¿Será que llegó la hora de que en Venezuela hablemos de lo importante?
Tom Morris en su libro “Si Aristóteles dirigiera General Motors” cuenta que estaba en un club de campo con varios ejecutivos de una compañía de seguros. El primer día cuatro de ellos decidieron levantarse temprano y jugar un rato al golf antes de comenzar las reuniones.
El primero se preparó para lanzar y ni rozó la bola. Sus colegas, que lo habían visto jugar muchas veces, se quedaron asombrados. Sin dudarlo un instante, se volvió, y consternado les dijo: “¡Qué campo tan difícil!” La experiencia de achacar nuestros fracasos a causas externas a nosotros, es muy común.
Luego nos cuenta lo que él califica como la conversación más importante de su vida. Lo habían invitado a dar una clase de ética a un grupo de líderes cívicos. Él se excusó alegando que nunca había dado una conferencia fuera del ámbito académico.
La persona que lo invitó le dijo: “-Mira Tom. Cuando yo tenía dieciocho años y estaba en el colegio, nos quedábamos en el dormitorio, despiertas hasta muy tarde, hablando de asuntos importantes de todo tipo: la vida, la muerte, el amor, los proyectos, Dios, la felicidad, el futuro, lo bueno y lo malo.
Ahora tengo cuarenta y cinco años y cuando me encuentro con mis amigas la conversación sólo gira en torno a cuáles son las ofertas del supermercado y contra quién juega el Notre Dame. Nunca hablamos de nada importante”.
¿No será que llegó la hora de que en Venezuela hablemos de lo importante? ¿De lo esencial para vivir? ¿Además de conseguir los dólares que las empresas necesitan, no será bueno pensar en la vida que queremos vivir? Porque si esto nos lo planteamos en serio, nuestra actitud tendría que ser distinta.
No estamos perdiendo un juguete. Nos estamos quedando sin oxígeno para respirar, y eso es grave.
Fuente: http://www.eluniversal.com/2009/06/30/opi_art_dolares-impagables_1449371.shtml
Caracas, Venezuela. 30 de junio de 2009