En él da cuenta de una ligazón entre el pensamiento y la
melancolía. Hay entre nosotros, dice Steiner retomando a Schelling, una
tristeza, una pesadumbre funda-mental.
Estamos condenados a pensar. Todo intento por librarnos del pensamiento nos
remite a él y en él nos hunde, pues todo pensar que intente escapar de sí
mismo no hace sino confirmar su propia condena. Francis George Steiner
(1929) literato, ensayista y filósofo francés que se ha vuelto
imprescindible en la actualidad, nos recuerda esta condición del ser humano
en su más reciente libro: Diez (posibles) razones para la tristeza del
pensamiento. En él da cuenta de una ligazón entre el pensamiento y la
melancolía. Hay entre nosotros, dice Steiner retomando a Schelling, una
tristeza, una pesadumbre funda-mental. “Hemos sido creados, por así
decirlo, entristecidos”. La tristitia del pensamiento es consecuencia no
sólo de ignorar qué es o en qué consiste pensar sino en estar reducidos
al propio pensamiento, maniatados a él.
En este texto, Steiner establece una analogía entre pensar y respirar, y
dice: “residimos en el mundo a través del pensamiento”. De él se
desprenden las concepciones gracias a lascuales el hombre se vincula con
los demás y con el mundo mismo. De ahí que no haya pensamiento inocente y
que sólo podamos deshacernos de él con la muerte. El pensamiento entonces,
como condena o martirio, nos distingue de las bestias pero también nos
recuerda un hecho: ser diferentes, ser ajenos a otros seres es ser
extranjeros. ¿Es el pensamiento una especie de exilio? ¿Equivale el pensar
a un destierro, a una expatriación? “La expulsión del Edén es una
caída en el pensamiento”, afirma nuestro autor. El pensamiento es un
castigo, nunca un premio como supusimos.
La pesadumbre del pensar, su tristeza y nostalgia no sólo residen en su
incapacidad para escapar de sí mismo, su necesaria auto referencia, su
vínculo indisoluble con un lenguaje limitado y limitante, su fundamento
oscuro, su anarquía o carácter ilimitado, su tozuda tendencia a la
falsificación y el engaño, sino también en la imposibilidad de
“comprender los pensamientos ajenos”. Nunca sabremos, dice Steiner, la
naturaleza de la desatención o la fantasía. Acaso estemos reducidos a
plantear la pregunta “¿en qué estás pensando?” Y esperar como
respuesta cualquier cosa. Esta imposibilidad de saber qué pasa por la
cabeza de aquel o aquellos quienes tenemos enfrente, nos hace “extraños
los unos para con los otros”. El pensamiento implica soledad, quizás
desolación.
Por otra parte, el autor sostendrá que si bien hay cosas –y muchas– que
se pueden pulir o perfeccionar con la práctica constante y disciplina,
“No hay una democracia en el genio”. El pensamiento tiene su origen en
una “colisión”. De ahí que, aun contra Descartes que pensó el
entendimiento como un atributo que se halla debidamente repartido entre los
seres humanos, nuestra autor sostenga que es éste el origen del
desequilibrio y el desajuste en que nos desenvolvemos.
Afirmará finalmente que “el pensamiento humano parece aborrecer el
vacío”. Al hombre le asusta la Nada. Este temor a la vacuidad será el
origen de la civilización y la cultura. Y es que el pensamiento –y esta
me parece es la idea que vertebra todo el libro– hace soportable nuestra
estancia en el mundo.
George Steiner,
‘Diez (posibles) razones para la tristeza del pensamiento’
México,
Fondo de Cultura Económica/Siruela,
Col. Centzontle,
2007,
84 pp.
Fuente: [email protected]
MEXICO. 16 de mayo de 2010
Por “naturaleza” el ser humano tiende a pensar negativamente más, que positivamente. De hecho hay factores culturales de crianza que en principios son más traumático que didácticos en el sentido racional. No solo la manera violenta como se reprime al niño, física y mentalmente (incluidas las emociones), sino el mismo proceso de inducción del medio cultural al proceso “metafísico” natural, dejado normalmente a la religión. El método opuesto, el de dejar el niño “al garete”, también resulta siendo lo mismo, ya que el niño resulta traumatizado, o bien por el dolor causado por su inexperiencia, o por el vacío emocional de no saberse parte de un continuo emocional en el cual expresarse y afirmarse (como parte de…) pudiendo generarse, por las dos vías, o problemas de comunicación dirigidos a la timidez e inseguridad, o de agresividad e impulsividad creyendo que no hay límites para sus ideas y acciones (tirano-suelos) o el deber de revelarse contra el medio, que oprime, y para lo cual forma parte importante el caracter (genético) con el que se nace…
Espontáneamente, todos por naturaleza, buscamos respuestas (existimos, luego pensamos) a interrogantes como de donde venimos, que somos, etc… y cuando esas respuestas se dejan a ideologías que colocan “el ser” y “al ser” en desventaja o en deuda metafísica, ya de hecho estamos desvalorizando la existencia misma, racionalmente, luego la racionalidad será negativa por principio de información y de emoción.
Ya la metafísica oriental ha dicho que entre nosotros y nuestros pensamientos no hay diferencia. Somos lo que pensamos. Y si la programación para pensar fue negativa, solo la tristeza, la melancolía y la depresión serán la “luz” que guíe ese pensamiento… o mínimo los pensamientos serán sin esperanza (aceptación de la realidad como imposible de cambiar) en la que ya es bastante “la desolación” como respuesta existencial.
Personalmente creo que sí hay “democracia en el genio”. Lo que no hay es democracia en la educación, (normalmente se educa impositivamente, en cualquier sentido), por lo menos hasta la edad en que ya se hace evidente el uso de razón. Y a partir de ahí ya cada quien por sus propios medios tendrá o deberá asimilar como bien o como mal, lo que decida aceptar para su vida… de acuerdo a su retroalimentador interior, su inconciente… (que no es otra cosa que “el guardado” informativo” al cual se hace referencia cuando se razona).
Cordial saludo.
P.D. Pero sí hay posibilidades de cambiar esa manera de pensar, inclusive al punto de saber lo que los demás están pensando…
“Huida ante el pensar”, Dice Steiner que el pensamiento parece aborrecer el vacio. Luego “Al hombre le asusta la Nada”. Pero, reflexiono, no venimos de la nada y a ella vamos. Sobre esto piensa el pensamiento?, o construye un velo para nada saber. Para que pensar?. ¡Cuidado!, que si lo haces, si corres el velo de Maya, esta un real insoportable. Como diria Heidegger, supongo,hablando del “Pensamiento Calculador”, calcula no medita. Calcular la distancia del velo. Y hasta te lo aconsejan los burocratas burgueses de la salud mental (en sentido sartreano) porque lleva a la locura-melancolia. Hago mio lo de Steiner: El pensamiento lleva en si una pesadumbre funda-mental.Voy, si puedo, por el libro. Gracias Martinez