Disparando contra “los profetas de la desgracia” [Entrevista a Jean Grondin]

De visita en Tucumán, a contrapelo de la sensación predominante de que el fin del mundo está a la vuelta de la esquina, el filósofo canadiense Jean Grondin afirma que hay una “democratización de la vida”, en todos los estadios.
Perfil

Tiene 54 años, nació en Canadá, es filósofo y profesor titular de Filosofía en la Universidad de Montreal. Se ha formado en universidades deMontreal, Tubinga y Heidelberg. Fue discípulo de Hans Gadamer, uno de los más destacados filósofos de la segunda mitad del siglo XX.

Experto en la obra de Gadamer y en la de Heidegger, es autor de una veintena de libros, entre ellos “Del sentido de la vida: un ensayo filosófico”, “Introducción a Gadamer”, “Hans Georg Gadamer: Una biografía” y “¿Qué es la hermenéutica”?

Está en Tucumán dictando un seminario sobre la obra de Gadamer, en la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (Unsta), institución que lo ha distinguido con el doctorado Honoris Causa.

“No soy optimista”, enfatiza el filósofo Jean Grondin, cuando se le señala que su pensamiento va a contrapelo de las percepciones de que el mundo está a un paso del Apocalipsis. Dice, eso sí, que no coincide con los “profetas de la desgracia”. Y afirma que tanto la historia como la naturaleza dan muestras de que las cosas tienen un sentido en sí mismas, y de que hay derecho a pensar que el presente y el futuro pueden ser mejores que el pasado. “Hace tres años hablábamos de la gripe aviar. ¿Quién la recuerda ahora?”, reflexiona Grondin. Y desliza que la gente “no nota esas evidencias de progreso muy banales de la vida cotidiana”.

– Ante tantas señales catastróficas que da la realidad, ¿cómo debe pararse la filosofía?
– La tarea de la filosofía es pensar la realidad. Y?el filósofo es aquel que puede integrar la realidad, que es compleja. Pero todos podemos entenderla. Cada ser humano tiene esa capacidad de reflexionar que es propia de la especie. Nos llamamos Homo Sapiens, el ser que piensa. Y que siente. Porque ‘sapere’ es gustar, en uno de sus sentidos. ‘Saber’ quiere decir ‘gustar’, y eso es muy importante. Fíjese que pensar viene de una palabra griega que significa sorber con la nariz, husmear. Cuando algo no huele bien, una persona juzga con su gusto, con su nariz, si esto es bueno o no. Tiene un saber de lo bueno y de lo no bueno, que le viene de su capacidad de husmear.

– O sea que es un saber sensitivo, no sólo racional…
– Eso es muy importante, y se ha olvidado. El saber es poder reflexionar sobre las cosas, para ver si van a salir bien, o no. Aquí hay una reflexión que nace de una distancia frente a lo inmediato. Por ejemplo, si tengo ante mí una carne, olfateo si está bien, o no. Esa capacidad de olfatear es el inicio histórico de esa capacidad de pensar. La razón es la capacidad de percibir. Es una capacidad sensitiva de recibir y de reflexionar sobre lo recibido.

-¿Cómo relacionamos esa cuestión con la política?
– La política es la vida en común, y la capacidad que tenemos para buscar la mejor vida en común posible. Hay otros animales que son políticos, como las abejas. Pero nosotros tenemos la capacidad de organizarnos, de elegir lo mejor. La política presupone un sentido de lo justo, un sentido del derecho, de lo bueno. Y lo podemos olfatear. Si un sistema político no es bueno, eso se nota. Y hay un sentido común que puede contribuir a cambiarlo. Eso es lo interesante.

– Uno de los temas que usted ha trabajado es el del sentido de las cosas…
– Así es, para mí, el sentido es la realidad misma. Hay que descubrir cómo funcionan las cosas. Nosotros sólo tenemos perspectivas sobre el sentido de las cosas.

– Para usted, las cosas tienen un sentido intrínseco. ¿Cómo incide en esa mirada su fe religiosa?
– La fe es una de las fuentes de sentido, pero no la única. También la gente que no tiene fe descubre sentido en las cosas. El científico que va a entender cómo funciona la realidad debe presuponer que hay sentido, que hay razón en el mundo. Un ejemplo que tengo es el de las aves de paso: el viaje de las aves de paso que dejan Canadá en el otoño, y que cada año hacen 20.000 kilómetros para venir a Tierra del Fuego, tiene sentido. Si se quedaran allí, no podrían sobrevivir al frío. O el caso de los salmones que nacen en un lago de agua dulce, al oeste de Canadá, pero que por otra parte necesitan vivir en el mar, para alimentarse como el resto de los pescados. Entonces, no se pueden quedar mucho tiempo en el lago. Cuando crecen, hacia el final de sus vidas, cuando van a procrear “salmoncitos” , sienten que tienen que volver a su lago de origen. No sé cómo se hace. Sienten algo que los impulsa a volver a su lago. Retoman el río Mackenzie, en el que hay muchas rocas y rápidos, y nadan contra la corriente. Es algo muy espectacular. Y hay osos que esperan a los salmones que vuelven, y se los comen. Es un viaje muy peligroso, pero lo hacen porque saben que sus pequeños no podrían sobrevivir en el mar. Y cuando vuelven a su lago de origen, muy cansados, dan a luz a su progenie, y mueren. Y sus cuerpos se descomponen, y con eso se alimentan los pequeños salmones, que luego crecen, y se repite el ciclo. Tiene sentido ir al mar, y tiene sentido volver.

– Pero en el mundo hay la sensación de que no hay motivos para pensar que la vida tiene sentido….Enfermedades, cambio climático, debacle económica….
– Pasa que siempre esperamos lo mejor. Pero se actúa contra la gripe porcina, se preparan vacunas, hay coordinación entre los centros de control de enfermedades. Hace dos años todo el mundo tenía miedo de la gripe aviar. Pero no imagino algo como la gripe española de 1919. Entonces murieron 40 millones de personas. Yo veo en el mundo muchísimos progresos: en la lucha contra las enfermedades, en la conquista de derechos civiles. Hace siglos, por la peste, moría una de cada tres personas. La gente se lamenta demasiado. Una encuesta realizada en Italia indica que en el año 1950 apenas el 5 % de la población tenía heladera en su casa. Hoy, el 95% tiene heladera. Nadie habla del progreso tremendo en la calidad de la vida. Y ese progreso impacta en la salud pública.

-¿Cuál es la responsabilidad del individuo, y cuál la de los gobiernos?
– Creo que los grandes cambios tienen poco que ver con la política: un ejemplo es la emancipación de la mujer. No estoy seguro que haya sido por la política. Y otro gran cambio es el de las comunicaciones, que ha revolucionado la manera de hacer circular el saber, que ha cambiado las relaciones sociales.

-¿No hay una biopolítica, como diría Michel Foucault?
– Creo que Foucault está demasiado concentrado sobre la política. Yo les presto más atención a otros cambios. Hay una democratización de la vida. En la mayoría de los países hay una evidencia de la democracia. La comunidad europea es una señal : la mayoría de las guerras de los siglos pasados eran confrontaciones entre países europeos.

-¿Piensa que Barack Obama es una suerte de resarcimiento del olvido al que ha sido sometido un continente como Africa?
– Para el continente africano, Barack es fuente de orgullo, porque su padre no viene de esclavos, sino que viene directamente de Kenia. Los africanos se identifican con Obama. Africa está haciendo progresos. Y en Sudáfrica, el Apartheid ha sido desterrado.

– Usted es un optimista…
– Yo no soy un optimista. Cada ser humano espera lo mejor. Mi maestro, Gadamer, decía que el pesimista se miente a sí mismo. Espera lo peor, pero en la esperanza secreta de que todo sea mejor. Pasa ante un examen, o ante un partido de fútbol. El ser humano no puede no esperar lo mejor.

– ¿Hay algún tema que le preocupe en particular ?
– La educación me preocupa mucho. No me gusta la educación que profetiza la desgracia. La gente sufre de eso. La gente se lamenta demasiado. Eso me parece una desgracia. Y es un olvido de lo que debe ser la educación, que, precisamente, debe ser la promesa de la salida de la ignorancia, de los prejuicios, de la estupidez humana, de la vanidad humana. Yo espero una educación con más esperanza.
Fuente: http://www.lagaceta.com.ar/nota/324808/Informacion_General/Disparando_contra_profetas_desgracia.html

Tucuman, ARGENTINA. Domingo, 03 de mayo de 2009

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