¿En qué consiste ser una persona buena y una sociedad buena? Las respuestas a estas dos preguntas impactarán directamente para nuestra desdicha o felicidad, y para el óptimo funcionamiento de la sociedad o para su desastre
La única fuente absolutamente confiable para encontrar estas respuestas, nos llega de la Grecia Clásica y de la Roma Antigua. Qué es el hombre bueno y qué es una sociedad buena, son temas que no les interesó a ninguno de los pensadores del siglo XX, como tampoco fue del interés en la Edad Media.
Homero, Hesíodo, los trágicos como Esquilo, Sófocles y Eurípides, filósofos como Sócrates, Platón y Aristóteles, son los más grandes pensadores que ha dado la humanidad, y además, los únicos que abarcaron los temas, de qué debe entenderse por un hombre bueno y por una sociedad buena.
En la Roma Antigua, Séneca, Marco Aurelio, Cicerón, Horacio, Virgilio, Tácito y otros más, retoman las ideas fundamentales de los griegos y se pronuncian lo que para ellos significa un “hombre bueno”, y una “sociedad buena”. Por lo tanto, daremos respuesta a estas dos interrogantes, exclusivamente en base a estos pensadores griegos y romanos, que ni por asomo, han sido superados en los últimos 2500 años. Sólo un dato: Homero, con su Ilíada y su Odisea, educó a toda Grecia, y sentó las bases de nuestra actual civilización Occidental.
Como antecedente, resulta indispensable decir que la falta de preocupación por las dos interrogantes mencionadas, de parte de los pensadores del siglo XX, fue la causa de que el ser humano de ese siglo y de hoy en día, no sabe, en esencia, lo que significa “ser bueno”, y cómo puede “ser mejor la sociedad” en que vive.
Si pudiéramos destacar uno de los rasgos característicos y fundamentales del ser humano de hoy, diríamos que es su falta de “fe en sí mismo”, carencia debida a su falta de referentes esenciales como ser humano. Al carecer de las coordenadas de su existencia, su falta de “fe en sí mismo” paraliza el núcleo de su existencia.
Esta carencia de coordenadas, lo ha convertido en un paralítico espiritual y en un activo improductivo. Su productividad, falsamente la mide por sus horas de trabajo o por las “cosas que hace”, pero jamás por todo aquello que lo puede convertir en una mejor persona, lo que lo inclinaría a contribuir a una mejor sociedad.
Tenemos que comprender, que no solamente somos “animales racionales y sociales”, sino también, y muy fundamentalmente, “animales productivos”, tal y como lo afirmó Fromm. Es decir, personas que con nuestras manos, imaginación, inteligencia, arte y esfuerzo, podemos y debemos transformar nuestro mundo personal y social hacia etapas espirituales superiores.
Gozar de un carácter Productivo, implica actuar, sentir y relacionarnos con los demás y el mundo, de tal manera, que nuestro espíritu, emociones y fuerzas vitales, estén presentes en nosotros y las compartamos con los demás.
Seguramente, el que expresó de manera más profunda y abarcativa lo que es un carácter Productivo, fue el poeta griego Píndaro, al escribir: “Ojalá, llegues a ser el que eres”. Llegar a ser lo que somos, significa explotar y desarrollar lo que sólo existe como “potencia” en nosotros (nuestras capacidades naturales innatas), y de la potencia pasar al “acto”.
Llegar a ser lo que somos, nos dice Critilo, consiste en inclinarnos con todas nuestras fuerzas vitales, a vivir expresando nuestro carácter Productivo. Es decir, a explotar al máximo nuestras capacidades en orden a ser personas productivas que constantemente saquemos a flote lo mejor de nosotros mismos, en beneficio nuestro y de los demás; esto nos exige una alta conciencia espiritual y una sana conciencia de nuestra relación con la naturaleza y con las demás personas.
El carácter Productivo jamás es egoísta, sino egoaltruista: busca su bien, pero siempre a través de beneficiar a otros. El interés por beneficiar a los demás, promueve de inmediato la construcción de una “sociedad mejor”. Nuevamente, un griego, Platón, en su genial obra “La República”, nos da la más alta pedagogía sobre el hombre bueno y una sociedad buena. Imposible de salir bien librados de nuestras actuales circunstancias, si no tratamos de salvarlas, como bien lo dijo el filósofo español Ortega y Gasset. E imposible también, de mejorar nuestro mundo si no abandonamos el egoísmo destructivo y depredador, siempre rasgo característico de un carácter Improductivo, y si no nos lanzamos con todas las fuerzas de nuestro espíritu a fin de formarnos un carácter Productivo, es decir, “llegar a ser lo que somos”, como sabiamente nos lo aconsejó el enorme poeta Píndaro.
Fuente: http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/374316.palabras-de-poder.html
Torreón, Coahuila, México.
25 de ago, 2008
felicidades por sus articulos, no conocia ninguno parecido y demuestra bastante cultura al respecto y muchas horas de lectrura , gracias por conpartir su sabiduria y esas muchas horas de agradable lectura…..eswperamos mucho mas de usted……esperamos mas articulos………..gracias