse, debe callarse”
Wittgenstein
Cuando me refiero a las diferencias, a priori me refiero a Dios, de lo contrario, expreso el vacio.
El Bien y el Mal.
Bondad y Maldad no existen.
Existe el deseo de felicidad que construyo en el amor o en la venganza, por opción o por incapacidad.
No existe Diablo. El Mal es la felicidad que siento cuando lo diferente sufre y el Bien es la felicidad que siento en el amor, en el respeto y en la compasión hacia las diferencias.
La Felicidad Es Manifestación Divina.
Dios es el libertador y me libera del eterno retorno, de la prisión del Yo que construyo al gustar de que me gusten o que no me gusten las cosas.
La Tierra es el núcleo de un átomo de una celula de un órgano del infinito cuerpo de Dios.
“Dios Es”. amorvaidadefelicidade.blogspot.com
Estimados lectores, les puedo decir que hay verdades a las cuales pocas mentes están preparadas para saberlas, dichas verdades incubadas en mentes con falta de ética y con una precaria moral podrían causar un verdadero caos y controversias al mundo.
Si a mí me preguntaran que si existe dios, contestaría según mi primera percepción de actividad racional, pero si me pidieran que lo escribiera para ser publicada pondría la información que menos perjudicara las mentes de las personas.
Estoy seguro que muchos de esos sabios que se vieron con la necesidad escribir sus pensamientos lo hicieron de tal forma de no ser tan lastimosa a la sociedad.
Federico Nietzsche de por sí estuvo siempre encontrar de la religión y sus pensamientos son como una rebeldía o una antítesis a lo que la religión en su tiempo afirmaba.
Aun no sé cómo expresar lo que pienso de mara escrita, espero me haya explicado correctamente, pero quiero reiterar que hay conocimientos que no son para cualquiera y no es cuestión de inteligencia, sino de ética y valores morales.