Hemos visto cumplida la predicción de Aristóteles que advirtió que la democracia, cuando entroniza al socialismo o al populismo radical, puede destruir la república.
Venezuela es el ejemplo más cabal de los peligros de los extravíos ideológicos antiliberales.
Hay que decir en primer lugar que el dinero es un instrumento y no un objetivo. Es decir, es un medio y no un fin. Por tanto no es el que define la la naturaleza humana, que fuera reconocida originalmente por John Locke cuando dijo “Los monarcas también son hombres” y por tanto había que limitar sus prerrogativas. Y en ese sentido igualmente reconoció el derecho del hombre a la búsqueda de su propia felicidad como el principio fundamental de la libertad.
Al conceptualizar la ética no se puede desconocer el principio de David Hume respecto a la naturaleza humana y así escribió: “Es imposible cambiar o corregir algo material en nuestra naturaleza, lo más que podemos hacer es cambiar nuestras circunstancias y situación y rendir la observancias de las leyes de la justicia nuestro interés más cercano”.
Y siguiendo con la justicia concluyó: “Es solamente por el egoísmo y confinada generosidad del hombre, en conjunto con la escasa provisión que la naturaleza ha hecho para sus deseos, que la justicia deriva su origen. Pero es evidente que la única causa por la cual la extensa generosidad del hombre y la perfecta abundancia de todo, destruiría la mera idea de la justicia es porque ellas la rinden inútil”. Y lamentablemente este es un problema vigente respecto a la teoría sobre el efecto que sobre la naturaleza del hombre tendría el adelanto tecnológico.
La validez de ese pensamiento lo muestra la Historia, y por supuesto ya Aristoteles había reconocido la naturaleza del hombre. Y por alguna razón el mundo vivió hasta hace apenas doscientos años como vivía Jesucristo, tal como lo describe William Bernstein en su The Birth Of Plenty. Evidentemente, la evolución hacia la libertad y la creación de riqueza se debió al sistema ético político que la reconoció como tal, y ese proceso se inició en Inglaterra con la Revolución Gloriosa de 1688, y que determinara la Revolución Industrial que comienza en 1740.
LAS AMENAZAS
Como bien dijera Ayn Rand: “La filosofía americana de los derechos del hombre nunca estuvo completamente al alcance de los intelectuales europeos”. Evidentemente en contra de la filosofía de Locke y de Hume que determinaran la concepción política de los Founding Fathers en Estados Unidos estuvieron Rousseau, Kant, Hegel y Marx. Y fueron los creadores del totalitarismo como la racionalización del despotismo.
En ese sentido primeramente Rousseau propuso la creación de un hombre nuevo y el poder ilimitado del monarca. Kant primeramente descalificó éticamente la búsqueda de la felicidad, por considerarla deshonesta pues se hacía por interés y no por deber. Consiguientemente descalificó el comercio y estaba a favor de la guerra como una contribución de la naturaleza. Hegel siguiendo en ese camino reconoció que la guerra era el momento ético de la sociedad. Por tanto, todo parece indicar que Kim Jon-un es un predicador de la ética en Corea del Norte. Y por último Marx descalificó el derecho de propiedad como la explotación del hombre por el hombre.
Así al respecto Ayn Rand reconocció: “La noción tribal del bien común ha servido como la justificación de la mayoría de los sistemas sociales y de todas las tiranias en la historia”. Y al respecto voy a citar a Juan Bautista Alberdi que escribió: “El egoísmo bien entendido de los ciudadanos, sólo es un vicio para el egoísmo de un gobierno que personifica a los estados”.
Por tanto tenemos que reconcer que la libertad se basó en el reconocimiento de la naturaleza humana tal como lo dijera Madison cuando a mi juicio siguiendo el pensamiento de Hume escribió: “Si los hombres fueran ángeles no haría falta el gobierno y si fueran a ser gobernados por ángeles no sería necesario ningún control al gobierno”.
El gobierno es una administración de hombres sobre sobre hombres. La consecuencia es la necesidad de limitar el poder político como lo había previsto Locke. Y la limitación el poder político se basó en el sistema llamado Judicial Review, de acuerdo con el cual el Poder Judicial tenía el deber y la función de decir que es la ley de conformidad con la Constitución.
Ya Adam Smith había reconocido que cuando el Poder Judicial está unido al Poder Ejecutivo la justicia es tan solo pura política. Y por tanto es importante igualmente reconocer que ese proceso no se inició tampoco como consecuencia de la naturaleza de los anglosajones, ni tampoco de la religión protestante. La Argentina es una prueba evidente de esa realidad pues fue el tercer país del mundo en tener ese sistema político. Por ello a principios del siglo XX tenía un ingreso per cápita mayor que el de Francia, Alemania e Italia.
PROFECIA CUMPLIDA
Lamentablemente el problema político político que enfrenta Occidente es precisamente la ignorancia de esa concepción ética en nombre de la falacia de la igualdad económica. Como consecuencia, hemos visto cumplida la predicción de Aristóteles que reconoció que la democracia destruye la república. Cuando los derechos son del pueblo, los individuos carecen de derechos y así el socialismo aumentando el gasto público y consecuentemente los niveles de impuestos, viola el derecho de propiedad y el derecho a la búsqueda de la felicidad. Y la economía no crece.
Intentar confundir la razón de ser de la naturaleza humana con la existencia del dinero es un error conceptual que tendría resultados políticos nefastos. El dinero no es el objetivo, sino un medio para lograrlo. Por tanto no es la creación del dinero lo que determinó el egoísmo en el ser humano sino un medio para satisfacerlo y crear la riqueza de los bienes que si son los objetivos que satisfacen nuestros deseos.
Fuente: http://www.laprensa.com.ar/457113-El-dinero-no-define-nuestra-naturaleza.note.aspx
11 de septiembre de 2017. ARGENTINA